IIIa PARTE.-
.- Después de Dominicana las oposiciones no pueden participar el 22-A
En Venezuela no hay políticos sino candidatos. Y no se hace política sino campaña. Por eso, aunque es evidente que el madurismo no está montando ni promoviendo ningunas elecciones reales; sino una trampa. Y demostró desde el principio hasta el cierre final del diálogo en Domincana; que no tiene disposición a la más mínima apertura del CNE. Las oposiciones; con sus clásicos ritornelos retóricos; siguen hundidas en el fárrago candidatural. Candidatos, unidades, consensos, primarias, encuestas; son el tema; sin debate de contenido real; pese a que el cierre del diálogo; derrotada por sus mismos representantes de la MUD y la AN, la maniobra madurista; básicamente; para legitimar el adelanto de las presidenciales; con este CNE y la ANC; explícitamente lleva a concluir que las oposiciones; coherentemente; no pueden participar en las condiciones actuales; en las presidenciales maduristas del 22-A.
.- 22-A: No es cierto que “si votamos ganamos”. ”Gobierno no pierde elecciones”
El debate nacional; de la gente; obviamente; no de las burocracias partidistas candidaturales; no es; sino derivadamente sobre candidaturas. Aunque no explícitamente; implícito; el tema de fondo es el Poder. Hay una idea ingenua y mágica; anticonstitucional; sobre el voto; y su supuesto alcance; que las burocracias partidistas manipulan pese a la perversión de todo lo electoral por ellas mismas. Ciertamente al venezolano, “le gusta”; quiere y cree que debe votar. De hecho es el único derecho político que considera que tiene; y tiende a ejercer; aunque es un derecho ficticio porque vota pero no elige. Sin embargo; incluso yendo a votar: lo hace aunque no confía en el CNE ni en los partidos ni en los burócratas partidistas. Y sabe que: ahora y desde siempre; “gobierno no pierde elecciones”.
La idea de que “gobierno no pierde elecciones”; aunque en términos coloquiales, no académicos; ni teóricos; se refiere a la conciencia generalizada sobre la discrecionalidad con que el Poder controla y manipula el sistema electoral; las elecciones; “para ganar siempre”. De hecho se refiere a la asimetría entre el poder fáctico concentrado absolutamente en el gobierno; en nuestro contexto nacional des-institucionalizado. Y la sociedad desarmada; dispersa; sin una mínima capacidad para confrontarlo. Y en lo electoral para impedir el fraude
De lo electoral puntofijista quedó la idea de que es posible una alternabilidad partidista; según como la gente votara. Una idea cuya viabilidad real se concretaba en el manejo bipartidista del Poder; y derivadamente de lo electoral. En la manipulación del sistema electoral y específicamente en la administración y negociación bipartidista del fraude electoral. Esta idea de una posible alternabilidad se manipula en relación a las elecciones presidenciales del 22-A; para inducir en la subjetividad nacional que; “somos mayoría”; que “si votamos ganamos”; que si se vota; junto a lo de “los testigos”, etcétera le ganamos a Maduro.
La diferencia entre los procesos electorales puntofijistas y los chavistas-maduristas; específicamente a parir del 2004; igualmente pervertidos y fraudulentos ambos; es que aquellos eran manipulados bi-partidistamente; y estos, monopartidistamente; más hermética y sofisticadamente. Lo que explica “los triunfos chavistas” sucesivos. Y previsiblemente ciento por ciento determinará que otra vez, “el gobierno no pierda” las presidenciales.
.- Presidenciales no; regionales y locales sí.
El rechazo absoluto a participar en las elecciones reeleccionistas del 22-A. Que es lo que toca. Rechazo absoluto. Sin embargo no aplica igual en relación a las regionales y locales para legisladores y concejales. Pese a que serán; o serían; y que, pospuestas desde el 2016 deben ser este año; convocadas y hechas por el mismo sistema electoral madurista; el mismo CNE-Plan República; o sea previsiblemente objeto de igual manipulación y perversión que aquellas.
Pero hay diferencias determinantes. No en cuanto al previsible manejo perverso del sistema y los mecanismos electorales por quienes los controlan; hoy chavismos y madurismo; que, como siempre desde el 2003; los hará en función del fraude que, en este caso, el madurismo necesite. Sino en cuanto a las dinámicas de base ciudadanas; locales y regionales; activadas espontáneamente en todo el país; que se salen del control de las burocracias partidistas-empresariales centrales. La separación discrecional; injustificada; de esas elecciones, de las nacionales; de las presidenciales; ya práctica corriente desde 1998; es indicativa del desfase impactante que tales dinámicas de base; con sus propios impulsos y concreciones; fuera del control; tienen en las tendencias y cuadraturas nacionales; o centrales.
.- Regional y localmente; el poder central, nacional, pierde ventajas.
Es la misma asimetría; ciertamente; el mismo poder electoral centralizado; manipulado discrecionalmente. Pero con diferencias determinantes. En estas presidenciales; nacionales; todas las ventajas; todas; las tiene; asimétricamente; el gobierno. Mientras que las desventajas; todas; las tienen las oposiciones que; según, supuestamente; lo enfrentan. Superioridad fáctica; concreta; en todos los planos; que activa discrecionalmente; pero que, sin embargo; no es lo que determinantemente le permite mantenerse cómodo en el control del país; despejado; pese a su inconsistencia y crisis internas profundas; chavistas y maduristas; y al rechazo nacional de que es objeto.
Lo que condiciona que la correlación nacional de poder siga igual de asimétrica luego de tres años de desastres y fracasos; de caotización nacional imparable del madurismo es que ha sido y es, obstusamente enfrentado en el plano nacional; precisamente; en el plano en que tiene la absoluta superioridad; por unas oposiciones; MUD y demás; que no son más que un reguero de grupos sin estructura ni coherencia; obviamente sin políticas; una verdadera ficción, mediática como dimensión nacional. Siendo que las que tienen alguna base concreta; alguna capacidad o poder real; lo tienen es regional; estadal propiamente; y local. No tienen alcance nacional; salvo el mediático.
Demostradamente; en los procesos electorales regionales y locales; correlativamente con las confrontaciones de calle; las ventajas del poder central: políticas y fácticas; se relativizan; ante la movilización e impulso electorales locales de la gente. De tal forma que la presión y activación ciudadanas; consistente y continuadamente; debe apuntar a que el CNE actualice el calendario electoral; concretamente, con las elecciones a concejales y legisladores; para ya; que debieron haberse hecho en el 2016. Independientemente, en tal caso; de cuando sean las presidenciales, que se previeron en ese mismo calendario; para fines de este 2018.
.- Maduro, primer interesado en un candidato único de oposición; en un solo payaso.
Que el tema en las oposiciones; y en el país; punto único; esté siendo la unidad y el candidato único; etcétera; radiografía la situación. Pues; no se trata de un proceso; electoral; en el que hay un candidato muy bueno, con gran apoyo popular; que está sobrado electoralmente. Ante el que los otros candidatos, para ´poder levantar o acercarse; tienen que unirse, algunos o todos. Nada que ver con las elecciones mejicanas o colombianas, digamos. Estas no son elecciones. Esto es un montaje fraudulento integral; total; por cierto, indisimulado; un fraude transparente como tal; a la vista de todos. Con resultados predeterminados. Y al que se pretende confrontar electoralmente; con “la unidad” y un “candidato único”. Cuando está montado exactamente sobre las mismas bases y términos que el de la ANC el 30-O, 2017; con la diferencia de que en vez de los miles que, entonces; promovidos hasta con su bono, por el gobierno; hicieron de payasos postulándose para constituyentistas; En este proceso; a Maduro y al madurismo le interesa y es suficiente; y preferible; que se postule uno. Uno solo; un solo payaso unitario. Pues a eso era que venía todo el cuento del diálogo y demás retóricas. Su óptimo “Plan B”; era que su reelección resultara de una confrontación “electoral”; con todas las oposiciones unidas apoyando un solo candidato. Cuál no importa o importaba mucho; aunque juega a promover a alguno. Maduro y el madurismo están más interesados en la candidatura única y la unidad total de todas las oposiciones; que ellas.
.-Ante cualquier candidato el CNE y el Plan República garantizarán la reelección de Maduro.
En la coyuntura actual; en las condiciones concretas; cerradas; impuestas por el madurismo para su reelección; la cuestión no es encontrar al mejor candidato. Menos, de escoger un candidato, único; “que unifique” más; etcétera. Ni tampoco; todavía menos; de que en perspectiva e hipotéticamente pueda ser un buen presidente; “de transición”. Vale reiterar, que; se trata de la correlación de Poder. De la asimetría absoluta entre el poder total concentrado nacional de que dispone el madurismo; y la absoluta indefensión y dispersión; la inexistencia de ningún contrapoder fáctico en la sociedad nacional.
Y en concreto e inmediatamente; se trata del sistema electoral chavista; montado y perfeccionado para el fraude que se necesite. Lo que ya nadie; ni los técnicos de la MUD, y el OEV; avaladores de las auditorías del CNE; se atreven a relativizar. Siendo pertinente una última; referencia a SMARTMATIC; cuando al desentenderse del proceso para la ANC; precisó que “al menos un millón de votos no se sabe de dónde salen. “Al menos”
Y se trata de no relativizar el que en el sistema electoral chavista; lo cualitativo-procesal montado para producir los resultados predeterminados; corresponde al CNE. Y que lo fáctico; la garantía de que los procesos transcurran y resulten como se necesitan; toca al Plan República. Cuya función hoy; no es preservar la normalidad del proceso; sino manejarlo y controlar que resulte de acuerdo a lo planificado.
La intransigencia extrema del madurismo en Dominicana; en cuanto no ceder en nada sobre el CNE; y el PR; incluso a costa de que fracasara su intento del “Plan A” para le reelección de Maduro; es demostrativa de que están conscientes de que pierden si se cuentan bien los votos.