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Néstor Francia / Análisis de Entorno: La MUD, deshojando la margarita (20-01-2017)

En nuestro Análisis de ayer, decíamos: “La ausencia de la MUD en la reunión de la mesa de diálogo pautada para el 13 de enero confirma el proceso de recuperación interna de las tácticas más radicales de la oposición. También ratifica que teníamos razón -aunque no la deseáramos- cuando desde 2015 veníamos diciendo que no habría diálogo en Venezuela y si lo hubiera, no sería eficaz”. Una vez más, deseamos de todo corazón estar equivocados, ojalá nuestro pueblo pueda librarse de un enfrentamiento violento extendido en el espacio y en el tiempo. Pero nuestra desconfianza sigue intacta, aunque aún brille en nuestros adentros un rayito de esperanza.

Este rayito que todavía nos alumbra reluce un poco más después de conocer de la reunión de ayer entre el presidente Maduro y los facilitadores internacionales del diálogo, los ex presidentes Samper, Rodríguez Zapatero, Fernández, Torrijos y además el nuncio Aldo Giordano, que es ahora el principal representante del Vaticano, que sigue ahí, a despecho de quienes celebraban por la supuesta renuncia de la llamada Santa Sede al proceso. No hay tal, solo un cambio en el “line up”. De hecho, Samper destacó el mensaje que le hizo llegar el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, “con la firme decisión del Vaticano de continuar su apoyo al diálogo e informar que, en esta oportunidad, monseñor Celli no estará presente en Caracas, asumiendo su representación el nuncio Aldo Giordano”.

Después de la citada reunión, el presidente Maduro tuiteó: “Excelente reunión con los acompañantes internacionales de Unasur y el Vaticano para fortalecer el proceso de diálogo político por la paz”.

El optimismo sigue presente en los principales actores del diálogo, exceptuando a la MUD. Samper, aseguró que el diálogo lleva un buen ritmo. Y la Unasur se expresó en un comunicado: “Nuestra presencia en Caracas y los contactos que estamos teniendo tanto con el Gobierno nacional como con la MUD están orientados a consolidar las condiciones para el relanzamiento del proceso, para lo que presentaremos una propuesta a las partes… Reiteramos nuestro compromiso y firme voluntad de seguir acompañando todas las gestiones necesarias para lograr la pacífica y democrática convivencia de la sociedad venezolana”.

Pero del lado de la oposición, casi todos los voceros presentan malos augurios y se muestran remolones a continuar en el proceso de diálogo. Hasta ahora una sola voz, casi en solitario, se deja escuchar desde aquellos predios con relativa propensión a la continuidad del proceso, la de Timoteo Zambrano, uno de los dialogantes de la derecha: “Aunque el Gobierno tiene la mayor cuota, la oposición también tiene responsabilidad porque el interés es nacional, no parcial, es de un país que está ávido de resolver los desencuentros que estamos viviendo los venezolanos, en términos pacíficos, pero lamentablemente el gobierno desconfía de la oposición y viceversa”.

Por supuesto, hay que esperar todavía a ver si nuestro pesimismo en cuanto al diálogo sale perdiendo, por el bien del país. Hoy se reúnen los facilitadores con la MUD ¿Saldrá de allí algún avance o insistirá la oposición en torpedear el diálogo poniendo condiciones que más bien deberían ser solo puntos de una agenda de discusión? Uno de los problemas más difíciles que se presenta ante los facilitadores es cómo conciliar las distintas posiciones que se manejan en la alianza opositora. Hay gente allí con  representación importante, como Voluntad Popular, totalmente reacia a que el diálogo se reanude. Otros mantienen posiciones vacilantes, cada vez más propensas a ceder al chantaje de los radicales, como el mismo secretario ejecutivo Jesús Torrealba. Otros, los menos, estarían dispuestos a dar tiempo al proceso, que sería lo correcto, si realmente la derecha estuviera pensando en la paz del país, que no lo está. Repetimos: el único resultado que parecen dispuestos a aceptar es uno que perfile la “salida” de Maduro antes de 2018 y la posibilidad de desbancar a la Revolución del Gobierno para ayer mismo. Capaz que decidan, al final, sentarse otra vez, para satisfacer a los numerosos e importantes factores internacionales que favorecen el dialogo, y volver a patear la mesa más adelante, en un momento más “conveniente”.

Algo que podría definir lo que ocurrirá de aquí en adelante con las conversaciones es el resultado de las marchas del lunes. La calle siempre tendrá que ver con este y todos los procesos en época d Revolución. Al país le conviene que la oposición fracase ese día, esto fortalecería las tendencias a seguir sentados ante la mesa de diálogo. Y a los radicales, en caso de un tal fracaso, que se desate la violencia, así que con toda seguridad existe ese plan B, al margen de que se realice o no, eso dependerá de circunstancias que solo se conocerá el lunes 23 de enero. Habrá que esperar.

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