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Luis Fuenmayor Toro: Los grandes peligros hoy para la nación venezolana

En la coyuntura electoral actual, no se dilucida quién será el próximo Presidente de la República, ni cómo se modificará el cuadro opositor venezolano de llegar a ganar el presidente Maduro. Si estuviéramos en condiciones iguales a las existentes hasta diciembre de 2015, esas serían posiblemente las preguntas a resolver con las elecciones de abril próximo. Diríamos que si Falcón gana sería el próximo Presidente de Venezuela y si pierde pasaría a liderizar la oposición al presidente Maduro. Pero no, no es esto lo que está en juego. Se deciden situaciones mucho más trascendentes para el país, dadas las contradicciones internas y externas generadas en la sociedad por tres situaciones principales: el enfrentamiento prácticamente a muerte del Gobierno con los sectores más extremistas de la MUD, el caos de todo orden generado por una pésima y perversa gestión gubernamental y la ruta intervencionista extranjera escogida por EEUU y sus seguidores en el país, el continente y el viejo mundo.

Si Maduro gana, existe ya la decisión de varios países, liderados por EEUU, de no reconocer su triunfo, a pesar de lo que haga para demostrar que las elecciones fueron totalmente ajustadas a los preceptos constitucionales. Si las amenazas son en serio, cosa que afirma todo el mundo, significa que Venezuela pasará a ser un Estado sin gobierno, con una población muriéndose de hambre, peor que las hambrunas reales ocurridas en las más pobres y atrasadas naciones africanas, según la matriz de opinión que la gran prensa transnacional ha logrado imponer en el mundo entero. En estas graves circunstancias, la ayuda humanitaria, a través del canal humanitario que no respeta fronteras y menos la de un país sin gobierno, se impondrá con la fuerza militar de la ONU o de un grupo diverso de países. Sería la primera invasión de ese tipo que sufriría Venezuela en toda su historia, con todas las consecuencias nefastas de muertes, heridos, destrucción material, pérdidas territoriales y hasta disgregación o desaparición de la República.

Si la FANB se enfrenta a esta violación de la soberanía, será destruida y desaparecerá del futuro de la nación, tal y como ocurrió con la Guardia Nacional panameña en la invasión para derrocar a Noriega. La milicia no existe sino como propaganda y los colectivos armados como La Piedrita huirán en desbandada o se esconderán debajo de las piedras si fuera preciso. Su preparación hasta ahora sólo ha servido para hostigar a los habitantes de los barrios, bachaquear con los CLAP, los repuestos y las medicinas, agredir manifestaciones pacíficas y traficar con todo lo que deje alguna ganancia, drogas y efectivo incluidos; son realmente bandas de delincuentes bajo la protección del gobierno de las que nada bueno se puede esperar. Este escenario sólo podría ser cambiado por un golpe de Estado previo a la penetración, tal y como lo propuso Tillerson poco antes de salir.

El otro escenario, el del triunfo de Henri Falcón, también constituiría un escollo para los planes intervencionistas y en este sentido sería muy deseable que ocurriera. Sería la salida por las buenas que el mismo Tillerson señaló y permitiría una derrota ordenada y negociada del chavecismo. Éste no sería extinguido como proponen entre otros el economista Hausmann, ni perseguido ferozmente como hizo Pinochet en Chile con los militantes de la Unidad Popular, que apoyaba a Salvador Allende: 20 mil fueron asesinados en los primeros 4 días del golpe. No tengo el don de ser prestidigitador ni cargo encima una bola de cristal en la que veo el futuro. Puedo perfectamente estar equivocado y deseo estarlo. Pero es así como veo el futuro inmediato y será sobre esta base que se debe actuar políticamente y establecer las decisiones en la materia.

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