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Rafael Simón Jiménez: Comunistas no salen con elecciones.

En la Venezuela caótica  de estos tiempos, Se ha hecho popular la conseja, de quienes frente al planteamiento de una vía democrática, pacifica, electoral y cívica, para poner fin al desastre actual; Esgrimen con aires de superioridad y con despliegue de supuesta erudición,  la consigna de “estos comunistas no salen con elecciones “. Esta postura categórica, que implica cierto desdén frente a la ingenuidad de pacifistas y demócratas, pareciera, tal es la convicción de sus propagantes, tener asidero teórico  en  manuales de ciencias políticas y corroboración practica en la experiencia cumplida en otras latitudes.

Pero para desencanto de quienes se presumen de sabelotodos e invocan la violencia como único camino para liquidar al desgobierno que ha llevado a Venezuela a la miseria y la ruina, lo que se ha visualizado y constatado en la experiencia mundial ha sido todo lo contrario a sus planteamientos. El imperio comunista que luego de la Revolución Bolchevique de 1.917 llego a oprimir y consolidarse en media Europa, termino liquidado desde dentro víctima de sus perversiones  y anacronismos y a pesar de todo su poderío militar y nuclear, implosiono sin que tuviera que dispararse un solo tiro, solo bajo la presión de multitudes que de manera pacífica y democrática se movilizaron en masa para exigir el fin de aquel malhadado experimento.

En China, el otro gran polo del comunismo mundial, los grandes aperturistas y reformadores encabezados por Deng Xiao Ping, se encargaron de realizar un gran proceso de reingeniería económica que dejo atrás “El gran salto hacia adelante “ o la Revolución Cultural “ grandes disparates que causaron no solo terribles purgas, sino peor aun grandes hambrunas con millones de muertos. China mantiene hoy un singular proceso que evolucionando hacia el libre mercado en lo económico, mantiene un régimen de partido único y de control político, cuyo progresivo desmantelamiento se prevé sea como en lo económico sin mayores traumas y sin desgarramientos violentos.

Idéntica suerte, han corrido los ensayos totalitarios de derecha, no menos crueles ni nefastos que los de inspiración marxistas y que han terminado en rotundo fracaso, dando paso a gobiernos democráticos, sin tener que apelar a la confrontación armada o a las luchas fratricidas.  Pinochet en Chile, Videla en Argentina, Stroessner en Paraguay, Velasco o Fujimori en Perú, todos fueron echados del poder sin necesidad de derramar sangre, ni someter a esos países a tragedias mayores que las vividas en sus tiranías.

El imperio Colonial Británico, o el engendro maléfico del apartheid sudafricano, poderosos e inconmovibles en su momento, cedieron ante la presión y la movilización de sociedades decididas a poner fin a lo absurdo. Mahatma Gandhi  o Nelson Mandela entraron por la puerta grande de la historia al demostrar la superioridad política y moral del pacifismo frente al belicismo y la violencia, y lograron construir sociedades prosperas  e incluyentes.

De manera que el curso de la historia y de los acontecimientos niega de plano que los “comunistas no salen sino con plomo “como lo sostienen desde la comodidad del escritorio y el refugio seguro, o desde las balas de  salvas de un twiter,  los que al estilo del “capitán Araña “instigan a la violencia, pero sin arriesgar en lo más mínimo su pellejo. En Venezuela será la unidad del pueblo, la conciencia colectiva, la movilización ciudadana, el activismo social y la beligerancia democrática y libertaria, quienes pondrán fin a un gobierno agónico y tambaleante cuya falta de apoyo político y electoral les impide continuar destrozando al País.

La otra cara de los violentos de cafetín y los fatalistas del enfrentamiento, está en el gobierno, cuyos principales voceros hartos de dinero mal habido repiten cansonamente que están dispuestos a dar sus vidas por la “revolución “. Esto resulta aun más risible, en boca de quienes corrieron y se rindieron como mansos corderitos el 4 de febrero de 1.992  y luego repitieron la dosis el 12 de Abril de 2.002, buscando refugio en embajadas y en casa de viejos amigos de la IV República, de donde salieron solo cuando constataron que Chávez estaba de nuevo en Miraflores.

Sería el colmo de la insensatez, que para poner término a un gobierno que se está cayendo solo,  víctima de sus disparates, ineptitud y corrupción, y que acumula niveles nunca vistos de repudio e impopularidad se tuviera  que derramar sangre de venezolanos.  Sera con una catarata de votos con la que saldrán  estos  incompetentes.

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