Hoy se conocerá la fecha de las elecciones presidenciales, tal como lo anunció el presidente Nicolás Maduro el día de ayer. Esto genera grandes expectativas en el país, ya que esas elecciones representarán un importante punto de inflexión en la situación política del país. Pocos dudan, dentro y fuera de Venezuela, que el candidato de la Patria obtendrá la victoria y muchos no lo reconocerán así, preparémonos para la deslegitimación generalizada de toda la derecha, la interna y la externa del resultado. Por supuesto, la lucha habrá de continuar, en nuevos términos, con nuevo desarrollos. El mundo no se acabará el día de esos comicios, pero sí cambiará en algo en lo que a nosotros respecta.
Ante el fracaso y la incompetencia de sus pupilos del patio, el imperialismo y sus lacayos se ponen cada vez más agresivos y radicalizan sus posiciones contra la Revolución Bolivariana, tal como habíamos previsto en Análisis anteriores. Ahora se proclama con más claridad la amenaza de boicot petrolero. El canciller imperial, junto a su perrito Macri y el canciller argentino Jorge Faurie, lo expresó sin tapujos: “Obviamente, sanciones petroleras -la prohibición de exportar petróleo a Estados Unidos o que Estados Unidos deje de vender crudo o productos refinados a Venezuela- es algo que seguimos considerando”.
Sin embargo, el imperialismo sabe que un embargo petrolero contra Venezuela no es para nada fácil. Tillerson expresó que “antes de poner en marcha medidas de este tipo, es esencial analizar cuáles serían sus efectos en el pueblo y en otros países de la región para tener cuidado de no afectarlos negativamente”. Lo que preocupa al canciller gringo realmente es que una medida como esa podría convertírseles en un bumerán y fortalecer más bien a la Revolución Bolivariana. Se acaba de publicar una encuesta de la firma Hinterlaces según la cual el 74% de los venezolanos se opone a las sanciones económicas contra nuestro país.
También preocupan a Tillerson los efectos que una medida extrema como esa podría generar en los propios Estados Unidos, cuya situación económica vive momentos complicados. En ese sentido, explicó que Washington tendría también que evaluar “cómo mitigar el impacto sobre los intereses de Estados Unidos y de otros países de la región”.
Sea como sea, el presidente Maduro ha respondido a la amenaza de la única manera que podía hacerlo: “Por ahí Rex Tillerson, visitando Argentina, nos acaba de amenazar con un embargo petrolero. Estamos preparados, Venezuela. Trabajadores de la industria petrolera: nos amenaza el imperialismo, estamos preparados para ser libres y nada ni nadie nos va a detener”. Tal cual.
Ciertamente tenemos que prepararnos, como se ha dicho, en todos los sentidos. Viene una fuerte radicalización de la ofensiva internacional también en lo político. El canciller argentino Faurie ha dicho, sobre las conversaciones con Tillerson, que: “Hemos hablado de compartir esfuerzos no sólo en el Grupo de Lima pero también tener mayor diálogo con países del Caricom que permita volver a dinamizar el accionar de la Organización de Estados Americanos, que lamentablemente la hemos tenido paralizada”
Un momento de especial relevancia en todo esto es la venidera Cumbre de las Américas, que tendrá lugar en Perú, en el mes de abril, probablemente después de que el chavismo se alce con la victoria electoral presidencial. A eso se refirieron los cancilleres gringo y argentino, que no descartaron que Venezuela sea excluida de la misma, lo que tampoco es fácil que ocurra. La decisión correspondería al país anfitrión y se enfrentaría a la oposición de no pocos países del continente, incluidos varios de los miembros del Caricom.
Sin duda todo esto encuentra a una Revolución Bolivariana cada vez más fortalecida. Según un reportaje de la agencia francesa de derechas AFP, “Atrás quedaron los días en que parecía tambalearse. Nicolás Maduro, protagonista de una de las peores crisis que haya vivido Venezuela, hoy se erige como el hombre fuerte, contra todo pronóstico, para perpetuar al chavismo en el poder”.
Otra voz de la derecha, Félix Seijas, director de la encuestadora Delphos ha dicho que “Su autoridad nace heredada por Chávez. Ahora tenemos a un Maduro distinto, que se sabe más fuerte y es más agresivo”. Por su parte, Michael Shifter, de la organización pro imperialista Diálogo Interamericano, declaró que Maduro “Ha sido subestimado. Algunos han escrito su obituario político desde que se convirtió en presidente”.
No hay duda de que en medio de todo esto, el viento sopla a nuestro favor. No obstante, Maduro y la dirigencia revolucionaria siguen alertas, como debe ser. El Presidente anunció ayer la creación de un plan de defensa antigolpista y antiterrorista y nombró a Diosdado Cabello como jefe de ese plan, que también será para defender la soberanía y el triunfo electoral: “Para tener la paz en Venezuela garantizada tenemos que ganarla todos los días. Yo ordeno, compañero Diosdado Cabello, y lo nombro a usted responsable del plan de defensa de la paz en Venezuela, de la soberanía y del triunfo electoral de la Presidencia de la República”.
Maduro especificó que el plan va contra “cualquier intento golpista, contra cualquier provocación de la oligarquía colombiana en la frontera… contra cualquier grupo terrorista que intente surgir otra vez”. Líder precavido vale por dos.
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