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Vladimir Villegas: El pran playero y el profesor preso

Uno no deja de sorprenderse en la Venezuela de hoy. Un peligroso pran, al parecer con alta vara entre las autoridades penitenciarias del país, es herido mientras se daba un bañito de playa y tomaba una buena dosis de sol en la Isla de Margarita. No lo hieren en el calabozo donde debería estar por sus delitos sino en Playa “Parguito”, junto a Playa El Agua, de los más cotizados balnearios de la Perla  del Oriente.

Y a pocos días de haber ocurrido ese hecho sangriento en el cual casi pierde la vida ese individuo, un profesor de la Universidad de Carabobo, Santiago Guevara, es detenido luego de acudir a una citación de la Dirección General de Contra inteligencia Militar. Se le acusa , según he leído, de traición a la patria, y en consecuencia su caso está en manos de un tribunal militar, sin importar que es un civil y, de acuerdo con la Carta Magna, debe ser juzgado por sus jueces naturales.

No conozco personalmente al profesor Guevara, pero algo debe decirnos de su integrad como docente y como venezolano que el muy plural mundo académico venezolano esté reaccionando con indignación por su detención, y sobre todo por esa grave acusación de traición a la patria. Hoy el profesor Guevara pasa a engrosar la lista de más de cien presos políticos  en nuestro país. Y uno se pregunta hasta cuàndo  va a seguir creciendo  esa lista.

En Venezuela se anuncian tantas conspiraciones como aumentos del salario mínimo en estos tiempos de economía inflacionaria. Los directivos de los organismos de inteligencia deben saber, porque por algo están allí, que la absoluta mayoría de la población rechaza este tipo de medidas judiciales como la que hoy mantiene tras las rejas a este docente carabobeño. Es el tutor de la tesis de uno de los hijos del general Raúl Isaìas Baduel. ¿Será eso suficiente para que alguien sea sospechoso o sea acusado de conspirar? ¿O tiene que ver esto con las posiciones críticas del profesor Guevara?  No hay que estar totalmente de acuerdo con el tono de lo que dice o puede decir el docente jubilado encarcelado para oponernos a que siga incrementándose el número de compatriotas detenidos por sus ideas.

No he visto al Defensor del Pueblo, Tarek William Saab, ocuparse de este caso.  Eso sería lo mínimo que debería hacer mi amigo Tarek frente a un hecho que ha conmocionado al Estado Carabobo y a los universitarios del país. Y, por supuesto, abogamos en primer lugar por el debido proceso al que tiene derecho el profesor Guevara.

Mi condición de hijo de un preso político de la dictadura y de los primeros años de la democracia representativa me obligan a no ser indiferente en ningún caso que implique la detención de alguien por razones afines, conexas o ligadas de alguna manera a la actividad política. Y mi condición de comunicador social también me impone el deber de la solidaridad con alguien que pueda estar siendo criminalizado por sus ideas. Y, por si fuera poco, debo decir que mi nombre està al pie de la Constitución de 1999. Precisamente fui vicepresidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Nacional Constituyente, que presidió el actual Defensor del Pueblo.

Por lo tanto, todo lo que nos huela a detención arbitraria nos inquieta. No quisiera que ninguna familia viva en su seno la angustia de que alguno de sus miembros esté tras las rejas injustamente. Es la misma sensación que produce la impunidad con la cual actúan criminales que nunca llegarán a pagar por sus delitos. Por eso preocupa el concepto de justicia que impera en nuestro país.

Un pran se baña de los más tranquilo en una playa mientras un profesor universitario jubilado va a la cárcel por acusaciones que, salvo prueba en contrario, parecen ser elaboradas bajo los mismos parámetros con los cuales se han hecho muchos de los gráficos con flechas, fotos y demás elementos que sirven para sustentar denuncias de supuestas conspiraciones nacidas de una mente brillante pero ya repetitiva.

  • Maria Rodriguez

    Increible….pero cierto