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Enrique Meléndez: Un día miente y el otro también

 

Maduro lleva horas hablando: promesas y batallas. He allí el tema de sus peroratas. Un día amanece solicitándole una entrevista a Donald Trump: otro día lo amenaza con lanzarle el componente de las Milicias; que son esos viejitos y viejitas, que uno ve en las calles uniformados de kaki; un popurrí de cosas, que va soltando, y cuya realidad evoca un tanto el famoso hombre de las cavernas de Platón; cuando decía que los humanos la veíamos, como si estuviéramos en una cueva, y la realidad se proyectara sobre el fondo. Se pudiera decir que el mundo de Maduro está saturado de fantasmas.

Porque, si algo caracteriza todo régimen tiránico es la paranoia, que le cae a sus gobernantes, y entonces necesitan un enemigo en quien encarnizarse; siendo el ejemplo más patético Hitler, en ese sentido, a partir de su odio contra los judíos, contra los gitanos y hasta contra los homosexuales; siendo el enemigo en nuestro caso toda persona, que proteste contra el actual régimen. Ningún gobierno del entorno, salvo el de Daniel Ortega, tiene tantos presos políticos, y que en la jerga cínica de los Rodríguez (Delcy Eloína y Jorge), son calificados de políticos violentos.

Obsérvese que la mayor parte de los dirigentes de la oposición o están presos, empezando por Leopoldo López y a punto de caer María Corina Machado, cuando no Henrique Capriles, o en exilio, empezando por Antonio Ledezma; además de los casos de Roberto Enríquez y Freddy Guevara, asilados en la embajada de Chile, o dirigentes amilanados; empezando por Manuel Rosales, y hasta el propio Henry Ramos Allup, y de allí el que los sectores más radicales de la oposición se refieran a una especie de oposición colaboracionista; consecuencia, precisamente, del hecho de sus ambigüedades, a la hora de enfrentar al régimen, como por ejemplo lo demostró Ramos Allup en el momento en que mandó a juramentarse a los gobernadores, pertenecientes a su partido ante la Constituyente cubana, y a la que él mismo había calificado de prostituyente.

Para eso, precisamente, se le paga a Cuba con unos 80 mil barriles de petróleo diarios, para estas asesorías de tipo maquiavélico; siendo El Príncipe del famoso escritor florentino, considerado como escuela de la tiranía. Promete y miente: he allí las dos claves, para guiarse en ese andar sobre un tigre; que es lo que sucede cuando se asume un régimen de este tipo; porque todos sus fundamentos son de carácter ilegal; si es que estamos hablando de un sistema de gobierno constitucional; de modo que por esta vía el tirano llega a la conclusión de que la Constitución da para todo; tal como lo dijo José Tadeo Monagas, a raíz del asalto al Congreso el 24 de enero de 1848, y así la mentira está a la orden del día. ¿Cuántos atentados no se ha mandado a practicar Fidel Castro?

Que fue la persona que más fantasmas le metió a Hugo Chávez en esa cabeza; partiendo de la profunda ascendencia, que tenía sobre él: Chávez, el imperialismo yanqui te va a matar. Incluso, sus más abyectos todavía lo proclaman: nuestro comandante fue asesinado; se le inoculó un cáncer; quizás en alguna de esas cumbres presidenciales; lo que le provocó a la larga su muerte, y entonces se le tiene como el gran héroe de los tiempos modernos. Entre usted a la sede de un ministerio, y allí se encontrará que está la figura de Chávez, así como su nombre reproducido por todas partes; junto, por supuesto, al que el pueblo comienza a conocer como el Bolívar del Cromañón. Pero hasta en los botones de los ascensores, está inserto el nombre de Chávez; mientras los monitores, que también están colocados en la sala de espera de los ascensores o de los diferentes despachos transmiten escenas de la vida y obra de Chávez.

Que sería la otra gran característica de toda tiranía: la idolatría, y en este caso, de alguien que no lo merece; de acuerdo a lo que pensaría el pueblo; pues el venezolano, aun cuando estuvo muchos años embebido por su liderazgo, gracias a la habilidad, que tenía para distribuir su discurso populista; ahora es cuando se viene a dar cuenta, de que la causa de esta vorágine, que estamos viviendo, y donde todos hemos caído en la mendicidad; cuando no a comer de la basura, no está en manos de Maduro, sino del propio comandante eterno, y esto porque con esas peroratas que se manda Maduro un día y el otro también, no genera sino una especie de conmiseración hacia su persona, sobre todo, por su condición actor mediocre, a propósito de la aberrante imitación que hace del otro.

Obsérvese que las encuestas hablan que muy poco margen de la oposición se cree el cuento de la guerra económica; sin embargo, Maduro lo recalca, porque necesita demostrar que está mintiendo, y que se permite mentir cuando le da la gana; así como necesita levantar falsos testimonios, sobre todo, contra los líderes de la oposición: hoy amanece con una furia encarnizada contra Ramos Allup; mañana contra Julio Borges, y así sucesivamente, va dándole vueltas al caleidoscopio político a medida que habla y promete; rodeado de una corte de tipos, que el pueblo también rechaza, pues durante la campaña, que acaba de transcurrir, y que dio paso a su victoria en las truculentas elecciones del 20M, más de uno de ellos recibió el repudio de dicho pueblo, y lo que demuestra que Maduro no recibió más de seis millones de votos; como tampoco tres millones; pues a lo sumo, consignaron por él un millón y tantos de votantes; que fue el escrutinio, que circuló en las fuerzas armadas, y cuya difusión llevó a que más de un oficial cayera preso. He allí la preocupación que cunde en el mundo democrático internacional, y por lo que recibirá más presión este gobierno; pues nadie querrá ver reflejado en su propio territorio esta vorágine, que estamos viviendo con un gobierno tiránico.

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