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Thays Peñalver: Las lecciones del diálogo de Mugabe

 

Los diálogos -como toda acción política- se miden por sus resultados y no por sus intenciones. De la misma manera que ocurrió con las épicas luchas ciudadanas en las calles de Yugoslavia, Ucrania o Egipto, respondo siempre que lo importante es valorar y responder a la siguiente pregunta: ¿qué sucedió con la oposición de esos países? Y evitar centrarse en la epopeya descrita en los documentales que cunden en las redes sociales. Ya lo he escrito ¿De que sirvió la lucha épica de Otpor en la desmembrada Yugoslavia si quien hoy gobierna es uno de los ministros de información de la era Milosevic?. ¿De qué le sirvió a la oposición de Egipto inmolarse en las calles si quien quien terminó con el poder absoluto fue el Ministro de Defensa del Dictador?. ¿Qué fue lo que sucedió con la maravillosa oposición en las calles de Ucrania para que el presidente actual, terminara siendo canciller y ministro de Economía de Yanukovich?. ¿Y con la maravillosa épica en las calles de Túnez, si fue necesario recurrir a una coalición con ministros y militares, todos viejos chavistas del régimen anterior?.Por eso siempre lo más importante de estos procesos de diálogo o negociación, son los resultados. ¿Dónde está la oposición zimbabuense hoy?, ¿Y dónde ha estado Mugabe hasta hace unas horas? El problema que tenemos aquí en Venezuela es que podemos caer en la equivocada percepción de que ocurrió un golpe de estado en Zimbabue y que Mugabe se marchó del poder gracias a la “oposición”. Esto es incorrecto, porque el golpe de Estado lo ejecutaron los “jóvenes revolucionarios” y la gente de su propio partido, entre ellos Constantino Chiwenga el “Ministro de Defensa” que lleva en el cargo quince años en alianza con Emmerson Mnangagwa uno de los mayores represores de la historia de Zimbabwe y quien además estuvo al frente de la Seguridad Nacional (el equivalente al Sebin) durante diez años, después fue el responsable de la cruzada contra los blancos en la reforma agraria y quien más persiguió y dividió a la oposición siendo Multi-Ministro.

Lo importante de esas negociaciones o de cómo se llegó a cogobernar con la oposición por dos años y medio, fue que el resultado político terminó en un inmenso descredito a la misma y en especial a Morgan Tsvangirai, el líder opositor que había ganado por primera vez la mayoría parlamentaria e incluso sorprendió a todos ganándole en primarias a Mugabe en 2008.

Las pocas coincidencias con el caso venezolano, es que Mugabe fue obligado a negociar frente a una crisis humanitaria y económica sin precedentes y antes de que el agua le llegara a la cabeza optó por ganar tiempo y cedió ante las presiones comprometiéndose con los negociadores internacionales de esta forma: (i):

1. Ceder el control de la policía represiva a la oposición. Esto no solo lo incumplió sino que nombró en ese cargo nuevamente al que fue considerado el mayor represor, sin siquiera consultarlo como había prometido, nombró a todos los jefes represores de policía y a Mnangagwa (el actual golpista como Ministro de Justicia) quien continuó encarcelando a opositores y ejecutando las políticas socialistas, ahora con la oposición cogobernando.

2. Mugabe se comprometió a aplicar medidas económicas (reconstrucción de la economía) y creación de empleos. Y de acuerdo al líder opositor, aún en el cargo: “hizo todo lo contrario y su política fue de continua destrucción de los empleos”.

3. Se comprometió a aplicar medidas humanitarias porque “no había comida en las ciudades”. Y Tsvangirai, aún en el cargo de primer ministro, explicó que “la comunicación cesó y el acuerdo no se honró”,

4. Se comprometió a que los cargos públicos fueran consensuados, Mugabe se burló de eso y actuó por cuenta propia nombrando a todos en “una letanía de acciones unilaterales”.

5. Se comprometió a diseñar una verdadera política de reestructuración agraria para estimular la producción y el cese de las expropiaciones forzosas e hizo exactamente lo contrario, expropiando todo a su paso “para enriquecer a las elites y a su entorno” y,

6. Se comprometió a designar una Comisión Electoral “verdaderamente independiente” en 2012, pero todos los miembros continuaron en sus cargos y además nombró a su mano derecha (Rita Makarau) proveniente del poder judicial, una mujer que dice: “me arrodillo frente a Mugabe en señal de respeto” como la presidenta de su CNE[ii], asunto que terminó, de acuerdo a los mismos negociadores, en el fraude más grande cometido en Zimbabue en el año 2013.

Y una vez que ganó las elecciones, destituyó a todos los opositores y eliminó los cargos.

Hasta aquí las coincidencias con el modelo venezolano. Porque lo que si lograron los zimbawenses fue apoyar a un partido político con un líder inequívoco, el Movimiento para el Cambio Democrático (MDC) cuando se dieron cuenta que aún teniendo setenta y ocho partidos agrupados jamás alcanzarían la victoria, ya que el principal aliado de Mugabe fue la fragmentación de los votos y la división de los mismos, porque las pugnas internas eran alentadas desde los cuarteles de la “inteligencia de estado”. Incluso cuando hubo una disidencia importante, el partido no se dividía, era el mismo y se votaba de acuerdo al líder. Un modelo, si se quiere, bastante más avanzado que el venezolano.

¿Cuál fue el resultado más importante del diálogo? Que Mugabe se quedó en el poder y la oposición fue barrida en las elecciones posteriores debido al alto índice de abstención, aumentada por la profunda decepción colectiva. Se utilizó la intimidación y chantaje en los “municipios” opositores con el fin de desestimular el voto, al punto de asesinar y golpear a los testigos de las mesas y a los encuestadores.

Pero el diálogo y sus posteriores consecuencias fueron más importantes para desestimular a los opositores que la propia violencia, ya que una de las más duras consecuencias fue la debilidad de cara al elector del MDC, que terminó fragmentado y deslegitimado durante la “cohabitación” con Mugabe[iii].

Por eso, lo más importante a la hora de “dialogar”, no es que el gobierno de Mugabe pretendiera ganar tiempo con los diálogos, sino la imagen que proyectó la oposición durante y posterior al diálogo frente a sus votantes. Una foto de Mugabe sonriendo con Tsangvirai desestimuló más votantes que la violencia, otro factor de desencanto fueron las continuas explicaciones y aclaratorias siempre contradictorias de la oposición frente al diálogo, que debilitaban y jamás fortalecían a la dirigencia opositora que se dirigía a unos votantes que anhelaban siquiera lograr llevarse un pan a la boca al día.

Que Mugabe no cumpliera la mayoría de los acuerdos importantes y que la oposición terminara tratando de convencer a sus votantes de que los pocos alcanzados fueron una victoria, terminó por hacer parecer a la oposición como pusilánimes e incoherentes. El resultado? El diálogo fue demoledor para la oposición.

El siguiente resultado fue más catastrófico aún. La comunidad internacional que apoyaba fuertemente a la oposición y al MDC se dio cuenta de la fragmentación producida por el diálogo y peor aún , que la oposición no estaba en condiciones de gobernar Zimbabue y comenzó a trazar un plan B y plantearon una transición, junto con China el principal aliado del régimen, dentro del propio partido de gobierno.

Por eso las sospechas de que el Ministro de Defensa fuera a China, en supuesta búsqueda de apoyos para el golpe[iv], aunado al levantamiento de las sanciones estadounidenses a su esposa, entorno cercano, miembros del partido y la Comisión Electoral[v], hacen sospechar que los vientos de cambios no vinieron precisamente de la oposición.

Hay posiciones que afirman que frente a un diálogo político no deben existir posiciones principistas, pero el hecho de que no existan tales posturas no significa que los principios no tengan un gran impacto en la imagen de los políticos que asisten al diálogo. Y allí la principal lección es que un verdadero político tiene que medir muy bien ese impacto en su imagen y como ésta puede deteriorarse de cara a su elector y ante las bases de su partido. Algunos lamentablemente todavía no han entendido que el diálogo no es un juego de ajedrez, ni un intercambio de prisioneros o el cese al fuego, en éstos escenarios lo que realmente se pone en riesgo es el destino y la credibilidad del político. Y ya lo ha demostrado Mugabe, el ganador se lo lleva todo.

En Venezuela, el problema de la oposición es el mismo que tenían los opositores en Zimbabwe. Ahora bien, los resultados en la imagen de la oposición y el comportamiento de la comunidad internacional frente a los resultados ¿serán también los mismos?.

PD: Para todos aquellos que saltarán a preguntarme: Y qué propone usted? Lo remito a mis artículos sobre cómo debería llevarse el diálogo de acuerdo a los requerimientos de los manuales internacionales y además le recuerdo que aquí en Venezuela es la primera vez que vivimos una situación de esta naturaleza y que los “expertos” en el tema están en el exterior, con muy contadas excepciones a lo interno de nuestro país. Venezuela no puede seguir siendo el laboratorio en el que aprendices de políticos jueguen al ensayo y el error, porque aquí los errores no son cifras, son vidas humanas que se pierden día tras día.

[i] Entrevista a Tsvangirai en This is Africa por Morgan Green, Adam el 5 de Marzo de 2012. “Morgan Tsvangirai, Prime Minister of Zimbabwe”

[ii] Entrevista a Rita Makarau en Dailynews: Me arrodillo ante Mugabe en señal de Respeto. En http://www.dailynews.co.zw/ articles/2017/09/22/i-knelt- before-mugabe-as-sign-of- respect-makarau

[iii] Afp Anti-Mugabe election coalition takes shape in Zimbabwe, 22/04/2017

[iv] The Guardian, Zimbabwe army chief’s trip to China last week raises questions on coup

[v] http://www.dailynews.co.zw/ articles/2016/10/06/us-lifts- sanctions-but-mugabe-remains

 

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