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Néstor Francia / Análisis de Entorno: Un primer balance de la ANC (18-09-2017)

Ha pasado mes y medio desde que se instaló la Asamblea Nacional Constituyente. No hemos faltado a una sola sesión ni hemos llegado una sola vez tarde. Es decir, hemos seguido minuto a minuto el desarrollo de este importante evento. Hemos observado con atención lo que allí ocurre, sin dejar por ello de compartir con nuestros camaradas de manera fraterna y tratando de sembrar alegría y positivismo, como hacemos en cualquier parte, ya que creemos que “la vida es bella”, como el título de la célebre y polémica película de Roberto Benigni. Creemos, pues, que ha llegado la hora de hacer nuestro primer balance.

Sin duda, la Asamblea Nacional Constituyente es el nuevo y gran factor político en Venezuela. Su elección e instalación ha cambiado de raíz el escenario general del país y se ha constituido en una relevante victoria del chavismo. Igualmente ha tomado notable e impactantes decisiones, como el despido de la perturbadora ex fiscal Luisa Ortega Díaz, y su sustitución por un luchador político probado y valiente, Tarek William Saab. Esta medida ya está dando resultados muy auspiciosos en la lucha contra la corrupción y las mafias incrustadas o amparadas en esa institución. Con la ágil gestión de Tarek, seguramente estas investigaciones se profundizarán y seguirán arrojando resultados.

También se aprobó en la Constituyente la Ley para la Comisión por la Verdad, Justicia y la Legitimidad Pública. De ella dijo la presidenta de la ANC, Delcy Rodríguez, que “esta ley es un poderosísimo instrumento para sofocar la violencia, el odio y la intolerancia”. Dentro de esa misma línea, está en discusión la Ley contra los Delitos de Odio, Intolerancia y Violencia, presentada por el presidente Maduro.

Se ha creado la Comisión de Economía Productiva, que discute actualmente las 8 leyes que presentó el Presidente para generar soluciones atinentes a las actuales dificultades económicas, y vías para superar el agotado modelo del rentismo petrolero y establecer un nuevo sistema económico productivo y solidario, sin dejar de plantear esquemas para tratar de aligerar la pesada carga que pesa sobre la economía cotidiana del pueblo, como el Plan 50. Son ideas positivas cuyo éxito dependerá de que el país las asuma y no se las deje como asunto exclusivo al Gobierno.

Ante la ANC se han presentado representantes de los distintos poderes públicos para subordinarse a su poder plenipotenciario, incluido el Presidente de la República, con la excepción de la Asamblea Nacional en desacato, cuya directiva fue convocada, pero no asistió.

También han hecho presencia en el Hemiciclo Protocolar del Palacio Federal Legislativo representantes de distintos sectores del país, como juventud y cultura. Se ha tomado otros acuerdos referidos a diversos temas, en defensa de la Patria y la Revolución, y con referencia a otros asuntos de importancia.

La ANC aprobó el adelanto para el mes de octubre de las elecciones regionales de este año. El hecho de que la oposición haya hecho elecciones primarias y haya postulado candidatos para esos comicios es un reconocimiento tácito a la autoridad de la Constituyente.

Se ha creado 22 comisiones que abordan desde distintas perspectivas los nueve puntos propuestos por el presidente Maduro como agenda constituyente (finalmente diez, con el agregado del tema sobre derechos de la mujer). Las comisiones son una de las cosas más interesantes y prometedoras de la Constituyente, pues allí se dará seguramente los debates sobre unos cuantos asuntos concretos aun no abordados, se manifestarán las distintas corrientes, tendencias y posiciones que conviven en el chavismo y se establecerá por lo tanto caminos para seguir construyendo los fundamentos legales y políticos que determinarán el futuro inmediato de la Revolución Bolivariana.

Una de las cosas más positivas de la Constituyente es su contribución a la reactivación, reorganización y movilización del movimiento popular. Nosotros mismos hemos promovido el Comité Popular Constituyente en Santa Rosalía-Centro, en pleno desarrollo, y hemos participado en otras asambleas y eventos con el Poder Popular.

El balance de estas primeras semanas de Constituyente es, en nuestra opinión, altamente positivo. Ha mostrado grandes diferencias con respecto al sector opositor. La ANC ha sido ejemplo de unidad en la diversidad, pues si bien todos sus integrantes son chavistas, se ha visto igualmente que el chavismo se nutre de muy variados sectores del pueblo que están representados allí: trabajadores de distintas áreas productivas y de servicio, estudiantes, mujeres, empresarios, profesionales, diversas etnias, entre ellas las originarias, pensionados, discapacitados, intelectuales, artistas, etc.

Mientras la Asamblea Nacional adeco-burguesa se ha convertido en una especie de entelequia inútil, que a menudo no se reúne por la falta de quórum, los constituyentes han mostrado una férrea disciplina, con la absoluta mayoría de ellos asistiendo a las sesiones y conformando con largura el quórum necesario para los debates. Es un cuerpo activo, omnipresente, sin duda revolucionario.

Y ahora vienen los “peros” (parafraseando a nuestro dilecto amigo Perucho Conde, decimos “¡que broma que siempre hay un bendito pero!”). Veamos.

Una crítica que han hecho algunos, inclusive a lo interno de la ANC, es la unanimidad en la toma de decisiones, y en la aprobación de ideas y discursos. Nosotros creemos que, siendo que en las plenarias se ha presentado los grandes temas políticos del país, es natural que haya unanimidad básica, pues la Asamblea está conformada, en términos cercanos a lo absoluto, por militantes chavistas. El hecho de que la derecha se haya negado a participar, ha desembocado en la elección casi total de activistas políticos y sociales del chavismo. No obstante, nosotros somos de la opinión de que la dirección política de la Asamblea tiene la obligación de promover el debate de los temas. En buena parte lo ha hecho, al invitar a compatriotas que no están incluidos en la ANC y que han expresado interesantes ideas y propuestas. Esperemos que el trabajo de las comisiones fomente el necesario debate de ideas que luce inevitable.

También se ha criticado la toma de decisiones ejecutivas y verticales por parte de la directiva del cuerpo y de la dirección política chavista. Esto incluye definición de la agenda de las sesiones y determinación previa de las intervenciones en la plenaria. Nosotros creemos que esto ha sido necesario en esta primera etapa, para evitar la dispersión y debates estériles sobre grandes temas en torno a los cuales hay acuerdo fundamental. Somos creyentes de la necesidad de la Dirección política en cualquier campo de la Revolución. Recordemos que se está hablando de una actividad que puede durar dos años y hasta más, por lo que ya habrá tiempo de democratizar más los debates, confrontar posiciones, corrientes y tendencias, y morigerar el verticalismo que sin duda ha imperado en las primeras de cambio.

Por nuestro lado, tenemos una crítica principal, que es consecuencia de un reiterado error del chavismo que se ha contagiado a la Constituyente: el sectarismo dogmático y repetitivo. Ha habido muchas intervenciones reflexivas, profundas, creativas, que aportan ideas e iniciativas. Pero también otras que, sinceramente, son más de lo mismo: la arenga que reitera el discurso agotado que solo va dirigido a los convencidos, que no solo no suma, sino que inclusive nos aísla de importantes sectores del pueblo para los cuales somos ya parte del paisaje, lo que nos ha llevado a perder la conexión, al asemejarnos a una secta cerrada y en cierto sentido excluyente. Lo hemos dicho reiteradas veces: mientras no volvamos a tener al menos el 60% de decidido favor popular, seremos vulnerables y la derecha tendrá alicientes para la conspiración y la violencia.

Los constituyentes tienen el deber de elevar el nivel político de su discurso, hacerlo más amplio e inclusivo, convocar con mayor creatividad y novedad. Por ejemplo, no puede ser que esta destacada vanguardia aplauda a rabiar, como pasó, palabras como “somos el país más bello del mundo” y “los venezolanos somos el mejor pueblo del mundo”. Esto no es más que chauvinismo y arbitrariedad. Todos los países tienen cosas bellas, hemos viajado suficientemente como para constatarlo. Y todos los pueblos tienen valores, así como vicios. Hay que crecer en cultura política, en profundidad intelectual, en conciencia crítica. El país nos escucha y está pendiente de nosotros, tenemos que ser mucho más que fanáticos o miembros de una especie de religión política.

Nosotros, así lo confesamos, a menudo aplaudimos también, y hasta de pie, conceptos o palabras que no compartimos. No queremos romper el espíritu de cuerpo, la emoción chavista, que es en general una cosa buena y sana, más allá de los errores e incomprensiones. Además, la mayoría de quienes incurren en lo que señalamos, lo hacen con la mejor de las intenciones (siempre habrá algunos pocos que solo buscan la condescendencia del poder, la figuración o la lisonja). Pero también cabe recordar que “de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno”. Reflexionemos, profundicemos, el compromiso es demasiado grande.

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