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Enrique Meléndez: En 2050 seremos potencia

 

Nicolás Maduro ha dicho que vamos a ser potencia en el 2050; lo que convertiría a la economía de nuestro país en el fenómeno más grande de la historia; teniendo presente que ya llevamos varios años consecutivos de decrecimiento económico; además de registrar la más alta inflación del mundo, con vistas incluso a considerarse asimismo una referencia histórica; pues lo que se estima es que a finales de año tendremos un acumulado inflacionario que sería de más de 150 mil por ciento, de continuar su ritmo de crecimiento, y que rebasa el 100% mensual, de acuerdo a los reportes, tanto de la Comisión de Finanzas de la AN; como de Cedice.

Es más, lo que se proyecta es que Pdvsa cierre el año con una producción de menos de un millón de barriles diarios; consecuencia, precisamente, de la falta de experticia en el manejo de la explotación petrolera, que ha conllevado al cierre de numerosos pozos; vista la circunstancia de que nuestra industria petrolera cayó en manos de las fuerzas armadas; institución que Maduro, precisamente, considera que va a realizar dicho fenómeno; una Pdvsa de la que se esperaba que produjera unos seis millones de barriles diarios, según los cálculos que se tenían durante los tiempos de la República civil, a propósito de lo que se conoció como la Apertura Petrolera, que llevó a cabo el gobierno de Rafael Caldera.

Entonces, se hablaba de que Pdvsa era la segunda trasnacional más importante del mundo; en términos de explotación de hidrocarburos; con inventos muy novedosos como el de la Orimulsión; que luego Chávez, con una gran ignorancia del caso, terminó subestimando, gracias a organismos de investigación científica, con que contaba la industria como el Instituto de Tecnología Venezolana del Petrolero (Intevep); que también generaba grandes adelantos en materia tecnológica, y que asimismo Chávez depauperó, cuando despidió a más de veinte mil trabajadores de Pdvsa, que constituían la crema y nata de la tecnocracia venezolana.

Dicho muy a la venezolana: ¿con qué culo se sienta la cucaracha? Por lo demás, estamos ante una Pdvsa, como dicen los expertos petroleros, plagada de corrupción; con deudas hasta la coronilla, que no está en capacidad de honrar, y por las que tiene demandas ante tribunales internacionales; amenazada, en ese sentido, de sufrir de embargos, en lo que se refiere a sus activos en todas partes del mundo, y hablo en estos términos, porque siempre se pensó que a partir del desarrollo de dicha industria, el resto de la economía del país iba a ser impulsado, como si se tratara la misma de una locomoción; que fue lo que se conoció desde la década de 1930 como la siembra del petróleo; un lema muy discutido por algunos sectores, puesto que algunos opinaban que nuestro país no era apto para la explotación de algunos renglones agrícolas, sobre todo; tomando en cuenta eso que los economistas conocen como las ventajas comparativas y competitivas de algunos de ellos, y que más bien era preferible transformarnos en un país, absolutamente, minero, incluyendo allí la producción de las empresas básicas de Guayana. El hecho es que hay gente que admite que en el país sí se sembró el petróleo, y a ese respecto muestran cifras de resultados, que se tuvieron en áreas muy específicas, como salud y educación; además del desarrollo de la Corporación Venezolana de Guayana, entre otras cosas, con independencia de la visión rentística, que con que se manejaron los ingresos, por este concepto.

Incluso, ni siquiera en estas condiciones estábamos en capacidad de transformarnos en potencia de la noche a la mañana; puesto que todavía quedaban en nuestro inconsciente colectivo rezagos de una mentalidad tercermundista, muy primitiva, sobre todo, en nuestra clase media, y que fueron los que le empedraron el camino a Hugo Chávez para apoderarse del poder; porque quien lo hace es la clase media, a partir del mito del militarismo; primero, influida por aquello que se conoció a finales de la década de 1990 como la antipolítica, y que llevó a pensar a esa clase media que nuestra dirigencia política, se trataba de una clase muy iletrada y codiciosa; segundo, creyendo que sólo los militares estaban en capacidad de combatir esas ansias, en especial, de codicia, y que fue precisamente la bandera de Hugo Chávez como promesa electoral: acabar con la corrupción; limpiar lo que él conocía como la moral del país.

Que éste se haya ganado la voluntad de las clases marginales, gracias al petropopulismo, y que le dieron su apoyo en otras elecciones, esa es otra cosa. Pero quien lleva al poder a Chávez es una clase media muy inmadura desde el punto de vista político.

De hecho, el propio Chávez proclamaba a cada instante que íbamos a ser potencia, sólo que él no marcaba este objetivo en una fecha tan lejana y extemporánea como el 2050; cuando ni siquiera lo más probable es que las generaciones nuestra, como la de Maduro, que ya llega a los cincuenta años, existamos; lo que ya habla de un exabrupto, sino en el 2021, y en un momento en que las grandes transnacionales automotrices, que llegaron a ensamblar en el país más 100 mil vehículos al año, se marchaban de nuestro territorio, así como otras transnacionales; aparte de que en un año tan emblemático como el 2012 ya nuestra economía presentaba signos de decrecimiento, y digo emblemático, porque en ese momento los precios del petróleo rondaban el techo de los 119 dólares. Entonces, ¿no era ilusorio proclamar metas de potencialidades de esta naturaleza?

Una cosa son las realidades y otras las palabras, y de donde se dice que deseos no empreñan: ¿cabe hablar del desarrollo fenomenal de un país, cuando la mayor parte de sus profesionales de alta calificación se han marchado al exterior, precisamente, por las pésimas condiciones económicas, en las que nos encontramos?

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