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Román Ibarra: La reconstrucción necesaria

 

Luego de la catástrofe electoral, y la ristra de errores abstencionistas cometidos por los factores de oposición, no queda otra opción que proceder a reconstruir la unidad de la alternativa democrática, mediante un ejercicio de autocrítica sincera, sin complejos para admitir los yerros, y desde ahí comenzar de nuevo, agrupados bajo una misma política y un liderazgo coherente.

Para quien esto escribe, sería una gran alegría si se confirman los rumores según los cuales, Ramón Guillermo Aveledo vuelve a estar al frente de la MUD, toda vez, que en la oportunidad anterior lo hizo bien, y hoy con más experiencia debería resultar mucho mejor. Se trata de un venezolano de sólida formación; con sentido estratégico de la política, y de talante claramente democrático. Un caballero de la política; un estadista.

Desde luego, no basta con su sola voluntad; se trata de que se le acompañe con sinceridad, pensando y poniendo los intereses del país por encima de los intereses partidistas; grupales, o de personalidades. La oposición no tiene más opción que acertar en el diagnóstico, y en las soluciones que ofrezca, pues el país está cayéndose a pedazos por culpa del comunismo incompetente, y corrompido que viene destruyéndonos en los últimos 20 años.

Pero el relanzamiento de la MUD debe servir de estímulo también para invitar a participar a todos; que nadie se quede por fuera, ni se le excluya. La nueva MUD debe estar integrada por todos los partidos de oposición; disidentes del oficialismo; personalidades independientes, y por todo aquel que tenga la necesidad de contribuir a que Venezuela se salve de esta catástrofe, que de continuar,  garantiza una vida miserable para la mayoría de nuestros semejantes.

Hay que juntar y acompañar todas las iniciativas que se están dando, como la acción interpuesta por Falcón ante el TSJ en su Sala Electoral, así como las del Frente Amplio, las que se llevan a cabo en las universidades, las que adelante la MUD, pero sobre todas las cosas, esas actividades tienen que estar conectadas con las luchas populares en el sector salud; en el sector transporte; estudiantil; profesoral; profesional; vecinal, y en general de todos los sectores, porque la destrucción que protagoniza el gobierno es total.

Se trata de que todos quienes somos víctimas del desastre social; la hiperinflación; la pobreza; la inseguridad y la muerte, nos unamos en el propósito de dirigir un esfuerzo gigantesco para recuperar la democracia, y con ello salvar al país de ese entramado nacional e internacional del crimen organizado que se esconde en el disfraz del socialismo del siglo XXI, pero que en verdad reúne a los peores sátrapas: Fidel; Raúl Castro; Evo Morales; Daniel Ortega; Los Kirchner; Lula, Dilma Roussef; Correa; Chávez y Maduro.

Una gran alianza de todas las fuerzas de la oposición venezolana, junto a la comunidad internacional, debe trabajar con mucha cohesión y hacer mucha presión para que podamos en un lapso más o menos breve  conquistar un acuerdo para celebrar verdaderas elecciones; sin presos políticos; sin inhabilitados; con un CNE equilibrado; con presencia de observadores internacionales imparciales, y sin los ventajismos, y chantajes del ridículo ¨carnet de la patria¨, ni la humillación de los CLAP, y los Puntos Rojos.

Si ello no ocurre, la presión internacional podría asfixiar al gobierno al impedir que consiga nuevos préstamos y endeudamientos, con lo cual, ciertamente se le hará difícil su labor, pero también contribuirá con la profundización del empobrecimiento de todos los venezolanos, y la presión para que continúe la fuga de talentos.

¡Hay que frenarlos ya!

 

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