Hoy más que ayer con proyección en el mañana, el derecho más importante del ser humano, es la paz en sus más amplias expresiones, de paz personal e interior, la paz de la familia, de la comunidad y en definitiva, la paz social. Sin paz no existe sana convivencia ni derechos humanos, porque vivir por vivir, no es vivir, vivir en paz, es vivir. El derecho a la paz, es derecho a la vida.
Algunos justificadores políticos, dicen que para conseguir la paz se hace necesaria la amenaza a la guerra. Ello es vivir bajo la “ley del miedo”.
Simón Bolívar expresó que la obligación del gobierno es proporcionar la mayor suma de felicidad, pero la felicitad está íntimamente unida a la libertad, no se es feliz en esclavitud.
El Derecho es una entelequia juris que no tiene definición exacta y solo se conoce por sus fines, que son justicia, bien común y seguridad en sus amplias significaciones, sentido y alcance y en justo equilibrio; de igual modo, la paz y la felicidad son fines de derecho natural en la sana conciencia de nuestros propios actos de la relación humana cumpliendo con el deber ciudadano, o sea, de nuestras obligaciones. Si todos los ciudadanos y el gobierno cumpliéramos con nuestros deberes no habría lugar para hablar de derechos. Paz, trabajo, vivienda, alimentos, medicinas, educación, calidad de vida (cultura, seguridad personal y de bienes, agua, electricidad, gas y recreación), entre otras, son esenciales para la convivencia en paz, no por imposición y dádivas, sino en el libre desenvolvimiento de la personalidad y ellos, se conjugan en felicidad.
Algunos jefes de gobierno y de Estado, en regímenes de derecha o de izquierda, en democracia o en socialismo ejecutan sus actos abusando del poder bajo el epíteto “el Estado soy yo” y por supuesto, la Nación, súbdita del tirano.
La felicidad es derecho a la vida, no debe promoverse con odio porque conllevará inexorablemente a la lucha entre hermanos, no importa la clase social porque todos sin excepciones, somos gente y exigimos el derecho a la paz.