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Edward Rodríguez: Candidato único, un solo desastre

Los venezolanos estamos hechos de rebeldías. Cuando insurrectos, insubordinados como siempre, dimos muestras suficientes de que estábamos decididos a ser libres en la tierra que habíamos hecho nuestra a fuerza de trabajo y empeño, pero que el Rey Borbón consideraba su colonia por derecho divino, dividieron el Virreinato de la Nueva Granada y crearon la Capitanía General de Venezuela con la intención de controlarnos mejor.

Nada pudo evitar que todas aquellas rebeldías hicieran cauce en ese enorme río que es la vida del Libertador Simón Bolívar y que convencidos como estábamos de que no podíamos ser definitiva y totalmente libres en un continente de esclavos llevamos la causa de la emancipación desde el Caribe hasta los Andes que hoy forman Bolivia.

Uno cree que la libertad se ganó simplemente con las batallas de las que nos hablaban en la escuela pero basta revisar un poco más en detalle la historia para comprender que lo que nos hizo libres fue nuestra absoluta resolución a alcanzar la humana condición de ciudadanos.

Solo una voluntad como esa explica la heroicidad de nuestros próceres, la valentía y el arrojo del Ejército Libertador de América. Temprano, cuando comprendimos que la Independencia de España no implicó la liberación total de antiguas opresiones y esclavitudes nos alcanzó la Guerra Federal. Más de 400 montoneras, rebeliones y revoluciones nos llevarían hasta el siglo XX.

Hay quienes dicen que Juan Vicente Gómez “pacificó” Venezuela pero fue una “paz” bañada en sangre, a fuerza de sofocar con una máquina de crímenes a los venezolanos que seguían luchando por la libertad.

Y ese carácter guerrero, ese empreño por cambiar y hacer las cosas a nuestro modo lo llevamos a todos los planos de la vida republicana. Los venezolanos tenemos registro y matrimonio civil desde el siglo XIX y es seguramente el más laico de los Estados del hemisferio.

Ese mismo talante libertario, de que somos iguales y no nos subordinamos por condición social u origen étnico se expresa también en nuestra forma de hablar.

A parte de la historia, quizás nacer aquí, teniendo el Caribe y ese otro mar verde de llanos y selvas como pecho y espalda, los Andes y la región del hierro de Guayana como brazos musculosos y hábiles y, aunque se vea al lado derecho del mapa, el Lago de Maracaibo como un corazón que ha bombeado petróleo en más de 100 años, nos hace ser así como somos los venezolanos. Rebeldes, protestones, innovadores, aviones, a los ojos de extraños, “igualados”. Un 27 y 28 de febrero hoy como  ocurrió otra de nuestras rebeliones, que desencadenó los acontecimientos que hemos vivido en estos años, sin perder el foco en el momento no debemos perder la perspectiva que nos da la historia, sino queremos repetirla.

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