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Néstor Francia: Hacia la Asamblea Constituyente (25-04-2017)

Hoy, en lugar del Análisis, va este documento que he venido preparando desde hace algunos días y al cual doy carácter de urgencia, sobre todo después de que el presidente Maduro hablara el domingo sobre un “nuevo desencadenante histórico” y se perfilara la posibilidad de que se convoque a una Asamblea Nacional Constituyente. En todo caso, creo que la principal tarea del chavismo hoy es la presentación de una oferta política que “desencadene” al Poder Constituyente y recupere el espíritu revolucionario adormecido que había sido despertado por Hugo Chávez. Soy de los que creo que la crítica sin propuestas es cómodo pero inútil.

Hacia  La Nueva Asamblea Nacional Constituyente

Cada ataque contrarrevolucionario debe ser respondido con el impulso y la profundización de la Revolución.

Hugo Chávez, 5 de mayo de 2006

El pueblo venezolano, desde el punto de vista político, enfrenta una situación difícil, además de las dificultades económicas y de cualquier otra índole. El año 1998, durante la campaña electoral de entonces, Hugo Chávez presentó una oferta política que interpretaba a cabalidad los deseos de cambio de los venezolanos. La oferta se corporeizó en la propuesta de la Asamblea Nacional Constituyente, la cual planteaba cambios radicales en la estructura del Estado venezolano y en el carácter de la democracia que significaban un importante paso de avance que permitiría a nuestro pueblo abrir las puertas a transformaciones que apuntaban a su redención social y además al rescate de su soberanía, tanto desde el punto de vista interno como desde el externo.

El proceso constituyente, la activación del Poder Constituyente para refundar la República, reconstruir a Venezuela, es un eje central de este proyecto.

Hugo Chávez, 12 de abril de 1999

Esta oferta permitió dar inicio al Proceso Constituyente, en el cual el principal factor protagónico habría de ser el Poder Constituyente, el poder popular, el poder del pueblo. Chávez imaginó que el Proceso Constituyente, como todo proceso, constaría de varias fases. La primera fase fue la decisión popular, expresada en referéndum, de realizar la Asamblea Constituyente, que finalmente se llevó a cabo y se plasmó en la propuesta de la Constitución Bolivariana de 1999. La segunda fase de ese proceso constituyente fue la discusión democrática, nacional del texto constitucional presentado al pueblo por la Asamblea Constituyente y su consagración, por el voto popular, el 15 de diciembre de aquel año. Y después de esa elección popular, comenzaría la fase más prolongada y difícil de ese proceso, la fase ejecutiva, en la cual el pueblo, dirigido por la vanguardia revolucionaria, iría haciendo realidad, paulatinamente, los objetivos plasmados en la Constitución Bolivariana.

Y finalmente viene la fase más larga y la más compleja: la fase ejecutiva… Esta fase de ejecución de la Constitución, te repito, es sin duda la más compleja. Se trata de legislar para que ese proyecto (…) no se quede ahí en la teoría o no se quede en la gaveta, no se quede en el proyecto, en el sueño, en la utopía. Tenemos que engancharlo con la realidad.

Hugo Chávez, entrevista de Marta Harnecker

Ese Proceso Constituyente aun continúa en desarrollo y ha avanzado en muchos sentidos. Es bueno recordar que la propuesta de Hugo Chávez, desde el punto de vista estratégico, no se refiere, fundamentalmente, ni al tema económico ni al tema social, si bien involucraba, por supuesto, a esos dos temas. La propuesta estratégica de Chávez es una propuesta política, una propuesta transformadora de las estructuras de la sociedad. Es una propuesta que postula, como alma, como meollo, como centro la construcción de una sociedad participativa y protagónica, en la que paulatinamente se fuese dando un empoderamiento del pueblo y la sustitución del viejo Estado por un Estado nuevo que fuese el anuncio de la sociedad del futuro. Un Estado nuevo en el que el Poder Popular no cesara de realizarse y de crecer.

Ese proceso, que ha tenido sin duda avances, se encuentra estancado en este momento. El pueblo venezolano lo sabe, por eso está planteando con urgencia, con convicción, con sabiduría la necesidad de nuevos cambios. Cambios que la mayoría de los venezolanos siguen concibiendo como necesarios, pero dentro del Proceso Constituyente, del proceso revolucionario que inauguró Hugo Chávez. No son los cambios que está proponiendo la derecha neoliberal y pro imperialista los que quiere nuestro pueblo. Son cambios dentro de la Revolución. Sobre todo cambios para hacer avanzar la Revolución.

Me monté en una ola y a lo mejor la ola me pasa por encima mañana, no sé ni me importa. Que la ola siga su rumbo, eso sí, que siempre haya un colectivo llevando la ola

Hugo Chávez, 19 de abril de 1999

Por supuesto, y como todos sabemos, nuestro pueblo en estos momentos está viviendo grandes dificultades, como consecuencia, por una parte, de la brutal agresión económica, política y mediática del imperialismo y la oligarquía, y también, hay que decirlo, por graves errores cometidos, no de ahora, sino desde hace mucho tiempo, por la dirigencia revolucionaria y quienes la hemos apoyado. Dirigencia que ha jugado, y esto hay que dejarlo claro de una vez, un papel loable, encomiable, trascendente en la defensa del Gobierno Bolivariano, de la soberanía de la Patria y de los derechos sociales del pueblo, y eso habrá que agradecérselo eternamente. Pero también parte de nuestra dirigencia pareciera por momentos no entender a cabalidad el destino que a esta Revolución le impuso Hugo Chávez, que no es otro, como dijimos al principio, que la transformación estructural de la sociedad y, sobre todo, la transformación estructural del poder político.

Entendamos que nosotros, los representantes del pueblo, jamás, pero jamás de los jamases, podemos pretender sustituir a la masa, al colectivo, al dueño, al soberano que nos eligió; ellos son los dueños del poder, no somos nosotros los dueños del poder. Esa esuna concepción básica de la Revolución Bolivariana

Hugo Chávez. Discurso ante la Asamblea Nacional, 2000

En este momento, en el que la izquierda latinoamericana se enfrenta a serios problemas de definiciones políticas, de comprensión del camino que debe seguir para garantizar la independencia e impedir que las fuerzas reaccionarias recuperen terreno y secuestren la voluntad popular por medio del uso de los formalismos y herramientas de la democracia liberal burguesa, Venezuela, su pueblo y su dirigencia revolucionaria pueden jugar una vez más un papel señero, un papel ejemplar en el relanzamiento del programa revolucionario que a finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI poco a poco fue siendo asumido por los pueblos del continente y que fue obteniendo importantes victorias a lo largo de toda América Latina y el Caribe en países como Argentina, Brasil, Ecuador, Bolivia, Venezuela, Uruguay, Nicaragua, El Salvador, naciones del Caribe y, por supuesto, siempre con la presencia, importantísima y ejemplar, de la Revolución Cubana, el primer gran intento, después de tantas luchas, de construir de manera estable, de manera victoriosa una revolución social que diera los primeros pasos hacia el Estado de derecho y justicia por el cual tanta sangre se ha derramado y tantos sacrificios han hecho los pueblos del continente.

El pueblo venezolano está reclamando cambios profundos, cambios estructurales, cambios que regeneren la confianza, la esperanza y los sueños que parecen difuminarse en el tiempo implacable. Las más recientes cifras que revelan estudios serios y confiables sobre las posiciones políticas actuales de los venezolanos nos indican que menos de tres de cada diez habitantes de este país se identifican en este momento con la representación política de la Revolución. Un porcentaje también inferior al 30% se identifica con la representación política de la oposición. Es muy significativo el hecho de que el sector de la población que ha venido creciendo de manera persistente es aquel que dice no sentirse representado por ninguno de los dos polos políticos visibles en el escenario de la lucha por el poder en Venezuela.

Ese segmento de la población, los llamados “no alineados”, que hasta hace apenas unos tres meses podría considerarse como la primera minoría, puesto que representaba el 40% de los ciudadanos, ya ha alcanzado, en los más recientes estudios del mes de abril de 2017, cifras ligeramente superiores al 50%, es decir que la tendencia de crecimiento de tal sector, que venía mostrándose de un tiempo a acá, se ha acentuado. Esa nueva mayoría es la mitad del país. Son cifras preocupantes porque la defensa de la Revolución Bolivariana requiere del respaldo del pueblo. Sin el apoyo popular mayoritario, la Revolución no solamente va a seguir siendo peligrosamente inestable, sino que además va a marchar irremediablemente hacia una situación en la que lo más probable es que pierda el control del gobierno de Venezuela, y eso significaría un golpe muy grave, muy doloroso para toda la revolución  continental. Significaría también que se pueda producir un reflujo notable y prolongado del movimiento de masas venezolano o una circunstancia de violencia que obligue a grandes sacrificios e ingentes sufrimientos para nuestro pueblo.

Ante la posibilidad de ese escenario negativo que estamos describiendo hay dos caminos. Uno es aquel que plantean la oligarquía reaccionaria y sus mentores imperialistas, y el otro es el camino de la Revolución. Ahora bien, ese segundo camino, que para nosotros es el primero, el deseable, el único que podría salvar a la Patria y al pueblo de un desastre de enormes dimensiones, es el camino de la profundización de la Revolución Bolivariana. Es el camino que implica más democracia, más participación y protagonismo popular, y por lo tanto más revolución. Y tal camino solo se puede construir con un cambio radical y profundo de las estructuras que están frenando el desarrollo del movimiento revolucionario en Venezuela, de la Revolución Bolivariana, y que también, y en general, es un proceso que se está viviendo en todo el continente.

“Cada día deben ser gobiernos populares los que deben consolidarse en Venezuela (…) Les pido, como pediría por mi vida, que avancemos en la profundización de la democracia revolucionaria y de los autogobiernos populares, ¡debe ser el pueblo quien gobierne!”

Hugo Chávez, 20 de mayo de 2006.

Frente a esto, los revolucionarios venezolanos deben asumir sin temores, con coraje las tareas que se les están planteando. Deben asumir los riesgos que esas tareas conllevan y abandonar toda posición conservadora, toda posición conformista, porque si bien tenemos grandes logros, es mucho más los que nos falta por hacer y sobre todo en el sentido de la transformación política profunda de la sociedad y en el sentido de las transformaciones estructurales profundas que esa sociedad está reclamando.

Invito a todos a que caminemos, sin temores de ningún tipo y sin pausa alguna, hacia la consolidación de las estructuras del nuevo Estado social, de derecho y de justicia; avanzando en la conformación del socialismo del siglo XXI en Venezuela.

Hugo Chávez, 20 de mayo de 2006

El movimiento revolucionario estará en cada vez más graves problemas, si no es capaz de interpretar esa realidad y los reclamos del pueblo, aquello que el pueblo está exigiendo todos los días en la calle. No con las manifestaciones violentas y las acciones callejeras de la derecha, sino en su vida cotidiana, en los mercados, en las colas, en los abastos, en las panaderías, en las tiendas, en las paradas de buses. El pueblo está mostrando por doquier su inconformidad y sabe ciertamente que el país, que la sociedad, en este momento necesitan esas transformaciones estructurales profundas que hemos venido señalando. El pueblo  quiere que se ponga fin a la ineficiencia, que se ponga fin a las manifestaciones de corrupción, quiere combatir esa percepción tan negativa de que la representación política en Venezuela cada vez más es ejercida por unas élites que se han venido alejando de la gente de a pie. No se trata, en última instancia, de si esto último es cierto o no, sino que es lo que el pueblo está percibiendo. Tal percepción se sabe, se conoce, la señalan todos los estudios creíbles. Por supuesto, ese distanciamiento cuesta que sea notado por quienes viven encerrados en una burbuja, cocinándose en su propia salsa, encerrados en el mundo limitado de sus copartidarios donde se genera una especie de realidad virtual que no se corresponde con los sentimientos reales que está expresando el pueblo en las calles.

En fin, podemos decir que el pueblo sabe lo que no quiere e intuye lo que quiere. Pero desconoce el “como”, la vía, la estrategia. Es allí donde se haría valer el papel de la vanguardia.

¿Y qué es lo que el pueblo sabe que no quiere? Le molesta terriblemente la sensación de que le está siendo secuestrado su poder, el poder que le ha sido ofrecido por el chavismo y que ha saboreado ya de manera relativa, limitada y sobre todo, desde el punto de vista subjetivo, de manera significativa. Es eso lo que no quiere, que ese poder le sea usurpado por nuevas élites, por cúpulas. El pueblo sabe lo que no quiere: no quiere que involucione todo aquello que Chávez detonó, el poder popular que ya ha sido saboreado por el pueblo, en un proceso de digestión interrumpida, por medio de variadas experiencias; consejos comunales, mesas de trabajo, gobierno de calle, parlamentarismo de calle, recientemente los CLAP.

No hay ninguna duda de que la Revolución Bolivariana le ha dado y le sigue dando al pueblo poder, pero desde el punto de vista de las necesidades de ese pueblo y de lo que podemos llamar el “poder real”, el pueblo ha comenzado a sentirse frustrado, porque el poder muy limitado que ha alcanzado con la Revolución Bolivariana no se ha seguido desarrollando al ritmo que exigió Chávez cuando pronunció una frase que jamás podemos olvidar: ¡Comuna o nada! Hay la sensación en las bases populares, incluidas las bases del chavismo, de que en este momento se está más cerca la Nada que de la Comuna. El descreimiento y la desesperanza están ganado espacios aceleradamente poniendo en peligro ya no solo la posibilidad de que siga creciendo el Poder Popular sino de que se pueda perder, inclusive, buena parte de aquello que se ha logrado hasta ahora en ese sentido.

Estamos empeñados en continuar por este rumbo en lo social, en lo político, una democracia plena, cada día más vigorosa, participativa y protagónica

Hugo Chávez, 15 de mayo de 2006

El pueblo sabe que al no tener poder suficiente para ejercer el control sobre los distintos procesos y gestiones de gobierno, ello da cabida a que persistan altos niveles de ineficiencia, bolsones de corrupción, verticalismo en la toma de decisiones, concepción del trabajo -inclusive dentro del Estado mismo- como instrumentalización, como una forma de subsistencia y no como una herramienta de realización social. Esto último es una buena muestra de cómo las ideas que aportó Chávez para fortalecer paulatinamente el Poder Popular se encuentran estancadas ¿Dónde están los Consejos de Trabajadores? ¿En qué ministerio o empresa del Estado funcionan realmente los Consejos de Trabajadores? Es posible que existan en algunos entes del Estado, pero serían las excepciones que confirmarían la regla. Ni qué decir de las empresas privadas.

El pueblo sabe lo que no quiere. No quiere más frenos burocráticos al desarrollo de su poder. No quiere más la frustración de ver a dirigentes y partidos, incluyendo aquellos de la Revolución, que toman permanentemente decisiones sin consultar la voluntad popular en los distintos niveles de la vida social, sin abrir espacios suficientes de debate verdadero de ideas, sin prestar oídos a las quejas, cuestionamientos, críticas y propuestas que abundan, que cunden, que pululan en los espacios donde el pueblo vive su existencia cotidiana.

Sin un pueblo despierto, consciente y en movimiento no hay revolución posible, no hay Mesías, no hay caudillo que pueda conducir un proceso revolucionario, sólo es el pueblo y esa es la condición sine qua non para que haya proceso revolucionario

Hugo Chávez, 19 de abril de 1999

La idea transversal de la Constitución Bolivariana de participación y protagonismo popular se ha venido convirtiendo en una entelequia. Llegados a este punto, debemos ser absolutamente claros: no estamos responsabilizando de esto a ninguna persona. No estamos diciendo que esto sea culpa del presidente Maduro, de algún ministro, de algún presidente de institución o empresa del Estado. No estamos diciendo que esto sea responsabilidad exclusiva de los dirigentes altos y medios del PSUV o de cualquiera otra organización del Gran Polo Patriótico. Es una responsabilidad compartida de todo el movimiento revolucionario, pues nos referimos a problemas estructurales que tienen que ser resueltos.

Hablamos de que son las estructuras del Estado y el actual sistema electoral que imperan en Venezuela lo que está trabando el desarrollo del Poder Popular. Este desarrollo del Poder Popular solo puede avanzar de abajo hacia arriba, solo puede ser obra del pueblo mismo. No es el Estado el llamado a realizar el Poder Popular. Claro está, el Estado podría ayudar, pero solo si la dirigencia revolucionaria y en general toda la vanguardia de la Revolución comprende aquellas realidades que estamos señalando, y si quienes tienen responsabilidades de Gobierno y de conducción partidista asumen esa realidad, la enfrentan con firmeza, con decisión y, sobre todo, con un gran espíritu y una clara mentalidad creativa revolucionaria, y si emprenden aquellos caminos que impulsen al pueblo mismo hacia la radicalización y profundización política del proceso revolucionario, y hacia la generación de aquellas herramientas que permitan transformar las estructuras del Estado para que se abra cauce a un verdadero crecimiento de la participación y el protagonismo del pueblo.

Sin una transformación a fondo de las estructuras del Estado y del sistema político venezolano no hay posibilidades de impulsar un proceso realmente productivo de desarrollo económico y social

Hugo Chávez, 29 de abril de 1999

En este momento, el movimiento revolucionario representado por el chavismo necesita presentarle al pueblo venezolano una oferta política concreta que apunte a recuperar el protagonismo del Poder Constituyente, y a transformar las estructuras del Estado y el sistema electoral venezolano para avanzar hacia nuevas etapas de la Revolución, en los términos en que fue planteada por Hugo Chávez y que quedaron asentados en el espíritu de la Constitución de 1999 y en los principios sostenidos en el discurso de la dirección revolucionaria.

La democracia meramente representativa se convierte en una trampa que encierra y mata las esperanzas de un pueblo.

Hugo Chávez, 9 de abril de 2006

Solo una oferta política en términos concretos, revolucionaria, radical, capaz de levantar el espíritu del pueblo y de abrir nuevos cauces que reediten la pasión que despertaron las ideas de Hugo Chávez, puede lograr que la revolución venezolana transite con éxito estos momentos de dificultades y derrote de manera contundente los planes restauradores del imperialismo y la oligarquía.

No hay dentro de los esquemas de la democracia liberal burguesa y en los términos del sistema electoral burgués imperante todavía en Venezuela ninguna posibilidad de que el Gobierno Bolivariano sobreviva en un sentido de avance hacia nuevos objetivos históricos. La revolución venezolana tiene, pues, la gran oportunidad no solo de salvar los enormes obstáculos que tiene en su camino, sino además de ser ejemplo, una vez más, para el movimiento revolucionario continental en cuanto a los avances que en esta etapa se hacen imprescindibles, avances hacia la conformación de una estructura del Estado que dé protagonismo real al Poder Constituyente, al Poder Popular.

En este momento se hacen necesarias reformas a una Constitución que si bien es de avanzada, tiende ya a convertirse en camisa de fuerza para el pueblo de cara a los progresos imprescindibles para que sigan realizándose el sueño y el mensaje que nos transmitió Hugo Chávez. Es decir, para que continué marchando hacia un Estado de derecho y justicia, hacia una sociedad participativa y protagónica, hacia una sociedad de iguales, hacia una sociedad que tenga como motor principal los poderes creadores del pueblo.

Invito a todos a que caminemos, sin temores de ningún tipo y sin pausa alguna, hacia la consolidación de las estructuras del nuevo Estado social, de derecho y de justicia; avanzando en la conformación del socialismo del siglo XXI en Venezuela.

Hugo Chávez, 20 de mayo de 2006

Esa oferta política tiene que distanciarse de los ofrecimientos y propuestas tradicionales electorales correspondientes a la democracia burguesa y dirigirse más bien a la realización

cada vez más cierta de la democracia revolucionaria. No puede ser una oferta electorera para mantener a duras penas gobernaciones y alcaldías, ni para elegir un Presidente en medio de las conocidas trampas de la democracia burguesa. No puede ser una oferta para mantener las cosas como están sino para cambiarlas en modo notable. No puede ser una oferta para prolongar las estructuras caducas del Estado burgués ni la organización piramidal seudo democrática que establece la democracia liberal burguesa.

Es en estos argumentos que se fundamenta la propuesta de que se convoque de manera perentoria una Asamblea Nacional Constituyente que afronte los cambios constitucionales que garanticen una verdadera participación y protagonismo del Poder Constituyente y que inicie un nuevo ciclo de la Revolución en la que la estructura del Estado se ponga realmente al servicio de la mayoría y se evite el peligro de la conformación de nuevas élites que usurpen la soberanía y el poder del pueblo. Que dote al Poder Popular de poder real, capacidad de decisión, protagonismo de base, capacidad verdadera de control social.

Se propone que se inicie un debate nacional sobre la conveniencia de la Asamblea Constituyente, se suspenda oficialmente cualquier evento electoral futuro antes de que se realice y se concluya tal debate, se convoque un referéndum en 2018 para que el pueblo decida si conviene o no la Constituyente y se prefigure la realización de elecciones generales después de que se introduzcan los cambios constitucionales que el pueblo apruebe soberanamente, en caso de que el mismo se muestre de acuerdo con la Constituyente.

Convocamos a la conformación de un movimiento nacional por la Asamblea Constituyente. Para ello hemos creado un correo electrónico. Si usted está de acuerdo con los elementos principales de esta propuesta (que no es más que un papel de trabajo para ser discutido),  comuníquese a ese correo y en tiempo perentorio será invitado a las primeras reuniones para ir perfilando la idea.

Toda revolución requiere nacimientos y renacimientos, muerte y parto; parto permanente de lo nuevo, muerte permanente de lo corrupto y podrido.

Hugo Chávez, 9 de abril de 2006

El correo es: [email protected]

El proceso revolucionario es como un río que va corriendo y enfrenta distintas situaciones que se van presentando, no es estático. Si no, no sería una revolución.

Hugo Chávez, 5 de mayo de 2006

 

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