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Román Ibarra: Voto protesta – voto castigo

 

Es bueno recordar que la razón por la cual el gobierno ha podido secuestrar todas las instituciones del Estado, y ponerlas a su servicio para la destrucción del sistema democrático, y la construcción de una dictadura neocomunista a imagen y semejanza de sus amos de Cuba, tienen su origen en el error garrafal de la oposición, al haberse abstenido de concurrir a las elecciones parlamentarias de 2005.

Ese fue el corolario de la ristra de errores cometidos por la oposición, cuyos antecedentes nefastos nos recuerdan la huelga petrolera; el paro indefinido; la plaza Altamira; los golpes del 11 de abril; el Carmonazo (2002), y finalmente –como ya señalamos- la abstención de 2005 en las parlamentarias.

Ese escenario le fue servido en bandeja de plata a Chávez para alimentar su enfermiza obsesión de perpetuarse en el poder, habilitado por su mayoría en la Asamblea Nacional para decretar leyes a la medida de las instrucciones del modelo totalitario de su mentor cubano, el sátrapa Fidel Castro.

Luego de ello, la oposición desde el 2006, retomó el camino de la cordura democrática, y comenzó a obtener triunfos rutilantes que se tradujeron en la derrota del proyecto de reforma de la Constitución propuesto por Chávez en 2007, y el triunfo parlamentario del 6D/15 con dos tercios de los miembros de la AN. Triunfos estos que fueron posibles gracias a la construcción de una plataforma unitaria.

Frente a esa derrota aplastante, el gobierno utilizó su TSJ, y su CNE para robarse descarada y abusivamente el referéndum revocatorio propuesto por la oposición en 2016, para luego intentar -como en efecto ocurrió- la división de la alternativa democrática concentrada en la MUD.

Actuando de manera ventajista, y aprovechando nuevamente sus instituciones secuestradas convocó de manera inconstitucional la ¨elección¨ de la Asamblea Nacional Constituyente, avalada por el TSJ, y el CNE, que aunque espuria, existe y hace lo que le da la gana con ese aval.

Un diseño totalitario destinado a desmoralizar, dividir, y enemistar a los factores de oposición, que muchas veces hemos caído en la trampa del oficialismo. Hasta cuándo seguimos en lo mismo?

A pesar del fracaso de las mesas de diálogo y negociación realizadas en República Dominicana, por el saboteo deliberado de los emisarios del gobierno, siempre insistimos en la necesidad de presionar para lograr acuerdos que permitieran alcanzar las condiciones de participación en las elecciones de manera unitaria, a sabiendas de que en dictadura es casi imposible conseguir tales condiciones.

Aún así, lo peor que podemos hacer es no participar, porque nuestra eventual abstención no va a frenar al gobierno en su intención de perpetuarse en el poder. Lo que debemos hacer los demócratas es acompañar a Henri Falcón, quien llenó el vacío dejado por la MUD para alcanzar una victoria que como él mismo ha dicho, será un gobierno de transición para la reconstrucción de la democracia.

La MUD debe acompañar la candidatura de Falcón sin complejos y con urgencia ofrecer su experiencia en la defensa del voto para garantizar un triunfo que todas las encuestas advierten que puede ocurrir, habida cuenta de que el 80% de la población rechaza a Maduro por la destrucción social, económica y política de nuestro país.

A pocos días de las elecciones presidenciales es necesario que pongamos de lado nuestras diferencias, y marchemos unidos, de común acuerdo con la comunidad internacional en la construcción de una victoria clamorosa para revertir los efectos deletéreos del comunismo asesino y ladrón que destruye nuestro país.

Convirtamos nuestra rabia en la fuerza necesaria para derrotar al comunismo el 20 de mayo. Se puede!

@romanibarra

 

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