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Gustavo Coronel: Sobre la situación venezolana, en que creo y en que no creo

 

Con tanta confusión, con tanto abuso por parte del régimen, con tanta ambigüedad por parte de la oposición, es necesario reiterar una y otra vez donde estamos parados, en nuestro deseo de ver a Venezuela libre de la plaga chavista.  Concuerdo con las palabras de Martin Luther King, quien dijo:   “los lugares más calientes del infierno están reservados para aquellos que en un período de crisis moral mantuvieron su neutralidad. Llega el momento en que el silencio se convierte en traición”Aquí hacemos un resumen de nuestros planteamientos:

EN LO QUE CREO

Creo en la postura digna de María Corina Machado, de Antonio Ledezma, de Leopoldo López, de Diego Arria, de Enrique Aristeguieta Gramcko, de los colegios profesionales, de las universidades, de los estudiantes, de los presos políticos, de defensores de los derechos humanos como Alfredo Romero, de organizaciones como CEDICE, de analistas aguerridos como Carlos Blanco y José Eugenio López C., de ciudadanos ejemplares como Francisco Kerdel Vegas y miles de otros, quienes enseñan con su ejemplo que es necesario rebelarse cívicamente en contra de una narco-dictadura soez, corrupta y abusiva y que no es posible hacerle entrega de valores y principios

Creo en la postura digna de la Conferencia Episcopal Venezolana, en su ejemplo admirable como guía moral en estos momentos de vacilaciones y entregas

Creo en la postura de los Estados Unidos, de Colombia, de México, de no reconocer elecciones anunciadas por estar contaminadas de abuso y fraudes

Creo en las sanciones individuales llevadas a cabo por USA, Canadá y la Unión Europea en contra de casi cien narcos, ladrones y violadores de derechos humanos miembros militares y civiles del régimen y estoy de acuerdo con la confiscación de sus bienes en esos países y de la prohibición impuesta de no viajar a ellos

Creo en las iniciativas tomadas por España y USA de perseguir judicialmente a miembros corruptos de PDVSA y contratistas corruptos del narco-régimen porque si no se aplica la ley y si no impera la justicia, entraremos en una espiral de degradación moral sin precedentes en nuestra historia

Creo en las denuncias de UNICEF y de CARITAS sobre el uso que hace el régimen de los alimentos y las medicinas como herramienta de dominación política y consideramos esta estrategia del régimen como un intento de genocidio que debe llevar a sus responsables a los tribunales internacionales de justicia

Creo que para salir de la pesadilla actual requerimos del concurso externo, expresado en sanciones individuales, económicas, políticas y hasta en intervención militar multilateral.  Quienes se escandalizan de esta última posibilidad les recuerdo que por los últimos 15 años hemos sido una colonia cubana, un país invadido por el castrismo, sin que hubiese una rebelión cívica en contra de esta traición del narco-régimen.

EN LO QUE NO CREO:

No creo en unas elecciones presidenciales convocadas por el CNE de Tibisay Lucena y por la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente. En el referendo popular celebrado el año pasado el rechazo a la ANC fue avasallante. ¿Cómo es posible que haya miembros de la oposición dispuestos a acatar estas órdenes?

No creo en el diálogo que se lleva a cabo en República Dominicana, facilitado por mercenarios como José Luis Rodríguez Zapatero y Danilo Medina, con un régimen que nos humilla a diario y una oposición dialogante que acepta en silencio esas humillaciones

No creo – como pretende  Omar Barboza – que la retirada de Voluntad Popular  del diálogo carezca de importancia

No creo que un vocero electoral de la MUD deba ser Juan Carlos Caldera, desprestigiado  por haber recibido dinero de un contratista corrupto

No creo en que sea ético que políticos como Claudio Fermín, despierten súbitamente para acatar el llamado a elecciones que hace el narco-régimen y hasta pretendan ser candidatos

No creo en la pureza de intenciones de Manuel Rosales ni de Henri Falcón y estoy dudando seriamente de las intenciones de Henry Ramos Allup.

También creo que si no damos esta batalla, ya mañana será demasiado tarde. Venezuela no debe contentarse con ser un país de esclavos, dominados por bárbaros e iletrados. Debe reaccionar con dignidad y vigor.

El cocodrilo de la tiranía está suelto y se comerá también, como advertía Churchill, a los apaciguadores y a los ni-nis.

 

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