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Gobierno intenta descabezar a la oposición: 14 dirigentes nacionales exiliados y 13 perseguidos en el país

 

VP es el más afectado, pero PJ, MPV, VV, UNT, ABP y Copei no se quedan atrás. Colombia, España y Estados Unidos reciben a la diáspora del liderazgo. Las caras emergentes “a juro” tienen ímpetu pero carecen del fogueo para enfrentar la coyuntura. Las redes sociales y la instantaneidad de las comunicaciones del siglo XXI les permiten a los de adentro estar en contacto permanente con los de afuera.

Por Maru Morales P.

27 integrantes de las direcciones nacionales de los principales partidos de oposición son objeto de persecución por parte del Estado. Algunos están presos y condenados, otros inhabilitados, también los hay con prohibición de salida del país y otras medidas cautelares.

Si contáramos a la dirigencia media y bases de los partidos, la cifra superaría las 80 personas entre presos y exiliados. Al punto que hace dos semanas, Primero Justicia anunció una revisión y reajuste de su estructura como consecuencia del impacto de la diáspora. Lo mismo VP. Pero esta investigación se centra únicamente en los dirigentes nacionales.

La regla general de la persecución, sobre todo de los exiliados, es la “amenaza de emisión de orden de captura”. Varios de los dirigentes nacionales se han ido ante la inminencia de una orden de detención que nadie llegó a ver, pero de la que todo el mundo habló o de la que recibieron un “alerta temprana” de parte de algún funcionario de rango medio del Gobierno.

Los partidos opositores más acosados son Voluntad Popular y Primero Justicia. En el caso de VP, 8 de sus 11 directivos nacionales —incluyendo a su coordinador nacional, Leopoldo López— están presos, judicializados o exiliados. VP tiene otros tres integrantes perseguidos que si bien no son parte de la dirección nacional electa en 2011, adquirieron ese carácter. Por si eso no bastara, el partido fue ilegalizado a comienzos de este año en medio de una confabulación y manipulación constitucional orquestada por el Consejo Nacional Electoral (CNE), el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente (AN) —así llamada por el Grupo de Lima.

Primero Justicia no se queda atrás. El partido, también ilegalizado por la tríada antes mencionada, tiene a 9 de sus principales dirigentes inhabilitados para ejercer cargos públicos, exiliados, amenazados de juicio o con investigaciones patrimoniales en su contra, empezando por su cabeza, el coordinador nacional Julio Borges

Luego están los partidos y movimientos pequeños pero igual de incómodos para el Gobierno: ABP con su presidente Antonio Ledezma en el exilio. Vente Venezuela con su coordinadora nacional, María Corina Machado, con prohibición de salida del país, un integrante de su dirección nacional en el exilio y otro con prohibición de salida de Caracas. Copei, con su presidente, Roberto Henríquez, asilado en la residencia del embajador de Chile. Movimiento Progresista de Venezuela, cuyo integrante del secretariado, Liborio Guarulla, fue inhabilitado. Y por último, UNT, con Pablo Pérez, de la dirección nacional, también inhabilitado para ejercer cargos públicos.

Relevo necesario

Recientemente, en un foro organizado por Crónica.Uno, la historiadora Margarita López Maya se refirió a la necesidad de la renovación del liderazgo opositor existente, no solo en términos de relevo generacional, sino de sustitución de un liderazgo “cansado y acosado”.

Muchos de nuestros líderes están en el exilio pero están quebrados. Hay que ver lo que es tener cuatro hijos de ocho años y que te amenacen con que si no firmas en Dominicana, algo le va a pasar a su familia. Entonces ahí está Julio Borges en Bogotá. Leopoldo López, preso, con tres niños pequeños. Hay que entender que aquí hay un liderazgo que ha dado mucho y necesita relevo, afirmó.

Consideró además que ese nuevo liderazgo tiene que prepararse, proyectar que tiene capacidad de mando y que es “capaz de controlar a un país como el nuestro”.

Tenemos muchachos audaces, valientes que son atributos importantes, pero lo que más necesitamos de cara a la comunidad internacional es mostrar que tenemos gente que puede mandar, que puede controlar al Ejército, a los paramilitares, y a la cuerda de locos que tenemos aquí. Necesitamos mirar hacia un liderazgo que tenga vocación de poder, que pueda asumir ese poder y se le pueda respetar, sostuvo.

Exiliados de ayer y hoy

López Maya puso en duda la capacidad real del liderazgo en el exilio para conectar no solo con los problemas cotidianos del país, sino incluso con la dirigencia de su partido y sus bases.

El actual coordinador nacional encargado de Voluntad Popular es el diputado Juan Andrés Mejía. Ocupa ese cargo porque Leopoldo López, Carlos Vecchio y Freddy Guevara están tras las rejas o fuera del país. Mejía admite que el rápido ascenso en la estructura partidista es una desventaja, pero por otra parte afirma que el exilio o presidio de sus compañeros no ha impedido el funcionamiento del partido.

Freddy Guevara y yo tenemos que entendernos con dirigentes políticos de más experiencia como Henry Ramos, Julio Borges o Manuel Rosales. Eso es un reto. En cuanto a la conducción del partido, es un hecho que hacerle llegar una información a Leopoldo es muy complicado, ya que no puede recibir visitas sino de su familia. En cambio, con los que están afuera no hay tensión ni distancia. Todos estamos claros de que quienes están afuera no tienen conexión directa con el país y los que estamos adentro estamos sujetos a la persecución permanente. Pero todas las decisiones se discuten y acuerdan. Escuchamos a Vecchio, a Smolansky, a Guevara, a Toledo y ellos con mucho respeto nos escuchan a Juan Guaidó, a Roberto Marrero, a Luis Florido, a mi persona, señala.

Henry Ramos, secretario general de Acción Democrática —único partido del G-4 que no tiene presos ni exiliados— avala lo dicho por Mejía y afirma que la comunicación de la dirigencia del exilio con el resto de la Unidad Democrática es fluida: A la hora de la toma de decisiones de los partidos o de la Unidad, yo no veo que el factor distancia sea determinante para ninguna organización política.

Y lo anterior, afirma Ramos, viene dado por la instantaneidad de las comunicaciones que existe hoy en día, a diferencia de lo que ocurrió con los exiliados de las generaciones de 1928 y 1958.

No son comparables los exilios porque son momentos totalmente distintos. Incluso la interacción de los que están en el exilio con los que estamos aquí, gracias a la tecnología, es completamente distinta a la comunicación que tenían los exiliados de otras épocas donde no había redes de comunicación y la comunicación era tortuosa, lo que también dificultaba la toma de decisiones políticas, aseguró.

Se fue pero volvió

Tomas Guanipa es secretario general de Primero Justicia. En enero, el Gobierno inició una investigación penal en su contra por participar en las protestas de 2017. En marzo salió del país para reunirse con diversos líderes y entes transnacionales e iniciar la preparación de la Cumbre de Cúcuta realizada el pasado 1° de junio. A fines de abril se conoció de un supuesto plan para asesinarlo, fraguado desde el sector castrense, según el oficial desertor de Casa Militar Luis Seyas. Su exilio se daba como un hecho, pero la última semana de mayo regresó al país. El miércoles de esta semana, la Contraloría anunció una investigación patrimonial en su contra.

Guanipa reconoce que la diáspora que toca a una gran parte los hogares venezolanos, también tocó a los partidos y les ha llegado el momento de revisar sus estructuras, pero también de “organizar a esa militancia y no militancia en el exilio”.

La cantidad de gente que nos han acompañado por años y hoy están luchando desde otras trincheras fuera del país es muy grande. Esta reestructuración se hace con la intención de incluir a todos. No sabemos cuántos militantes se han ido, pero estamos tratando de ubicar la diáspora para que formen parte de la lucha por la democracia en Venezuela, aseguró.

A continuación, una entrevista que le concedió a Crónica.Uno el pasado 28 de mayo de 2018:

 

Una oportunidad

A juicio de Mejía, la existencia de un exilio forzado para decenas de activistas y dirigentes, más que una debilidad o una fortaleza para la oposición —que puede denunciar la situación del país en primera persona en los principales foros mundiales— es una oportunidad.

Nuestra dirigencia en el exterior se puede formar, se puede empapar, puede estudiar una realidad distinta, y todo ese conocimiento va a ser necesario para reconstruir el país. Los perseguidos aquí tampoco son una debilidad, como Leopoldo, sino una muestra del sacrificio que estamos dispuestos a hacer. Es una oportunidad para transmitir un mensaje, sostuvo Mejía.

Ramos reconoce que “sería mejor que todos estuvieran aquí” pero admite que a la hora de la verdad, el irse o quedarse es una decisión personalísima: Algunos dirigentes que están en el exilio han hecho una labor muy tenaz de contactos con organismos, parlamentos y gobiernos, que antes también hacían, incluso que los que aquí estamos también lo hemos hecho, pero los que están afuera ahora lo pueden hacer a dedicación exclusiva.

Fotos Mariana Mendoza

Crónica.Uno 

 

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