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Alberto Mansueti: Día del capitalismo liberal

 

¿Por qué los Gobiernos decretaron el 1 de mayo “Día Internacional del Trabajador”? Simple: porque los socialistas lo hacían. Y lo hacen: es el “Día Mundial de la Justicia Social”, el 20 de febrero. “Día por la Erradicación de la Pobreza y Exclusión Social”, 17 de octubre. “Día de los Derechos Humanos”, 10 de diciembre. El “Día Internacional de la Mujer”, cada 8 de marzo; y “Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer, 25 de noviembre. El “Día de la Madre Tierra”, 22 de abril. Y el “Día de la Solidaridad Humana”, 20 de diciembre. Sin temor al ridículo, “Día Internacional de la Felicidad”, 20 de marzo. “Día contra la homofobia, la transfobia y la bifobia” (¿?), cada 17 de mayo.

Días dedicados a la propaganda, evangelismo y catequización compulsiva para sus “causas”, principalmente en las escuelas y medios masivos de comunicación.

Nosotros no queremos obligar a nadie a celebrar nada; en América latina ya anotaban los liberales del siglo XIX que se trabaja poco porque hay demasiados fiestas y “feriados nacionales”. Y es así: fiestas católicas, fiestas patrias, incluso fiestas paganas como Carnaval. Es que el Estado quiere sustituir a Dios, y ser “más bueno que Dios”: decreta más que un día semanal de reposo, y anuales otros muchos.

El movimiento continental de las 5 Reformas tiene su Sesión Anual Ordinaria en un país diferente, cada 19 de marzo, aniversario de la Constitución de Cádiz, 1812, “la Pepa”; y ese es nuestro “Día del Liberalismo Clásico”. Y también celebramos el “Día del Capitalismo Liberal”, cada 15 de mayo, ya que ese día de 1846, en Londres, la Cámara de los Comunes procedió a la derogación de las “Leyes de Granos”, que se hizo efectiva algún tiempo después, abriendo las puertas al libre comercio.

Estas leyes fueron dictadas durante las guerras napoleónicas, como medidas transitorias “de emergencia”, por el bloqueo continental. En la batalla de Waterloo, 1815, Napoleón fue derrotado; pero las leyes se mantuvieron en vigencia, como acostumbra a proceder el estatismo. Imponían la prohibición de importar granos hasta cierto nivel de precio interno, y libertad restringida, sólo para cuando el precio subiera de ese nivel; típica “ingeniería social”. En 1822 hubo una pequeña reforma, pero sólo para desviar una parte de las ganancias monopolistas, mediante impuestos, desde el sector terrateniente privilegiado, al tesoro del Estado; esta es otra política corriente hoy día.

Inglaterra fue el primer país del mundo en acabar con esas malas prácticas “proteccionistas”, gracias a la acción política de la “Liga Anti-Leyes de Granos” (Anti-Corn Laws League), fundada en 1839 por los “manchesterianos” Richard Cobden y John Bright. Manchester era la sede de la industria textil.

La Liga Anti-Leyes de Granos se inspiró en las tradiciones inglesas de libertad; pero también en la Constitución española de 1812, y tuvo grandes y positivas repercusiones, en ambas Américas y en el mundo. Los escritos de los “manchesterianos” exponen ideas liberales que aún hoy suenan “atrevidas”, como la recomendación general de comprar en el mercado más barato y vender en el más caro, o la consideración de que restringir importaciones es un obstáculo para expandir exportaciones.

Cobden y Bright expusieron razones económicas y utilitaristas en favor de las clases trabajadoras; pero también apelaron a los sentimientos morales, incluso con emotivos versos y alegres cantos.

Pero ¿sobre qué base moral fundaron la “Liga”? Pura ética cristiana. La profesora Ayse Celikkol enseña literatura inglesa en la Universidad Bilkent de Turquía. Y en una revista académica llamada “Branch” (Britain, Representation, And Nineteenth-Century History), nos trae muy valiosos datos sobre la Liga: sus líderes entrelazaban la ciencia económica con discursos cristianos de gran atractivo sentimental.

Cobden, “economista cristiano”, sostuvo que el libre comercio formaba parte del “Derecho Internacional de Dios”, ya que permitía a todos los pueblos del mundo compartir sus productos. El carnet de miembro de la Liga reflejaba esta visión cristiana. La tarjeta muestra un grupo en oración, identificable como una familia. En el centro de la imagen, hay un padre, parado junto a su mujer, que está de rodillas y cargando un bebito; hay un hijo adolescente que toma el brazo de la mujer; hay un anciano de barba blanca, sentado: el abuelo. Presentaban el libre comercio como una causa benéfica, y reafirmaban los tradicionales roles de género, para derribar el falaz argumento aristocrático de que peligraban por culpa de las fábricas y las máquinas. La figura de la familia demuestra lo que Norman McCord, historiador inglés, llama “línea típica de la Liga: argumentos morales y religiosos”.

Celikkol es autora de Romances of Free Trade: British Literature, Laissez-Faire and Global XIX Century (Romances del Libre Comercio: literatura inglesa y laissez-faire en el global siglo XIX). Nos descubre al máximo poeta del movimiento liberal, Ebenezer Elliott, calvinista convencido, escribiendo The Corn Law Rhymes (año 1831), colección de versos contra las leyes de granos, por contravenir los valores cristianos. En la Introducción trata sobre oferta y la demanda, salarios e intercambio de productos agrícolas y manufacturados. “El proteccionismo viola el orden de Dios”, dice.

Por estos precedentes, es increíble que el español Antonio Escohotado, ex comunista ahora en papel de “libertario”, dedicó el primer tomo de su trilogía titulada “Los enemigos del comercio”, a escribir contra el cristianismo, como un “enemigo del comercio”. En la portada pone el cuadro del renacentista Quentin Matsys (1466–1530), de la escuela flamenca, con Jesús echando del templo a los mercaderes a latigazos, pero no por ejercer el comercio, sino por traficar con la religión. Matsys, célebre pintor cristiano, firmó obras muy bellas, inspiradas en motivos bíblicos; y a diferencia de Escohotado, no ignoraba el sentido real de aquellos memorables latigazos.

Disculpen lectores si este artículo luce algo erudito y “culturoso”, pero hay tantos engaños y confusiones dando vueltas por el mundo, sobre diversos temas muy importantes, que a veces se debe investigar; y es bueno compartir los resultados de las investigaciones, por ejemplo para celebrar a los héroes de Manchester tal como ellos fueron realmente, y lo que ellos de verdad creían, en el “Día del Capitalismo”.

¡Hasta la próxima!

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