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Néstor Francia / Análisis de Entorno / La “crisis del pernil” (03-01-2018)

Nuestros primeros Análisis del año (hoy, mañana y pasado) abordarán tres temas que estuvieron en boga en las últimas dos semanas de 2017. A partir del lunes próximo, después de Día de Reyes, cuando el país empezará apenas a salir del letargo decembrino, le entraremos de frente a las perspectivas de 2018, misión casi imposible ante la enrevesada complejidad de la situación actual.

Hoy, como el título indica, hablaremos de lo que la canalla mediática ha llamado la “crisis del pernil”. Jueves y viernes, respectivamente, le caeremos a otros dos asuntos que tuvieron proyección mediática a fines de año. Para que el lector comience a hacer sus ejercicios de imaginación, adelantamos los títulos provisionales: “Rafael Ramírez, Superstar” y “Aumento salarial: no me defiendas, compadre”.

El tema del pernil es harto interesante. Demuestra, entre otras cosas, que la guerra económica no se limita a la desaparición de productos del mercado ni a la inflación inducida, ni a la manipulación del mercado petrolero, ni a la fuerte agresión financiera, agravada por las sanciones imperialistas, sino que se complementa con un fuerte componente cultural-mediático en el que vale la pena escudriñar.

De golpe y porrazo, el pernil, ingrediente entre los más tradicionales de la mesa navideña venezolana, se convirtió en el negado objeto del deseo que habría avivado los odios contra Maduro y el Gobierno bolivariano: sin pernil, no hay Paraíso.

Objeto de punzantes caricaturas, memes y otras formas de ironía comunicacional, los medios de la derecha empezaron a despedir un inconfundible aroma a cochino horneado, con el que ensayaron un nuevo método de hipnotismo colectivo por medio del cual se da dado por sentado que el pernil es el fundamento de toda felicidad y que su carencia tiene el poder de generar histeria masiva, odio, resentimiento y ganas irrefrenables de tumbar a Maduro. Con el mismo arsenal guionístico con el que se conformó el escenario de las supuestas armas masivas en Irak, en Venezuela quedó mediáticamente establecida la existencia de una peculiar “crisis del pernil”, habrase visto.

Basta revisar los issues de la canalla mediática de días pasados para corroborar lo que decimos. Según la agencia española de derechas EFE, “Durante la madrugada de este jueves (30/12/2017) se registraron en varios puntos de Venezuela protestas por la escasez de alimentos para completar el menú navideño, gas y agua, informaron hoy medios locales. En la capital, Caracas, vecinos de las comunidades de Antímano y La Vega, en el oficialista oeste capitalino, decenas de personas salieron a la calle para reclamar que el pernil prometido por el Gobierno para completar su menú navideño no llegó”. Fíjese que la misma agencia habla de “decenas de personas”, refiriéndose a dos muy populosas parroquias caraqueñas a las que tilda de “oficialistas”. Es decir, unas muy  pocas personas se unieron a las reseñadas protestas, pero cuando se junta todo el montaje de varias agencias y medios, se genera la “noticia” virtual de que en Venezuela hay una nueva “crisis”, la del pernil. Y para más señas, las protestas serían en “el oficialista oeste de Caracas”, o sea que hasta el amplio sector chavista del pueblo se estaría alzando ante la ausencia del sagrado pernil sin el cual moriría de merma.

La agencia EFE presenta una perspectiva apocalíptica según la cual en la Venezuela de hoy se estaría produciendo una escalada de protestas reprimidas fuertemente por el Gobierno: “Las protestas por la escasez se vienen repitiendo por todo el país desde hace semanas, pero se han incrementado en los últimos días porque el pernil no llega con la caja del CLAP de la que dependen miles de familias”, y agrega que “Según medios locales, en La Vega fueron dispersados con gases lacrimógenos por la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), apoyada por unidades antimotines”.

En el país, los voceros de la derecha se han hecho eco, por supuesto, de la “crisis del pernil”. Uno de ellos, Ismael León, portavoz del partido fascista Voluntad Popular, afirmó que “Nicolás, usted tiene que responderle al pueblo que le está reclamando. Y esa respuesta no puede ser ‘mano dura’ a quienes se manifiestan por hambre, sino cumplir lo que irresponsable y propagandísticamente ofreció buscando votos para las elecciones municipales… algunos perniles sí llegaron, pero funcionarios los están revendiendo a 50 mil bolívares y además los están picando por la mitad para sacarle mayor tajada al nuevo guiso” ¿Dónde vive este tipejo? ¿A 50 mil bolívares el pernil?

¡Ta barato, dame dos!

Claro, nosotros no estamos conformes con el tipo de respuesta defensiva que ha dado el Gobierno a la matriz de “crisis del pernil”. Creemos que el trasladar tardíamente culpas a terceros, como Portugal y Colombia, atenta contra la credibilidad de esa versión. No es que sean mentiras, sino que probablemente son verdades poco creíbles, lo cual es más o menos lo mismo.

Sin embargo, el problema principal con los perniles no es que no los hubiera en la cuantía que se ofreció, sino el sustrato social que facilita la manipulación perversa de una situación puntual y sobredimensionada ¿Cómo va a depender la felicidad de alguien de una pierna de cochino? Al defendernos porque no hay suficiente pernil, estamos cayendo mansamente en la trampa capitalista que nos hace esclavos de los cerdos (tanto de los cerdos humanos como de los cerdos animales).

Acaso era el momento de levantarnos  los revolucionarios con dignidad a exigir respeto al pueblo venezolano ante quienes pretenden conducirlo  a la condición primaria, deleznable, de gente capaz de arriesgar la paz, la estabilidad y la unión nacional por un producto material prescindible, por más tradicional que sea. Menos mal que nuestro pueblo ha demostrado otra vez, este diciembre, su gran valía. Pero cuidado, que hasta el tigre más avisado puede morder algún señuelo. No olvidemos que el arma más afilada del capitalismo es su cultura.

 

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