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Javier Antonio Vivas Santana: El madurismo perderá entre 13 y 21 gobernaciones

Así como pronosticamos la derrota del madurismo en las pasadas elecciones parlamentarias, de la cual responsabilizamos en su momento de manera directa tanto a Nicolás Maduro como a Diosdado Cabello¹, cuando nada se podía hacer para revertirla, la derrota en las próximas elecciones de gobernadores del 15-10-2017, indican, salvo ocurra una trampa descomunal, o inhabilitar candidatos a través de la “constituyente”, o suspenderlas con algún subterfugio jurídico, como por ejemplo, un “recurso de nulidad” ante el mal llamado Tribunal Supremo de “Justicia” (TSJ), todo indica que el madurismo perderá entre 13 y 21 gobernaciones.

En efecto, perderá 13 gobernaciones, en el caso de que la abstención, es decir, el principal aliado del madurismo, sea entre 40% y 60% del electorado, porque ello favorece las maquinarias de los partidos, y en este caso, la única organización política homogénea en su concepción orgánica es el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), porque la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en un error garrafal, en vez de haber visto el resultado que tuvieron en las elecciones parlamentarias con la tarjeta única, más pudieron las apetencias personales de la dirigencia que componen sus partidos políticos que el propio interés como grupo opositor.

Ahora bien, hacia finales de 2016, dijimos que el gobierno perdería 21 gobernaciones², pero tal resultado sólo será posible, si la oposición emerge como un solo grupo electoral, y para ello, incluso el chavismo antimadurista decide votar por los candidatos de la MUD, sin obviar que el nivel de participación debe superar el 70% en todos los estados. O sea, cifras de votantes similares a las registradas en las elecciones parlamentarias de 2015; pero esa situación pareciera algo complejo, en virtud de que algunos sectores de la oposición más radical están llamando a la abstención.

En otras palabras, bastaría que existiera una influencia del 10% sobre el voto opositor, para que en aquellos estados en donde se esperan cerrados resultados como Delta-Amacuro, Cojedes, Guárico, Amazonas, Portuguesa, Falcón, Monagas, y hasta Carabobo (en este los candidatos del PSUV-MUD, uno es peor que el otro), las enormes presiones que hace el madurismo sobre los empleados públicos, pensionados y beneficiarios de las misiones, pudieran terminar favoreciendo a los candidatos oficialistas.

En el resto de los estados, la oposición luce con ventaja, incluso en regiones como Táchira y Nueva Esparta, la verdad es que hasta los propios maduristas van a votar contra Vielma Mora y Carlos Mata Figueroa por sus desastrosas gestiones, las cuales además están acompañadas de un marcado y elevado rechazo en sus personalidades. En ambos estados, curiosamente, el primero mi estado natal, y el segundo, el estado donde resido, serán los espacios electorales en donde el PSUV será barrido electoralmente hablado. Ellos lo saben, y en consecuencia, la resignación no sólo parece evidente, sino que no exageramos cuando decimos que ya recogieron sus pertenencias. Y no es para menos, el Táchira es un estado que ha sido abandonado a su buena suerte, mientras que en Nueva Esparta, la falta de agua, los constantes apagones, la crisis con el combustible (de la cual Táchira es una víctima permanente), y los más de 30 mil empleos que se han perdido en el puerto libre y turismo, serán las causas de inevitables derrotas.

Otros estados como Bolívar, Anzoátegui y Miranda, también lucen muy cuesta arriba para el PSUV. En Bolívar el candidato es prácticamente un desconocido. En Anzoátegui, considero que el madurismo se equivocó al lanzar nuevamente a Istúriz; además por dentro el PSUV está fracturado porque Nelson Moreno merecía haber sido el candidato, pero la cúpula volvió a marginarlo, y aunque lo nieguen, las bases pasarán factura. En cuanto a Miranda, honestamente el PSUV se las jugó todas al postular a su mejor ficha dentro de sus cuadros jóvenes, como Héctor Rodríguez. La única incógnita estará en la clase media de este estado. Si ella sale a votar, Ocariz será gobernador, por el contrario, si el abstencionismo hace de las suyas, habrá un resultado muy ajustado entre ambos candidatos. Hay que dejar claro, que en Miranda la oposición se ha consolidado desde que Diosdado Cabello salió de la gobernación con máximo rechazo.

Lara es un estado de simbiosis política. Henri Falcón es otro candidato que ha impuesto su hegemonía. Presenta desgaste político y ese podría ser su principal enemigo ante la candidatura del PSUV. No obstante, el candidato de Avanzada Progresista sigue teniendo la primera opción.

En Barinas, también existe una enorme inconformidad por la imposición de la candidatura de Argenis Chávez. De hecho, bastaría recordar que fue el padre de Chávez quien primero ganó las elecciones regionales en 1998. Desde entonces, la hegemonía familiar ha sido total. El maestro Chávez entregó el testigo a su hijo Adán, quien por cierto, precisamente evitó ser candidato en esta oportunidad por su marcado rechazo en las encuestas, razón por la cual, la cúpula del PSUV optó por el actual gobernador encargado, es decir, su hermano. En este estado se enfrenta la maquinaria del partido madurista contra la respuesta del pueblo.

Zulia será una bandera de honor. Tal vez por ello, veo muy difícil que el Consejo Nacional Electoral (CNE) valide la tarjeta de Un Nuevo Tiempo (UNT) para que los votos que aparezcan marcados sobre este emblema político favorezcan a Juan Pablo Guanipa. Verbigracia, el hecho de que éste haya ganado las llamadas “primarias” de la MUD, no implica que UNT no sea la primera fuerza política de ese estado. El PSUV lo sabe, por ello, la confusión que pudiera generarse en este aspecto, aunado con la abstención, perjudican a la oposición. La MUD no puede olvidar que Arias Cárdenas venció al partido UNT, teniendo el control de la gobernación en 2012, mientras que el PSUV tampoco debe olvidar que en 2015 perdió 14 de 16 diputados. En el Zulia ganará quien mejor promueva su maquinaria. Así lo veo.

El resto de los estados andinos, Mérida y Trujillo, también estarán por cuenta de las maquinarias. En Mérida le damos ventaja a la oposición, pero en Trujillo, pareciera que el PSUV lleva la delantera. Serán resultados estrechos entre una y otra candidatura.

Aragua es una entidad federal en donde el candidato del PSUV, Rodolfo Marco Torres, ha dejado una estela muy gris en su paso, tanto por la banca pública como por el ministerio de alimentación. Ni siquiera tiene oralidad. Su campaña es netamente mediática y asistencialista. Su adversario, Ismael García, es totalmente locuaz, lo cual políticamente lo favorece, aunado con la crisis que ha golpeado todos los sectores que eran pujantes en este estado como su alicaída zona industrial y el turismo. Los niveles de abstención, por lo que he mencionado, decidirán quién ganará esta gobernación.

Sobre Vargas, no tengo dudas que el mejor candidato de toda la oposición es José Manuel Olivares, médico y parlamentario, quien además no está manchado por acciones de corrupción o ineficiencia política, y lo que inicialmente parecía una cerrada disputa movida por maquinarias, considero que el hecho de haber detenido al hermano del candidato de la MUD, y estar acusando a su esposa de “ladrona” de carros, ha puesto en evidencia algo que rechaza la comunidad, como lo es generar llamadas “ollas” en contra de los más débiles. Siempre he dicho que cuando hay un médico que siente las necesidades de la gente, y quiere incursionar en la política, basta que se ponga su bata y salga por los barrios, y eso es lo que está haciendo este muchacho. García Carneiro y el PSUV al parecer perdieron la brújula.

Sobre Yaracuy y Apure, creo que son las dos gobernaciones seguras que tiene el PSUV. La primera su actual gobernador es un hombre de bajo perfil que utiliza un lenguaje de respeto por el adversario sin negar las dificultades. ¡Es más! Merece repetir como gobernador. En cuanto al estado llanero, el PSUV sigue teniendo el control de la población en casi todos sus pueblos. Será difícil derrotar a la maquinaria roja en tales condiciones.

En algunos estados han surgido terceras opciones. Lamentablemente la polarización no les otorga opciones de triunfo. Lo que si resulta evidente es que cuando sean totalizados los votos de todas las regiones el madurismo será nuevamente derrotado, independientemente del número de gobernaciones que obtenga cada bando. Esa será una realidad que también pondrá en jaque a la “constituyente” madurista, porque no habrá forma de justificar los supuestos “ocho millones de votos” que habrían totalizado el 30 de julio.

Ya veremos la respuesta del pueblo de Venezuela. En síntesis, el madurismo perderá entre 13 y 21 gobernaciones. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.

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