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Rafael Guerra Ramos: ¿Otro intento fallido?

Rafael Guerra Ramos.- Concluida la quinta reunión entre representantes del gobierno y de la oposición en RD, el Presidente de este país anfitrión, Danilo Medina, afirmó: “nada se ha acordado hasta que todo esté acordado”, añadiendo “quedan asuntos pendientes que deben ser discutidos en Caracas”. El vocero del gobierno, Jorge Rodríguez, por su parte dijo: “Faltan algunos puntos mínimos”. A su vez Julio Borges afirma que aspectos fundamentales como las garantías electorales y el respeto de las competencias de la Asamblea Nacional no se han resuelto. En definitiva, los “puntos mínimos” señalados por Rodríguez contienen nada menos que la garantía de elecciones conforme a la Constitución, es decir, no anticipadas como se pretende, ajustadas a la normativa legal, con presencia internacional, con acatamiento al poder legislativo (AN) y el desmontaje de la ilegítima constituyente.

Es preocupante el retiro del canciller de México y la advertencia de Chile ante el doble discurso y las evasivas de la representación oficial, con el deliberado propósito de mantener intacta la actual integración del CNE y en pie la inconstitucional constituyente, trampa mediante la cual cuanto se acuerde podrá ser neutralizado o invalidado por ésta. Y, al final, todo resultaría siendo un juego y humillante pérdida de tiempo. Sabemos que el interés supremo del régimen es mantenerse en el poder, sin importarle la acelerada ruina del país y el creciente deterioro de las condiciones de vida de la población, día tras día más infernales en todos los aspectos.

Recurrir al diálogo, negociar en busca de salidas posibles sobre la base de los intereses nacionales y del pueblo, es una obligación inexcusable de la dirigencia democrática. Es lo que está haciendo acompañada de la solidaridad democrática internacional. En esa dirección debe perseverar con decisión y con firmeza, aún bajo la incomprensión de unos, de la intolerancia de otros e, incluso, de la injustificada desconfianza de unos pocos, alentados por los laboratorios de la intriga del régimen.

Ignoramos lo que pasará finalmente. No nos hacemos ilusiones. De lo que sí estamos ciertos es que hoy, como nunca antes, es indispensable elevar la unidad de propósitos y de acción, aferrados a la Constitución en la lucha contra la brutalidad dictatorial y totalitaria, con la solidaridad democrática internacional, siempre en defensa de los intereses del pueblo. Para nosotros la unidad no es un dogma, pero sí un arma poderosa para vencer.

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