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Vladimir Villegas: Del carnet de la patria al carnet de la pata

 

La verdad es que la capacidad de asombro se va agotando en esta la Venezuela de 2018. Ya no hay cabida para sorprenderse por las cosas que ocurren. Ya no hay límites para imaginación de quienes toman decisiones en este aporreado país.

En días recientes visité el Estado Táchira, con motivo de las fiestas patronales del Santo Cristo de La Grita. Entre La Fría y La Grita pude observar las kilométricas colas que la ciudadanía debe hacer para abastecer de gasolina sus vehículos. Algunos, quien sabe cuántos, se dedicarán, como ya es conocido, al lucrativo negocio de vender combustible en ” la hermana República-, y por ello no les importa hacer cola hasta dos días. Total, Colombia bien vale una misa. Pero no es eso lo que me sorprende, por mucho que impacte ver semejantes colas en vivo y en directo.

Lo que aun me sorprende es la alocada decisión de imponer en todo el territorio nacional un censo de vehículos para que a través del  mal llamado “carnet de la Patria” se pueda comprar gasolina subsidiada.

No importa si usted es oligarca, multimillonario, si es dueño de grandes empresas, si usted vive en dólares, gasta en dólares y gana en dólares, tendrá derecho a comprar gasolina subsidiada con tan solo sacar el susodicho carnet. Así lo dijo Diosdado Cabello. El criterio no es que usted sea de una  población vulnerable sino que, independientemente de su posición económica, esté dispuesto no a ponerse ” rodilla en tierra” sino a humillarse para que su rostro sea plasmado en un bochornoso carnet que en teoría le da acceso a derechos que no deberían estar supeditados a esa  indeseable alcabala clientelar.

Y si usted es pobre, “pata en el suelo”,  “pela  bola” o cualquier  otra categoría que denote su ruina económica, no se salvará de pagar precios internacionales de la gasolina si osa poner primero la dignidad que la necesidad. Es decir, el gobierno quiere carnetizar a casi todo el mundo en este país para poder llenarse la boca y decir que todos reciben beneficios más allá de su postura política. Y el que no se la cale pues será multado con un criminal aumento de la gasolina, nacido del nuevo cono monetario que ya viene en camino con su amenazante carga hiperinflacionaria.

Y si todo el mundo, contra pronóstico, decidiera sacar el carnet, ¿eso en verdad seria garantía de que todos van a poder acceder a esa gasolina a precio preferencial? Permítanme dudarlo.  Algo trama el gobierno más allá de querer que todo el mundo se sienta “compatriota” y con derecho a chapear con el  tal carnet de la patria.

Cuidado si los surtidores de gasolina con precio internacional terminan más que duplicando a las que expendan con el carnet.

Si se consolida ese despropósito de castigar a quienes no se quieren sacar el tal carnet, pues seguramente veremos el nacimiento de nuevas ” empresas socialistas” , como el bachaqueo de gasolina, para que quienes la compren barata se la vendan a un mejor precio a quienes no tienen  esa segunda cédula nacida de la mente más excluyente, sectaria y segregacionista que pueda existir . Ningún requisito distinto para ejercer los derechos establecidos en nuestra Carta Magna puede estar por encima de la norma fundamental.

El tal carnet de la patria no hace más venezolano a quien lo tiene. Lo convierte en instrumento involuntario de una indignante práctica clientelar nunca vista en Venezuela. No estoy invitando o exhortando a que no lo saquen. Solo digo lo que pienso. No juzgo ni critico a quienes lo saquen. Mi crítica va hacia los autores de esa vil manera de intentar someter por el hambre y la necesidad a las grandes mayorías.

¿Y si, como algunos vaticinan, tendremos dificultades de suministro de gasolina en el corto o mediano plazo, servirá de algo el carnet gasolinero? ¿Está realmente garantizado el suministro cuando el gobierno exonera del pago de impuesto sobre la renta a Petróleos de Venezuela, que es supuestamente la empresa que debe alimentar el gasto público? ¿Tarde o temprano no terminarán por clavarnos a todos el aumento de gasolina para compensar la crisis derivada del despilfarro de los dineros públicos?

Cuidado si un día de estos hasta para caminar haya que sacar un carnet. Y se me ocurre un nombre: el carnet ” de la pata”.

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