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César Malavé: Estado docente: 72 años

 

La participación activa del Movimiento Magisterial  ADeco en las luchas sociales y políticas del pueblo venezolano; desde su organización en La Federación Venezolana de Maestros, en medio del terror de la dictadura de Juan Vicente Gómez; ha sido una constante que se confunde indivisiblemente con la vida misma, el destino y la razón de ser de nuestro país.  Los educadores de Acción Democrática planteamos desde 1945, cuando se produjo la Revolución de Octubre, la necesidad de romper con el positivismo en la educación. Para el magisterio Adeco era, es y siempre será imprescindible la Formación del hombre en la plenitud de sus atributos físicos y morales, ubicado perfectamente como factor positivo del trabajo de la comunidad, la capacitación para la defensa del sistema democrático dentro del cual tienen vigencia y son garantizados los derechos civiles y políticos esenciales de la personalidad humana; la diferenciación del Estado Docente del gobierno docente propio de las tiranías Y la formación para el trabajo productor mediante el dominio de las técnicas reclamadas por el desarrollo tecnológico de la época. Esta cosmovisión educativa, políticamente identificada con el Humanismo Democrático, sintetiza el principio de una educación auténticamente ecléctica, y que emergió como consecuencia de la concepción filosófica del medio y de la vida de los venezolanos, dentro de una realidad histórica – Geográfica y sociológica – económica.

Bajo esta filosofía se estableció en 1946 un instrumento legal que  conmocionó a la comunidad educativa venezolana: El 30 de mayo fue publicado  en la Gaceta Oficial N°178, el decreto 321. Se buscaba una evaluación mucho más cualitativa y humana suprimiendo los exámenes finales para los alumnos con un promedio igual o superior a 15 puntos.  El objetivo del Tres Dos Uno, como se le llamó entonces, era reglamentar las calificaciones y promociones de la educación primaria, secundaria y normal en los institutos oficiales y privados inscritos en el Ministerio de Educación Nacional, dando mayor importancia al trabajo estudiantil realizado durante el año y restándosela a los exámenes finales del mes de julio.

Los retrógrados  inmediatamente se opusieron al decreto. Los colegios privados, específicamente los confesionales lo calificaron de “Totalitario”, a tal efecto, organizaron manifestaciones de niños y adolescentes, muy bien planificados por la plutocracia de ese momento y por el clero, y las cuales tomaron un sentido francamente insurreccional (muy bien recogidas en el  libro de Oscar Yánez “Amores de Última Página). La Iglesia Católica sostenía que la responsabilidad de la educación correspondía en primer lugar a la familia como núcleo básico, luego a la Iglesia con su doble función sobrenatural para educar y vigilar; y por último al Estado con su función de proteger, promover y suplir en aquellos casos necesarios  A esas manifestaciones se enfrentaron estudiantes organizados en la FEV, los gremios magisteriales (FVM y CPV) y densos sectores de padres y representantes, quienes manifestaron públicamente su respaldo al decreto. La situación se tornó muy tensa.

El Gobierno, liderado por presidente de la Junta Revolucionaria Rómulo Betancourt, vio en peligro la estabilidad de la incipiente democracia que comenzaba a vivir el país y se encontró ante la única salida plural posible: sentarse con las partes a buscar una solución. Se negoció con los directivos de la educación privada un acuerdo para diferir para el próximo año la aplicación del 321, y como solución  se dictó el decreto 344 del 10 de junio de 1946, según el cual todo alumno de educación oficial o privada con un promedio de calificaciones de diez o más puntos quedaba promovido al año inmediato superior. La  renuncia del Ministro de Educación,  Humberto García Arocha, no se hizo esperar. No hay duda histórica que la derogatoria del 321 y su sustitución por el 344, ha sido uno de los puntos negros de la extraordinaria jornada educativa cumplida por los hombres de la Revolución de Octubre inspirados en la filosofía educativa de Acción democrática y, específicamente, en la visión egregia del Maestro Prieto, cuyo pensamiento antropogógico está más vigente que nunca.

@cesarmalave53

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