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Guillermo Ortega: Macroeconomía de lo sencillo

¿Cuál es el origen del desbalance? El principal desequilibrio que tiene la economía venezolana es fiscal; el Gobierno otorga una serie de subsidios, los cuales terminan siendo muy regresivos e ineficientes; los más notables, el combustible y el subsidio cambiario, que hoy alcanzan casi 12 puntos del producto, más o menos la misma magnitud del déficit del sector público. Ese desequilibrio tiene una dimensión cambiaria, expresada a través de la brecha entre los tipos de cambios oficiales, que básicamente es un impuesto que se coloca a la principal industria petrolera y una dimensión monetaria que es la expansión de los agregados monetarios y la respuesta de la gente tratando de deshacerse de los excesos en sus portafolios. Es cierto que el esquema cambiario está montado de forma determinante sobre ese mecanismo, pero desmontar solo la distorsión cambiaria no necesariamente resuelve el problema. Estamos en un punto donde, si el Gobierno hoy dejara flotar la tasa de cambio o mantiene la estructura de tipos de cambio diferenciales, aun con mercado cambiario paralelo formalizado, la senda de ajuste del tipo de cambio y los precios probablemente seguiría siendo la misma. Es quizás un capitulo inédito en la economía venezolana, la magnitud del déficit no se cierra con el ajuste cambiario. Ese circuito de problemas fiscales, cambiarios y monetarios deben ser asumidos de forma simultánea.

¿Por qué no se atienden? Hay dos explicaciones que a veces escucho de por qué el Gobierno no enfrenta esos asuntos. Una es que sencillamente no se entienden. La macroeconomía no es un tópico muy popular y, por lo que uno escucha de alguna gente cercana, no hay mucha comprensión del asunto.

Es la idea según la cual la emisión monetaria no importa, el Gobierno puede seguir expandiendo la base monetaria a un ritmo de 30% mensual y no pasa nada. No creo que se pueda ser tan iluso. La otra explicación es que se entiende el problema, pero se piensa que el ajuste le va a hacer mas daño a la popularidad del Gobierno. Al final es una comparación numérica, los costos de no estabilizar son demasiado elevados. No soy quién para descifrar esas incógnitas; lamentablemente da la impresión, cualquiera sea la razón, de que se está manejando sin instrumentos, confundiendo situaciones complejas con otras que tienen soluciones sencillas.

Cómo diversificar la economía, sustituir los patrones de consumo, producir más y mejorar la distribución del ingreso, son problemas complicados que ciertamente no se resuelven al día siguiente. Desde sus inicios el Gobierno tiene una lista de problemas que son complejos y múltiples y, hay que reconocerlo, nunca terminan de resolverse por todo. Sin embargo, de todos ellos, los problemas macroeconómicos, como estabilizar la economía, reducir la tasa de inflación y establecer condiciones mínimas para crecer, son los asuntos mas fáciles de resolver. En realidad, son temas que están íntimamente relacionados, pero esa pretensión de confundir asuntos estructurales, que toman tiempo, y temas de corto plazo, es un error muy común. Los problemas macroeconómicos se resuelven relativamente rápido, los otros toman más tiempo. Para la economía venezolana, el tema de urgencia hoy en día es cómo alcanzar condiciones básicas que realineen las posibilidades de ahorro e inversión de la economía.

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