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Rafael Simón Jiménez: El carnet de la infamia

 

La obligación de afiliarse al denominado “carnet de la patria “para la obtención de los cada vez más precarios y menguantes beneficios gubernamentales, se constituye en el mayor acto de ignominia, humillación y vergüenza que se recuerde en los anales de la Historia venezolana. La inscripción forzosa implica un doble ultraje, para quienes por hambre y necesidad aceptan formalizarlos contra su voluntad, y para quienes se niegan a ello y pasan a la categoría de excluidos y quedan estigmatizados en el lenguaje y las dispensas oficiales.

Resulta insólito, que quienes desde el poder, han destruido y arruinado la economía venezolana causando al pueblo sufrimientos y penurias insoportables, aspiren obtener beneficios de tal calamidad, estableciendo sobre el hambre de la gente un mecanismo de intimidación, chantaje y control político, pretendiendo que las victimas de sus arbitrariedades, abusos y disparates ruinosos tengan además que prestar adhesión forzosa a su colapsado proyecto político.

Los CLAP  con sus espaciadas y mezquinas raciones, son el testimonio vivo del fracaso de un modelo que demolió el aparato productivo venezolano, generando la inflación más alta del mundo,  la erosión vergonzosa de nuestro signo monetario, un brutal desabastecimiento, y sus secuelas de interminables colas, especulación, acaparamiento y bachaqueo, todo lo cual ha transformado en una calamidad la existencia cotidiana de los venezolanos.

Como si fuera poco el escarnio y agravio de tener que esperar semanas o meses por una cada vez mas encogida bolsa de comida, ahora pretenden imponer a los venezolanos un nuevo mecanismo de discriminación, exclusión y estigmatización forzándolos a obtener un carnet para poder acceder a las migajas que deja para los pobres el depredador régimen de Nicolás Maduro. En pocas palabras se pretende que los venezolanos se afilien y muestren adhesión a quienes son los responsables de sus penurias y sufrimientos.

Solo la impudicia y la desvergüenza, de quienes se sienten desasistidos de todo respaldo popular puede empujarlos a pretender obtener apoyos a costa del hambre y la necesidad de la gente; despropósito inútil por cuanto quienes tengan por extrema necesidad que someterse a la afrenta de obtener un documento, especie de tarjeta de racionamiento cubana, no desperdiciaran la primera oportunidad que se les presente para cobrar con su voto la pretensión de burla y humillación a las que quiere sometérseles.

El mal llamado “carnet de la Patria “no es más que el claro signo de los últimos estertores y pataleos de un régimen que por rapaz, incompetente y absurdo, es repudiado por la inmensa mayoría de los venezolanos.

 

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