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Maryclen Stelling: Los peligros del triunfo

Tres victorias electorales en línea han generado en el país un clima político bifronte. El triunfalismo que destila y disfruta el sector oficial se contrapone al derrotismo que impera en la oposición fracturada, desarticulada, desdibujada, desmoralizada…

En tal contexto emerge la candidatura presidencial de Nicolás Maduro, que, como es usual, goza de dos versiones. Para los sondeos de oposición tiene una “aceptación minoritaria”; mientras que para los expertos del sector oficial es un hecho “la reelección de Nicolás Maduro como presidente de la República.” Predestinada, según voceros oficiales, a ser “una gran victoria” amparada y garantizada por tres procesos electorales previos.

Desde ese escenario, el oficialismo hace gala de una impecable democracia avalada por innumerables procesos electorales, y ello encubre y entraña una serie de peligros.

Dado que las elecciones parecen no resolver los conflictos políticos que perduran en situación latente, el diálogo cobra importancia… ,La reunión en Dominicana se efectuará, entonces, bajo los efectos postelectorales y las expectativas de que se logre un acuerdo decisivo. Mientras que para oposición y Gobierno impera la necesidad de debatir y confrontar los desacuerdos políticos internos; para la ciudadanía, indefensa y a “la buena de Dios”, tiene preeminencia la grave crisis económica.

Las victorias electorales y el clima triunfalista podrían generar una peligrosa tendencia en algunos factores políticos, quienes transformados en vigilantes del pensamiento único, y en aras de la democracia electoral, comiencen a reprimir el pensamiento a contracorriente, crítico, diferente. Los pensadores “políticamente correctos” tienden a olvidar la necesidad de una oposición para la gestión democrática; se muestran prestos a impedir los debates, las críticas y discrepancias inherentes a la vida en democracia. Suerte de ingeniería del consenso en torno a asuntos que se vuelven indiscutibles e incuestionables, con la anuencia y complicidad de los medios de información oficiales y progobierno.

Se cuenta entonces con una importante actividad electoral, un sistema de partidos, un partido dominante que arropa a los minoritarios y una debilitada oposición que, teóricamente, funge de elemento legitimador del sistema.

Debemos estar alertas a los peligros que entrañan el triunfo y el triunfalismo para la democracia.

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