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Mischa Eberhardt: La lira turca, en caída libre

 

El desplome de la lira turca continúa y tiene en alerta a las bolsas de valores. Ya la semana pasada había comenzado la drástica depreciación, y el domingo cayó a un mínimo histórico de 7,23 liras en comparación con el dólar. Desde el comienzo de 2018, la moneda ha perdido casi la mitad de su valor. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, trata de asegurar que la economía de su país es fuerte y estable, y que no se puede hablar de crisis.

Pero hay observadores fuera de Turquía que no están de acuerdo. “Es una negación de la realidad”, dijo a DW el economista jefe del Commerzbank, Jörg Krämer. “Por supuesto, Turquía está inmersa en una grave crisis y es muy posible que todo termine en una recesión”. Erdogan definitivamente quiere evitarla. Esa es una de las razones por las que ha intensificado la presión sobre el Banco Central de su país en los últimos meses. En realidad, el presidente turco tendría que aumentar drásticamente las tasas de interés contra el colapso de los precios y la inflación de su moneda. Pero dicha medida podría probablemente ralentizar la economía, porque encarecería el dinero.

¿Qué hacer con las tasas de interés?

En su última reunión en junio, el banco central del país elevó su tipo de interés del 16,5 al 17,75 por ciento. El aumento de las tasas es una piedra en el zapato para Erdogan. Después de todo, los bajos tipos de interés mantuvieron a su débil economía en movimiento en los últimos meses. Por eso, Erdogan se otorgó, como primer decreto de su nuevo sistema presidencial, la autoridad para nombrar al presidente y al vicepresidente del Banco Central en el futuro. “Esto causa angustia en los mercados bursátiles y agrava la crisis”, dijo, por su parte, Oliver Roth, analista bursátil del Oddo Seydler Bank AG a DW.

Con el reciente desplome de la lira, el mercado bursátil turco también va cuesta abajo, porque muchas empresas se enfrentan a un problema: una lira debilitada dificulta la vida de las empresas que han estado, parcial o totalmente, endeudadas en monedas extranjeras. Además, el debilitamiento de la moneda también hace subir el precio de las importaciones a Turquía, lo que hace que los precios aumenten. La población también sufre, porque la inflación es galopante. Es decir, la gente tiene que vaciar cada vez más sus bolsillos para realizar sus compras.

¿Funcionan las medidas adoptadas por el Banco Central?

Para frenar la crisis, el gobierno y el banco central turcos han tomado una serie de medidas. Primero, el Banco Central prometió a los bancos del país toda la liquidez que necesitasen. En segundo lugar, el Ministro de Finanzas y yerno de Erdogan, Berat Albayrak, aseguró que el gobierno ha elaborado un “plan de acción” para calmar a los mercados.

Sin embargo, estas medidas no parecen surtir mucho efecto hasta el momento. La mayoría de los economistas de otros países asumen que el aumento de las tasas de interés, en particular, estabilizaría la moneda turca. “La mejor opción sería que Erdogan reconociera que cometió un error. Entonces se podría restablecer la confianza, si un banco central independiente subiera los tipos de interés”, opina Jörg Krämer.

 

Pero no es el caso. Todo lo contrario: el presidente turco ve a Turquía como víctima de una conspiración. Y asume que la lira, que ha estado bajo presión, volverá a recuperar un nivel razonable. Sin embargo, sigue sin estar claro cómo o por qué sucederá así. Simon Derrick, jefe de divisas de la sucursal de Londres del Bank of New York Mellon, reconoció que las declaraciones y las medidas desde Ankara ha calmado un poco la situación, pero no son la solución a los problemas.

 

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