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Cesáreo Espinal: De lo justo  y de lo injusto

 

Se considera injusto lo inaceptable contra principios naturales de lo justo,  valorado por nuestra percepción.  Lo justo es un derecho humano fundamental. No existe una definición exacta e indubitable de lo justo y se ha adminiculado al concepto de justicia, pero, sabemos que no toda justicia, es justa. Más que por etimología y definición, distinguimos lo justo de lo injusto, por sus consecuencias.

En la antigua Roma, justicia, era “dar a cada uno lo suyo”, aún siendo “lo suyo”, mas de las veces, sea injusto. De tal manera, si lo justo no está absolutamente en la justicia,  no habrá justa justicia sin ecuanimidad que consiste en el equilibrio de los fines del derecho justo en el bien común, la seguridad y la justicia, conceptos en su mas amplio sentido y propósitos sin valor  específico sino en su congruencia;  en este sentido, bien común sin seguridad y sin  justicia, es injusto. El bien común como el aire es todos y es de nadie, pero no puede ser anárquico. La seguridad sin tranquilidad personal y jurídica, no es justa, porque lo justo de la justicia es la paz.

Lo justo fundamentalmente es de sana conciencia, de lógica social y jurídica. Decía mi siempre recordando profesor y mi amigo, en sus últimos días de su vida, Dr. Edgar Sanabria, en las clases de Derecho Romano (UCV) y en su habitual coloquio, que cuando debamos decidir sobre  un planteamiento legal, apelemos a la lógica en primer lugar y luego iremos al código, pero si la lógica no es concordante  con la ley, es indudable que existe una “laguna” en la norma jurídica. Una clase magistral.

Lo justo se conoce por lo inaceptable de lo injusto. La causa de los causas, en el orden social, jurídico y político debe tener como base de la pirámide, el respeto, que es el gran secreto de convivencia,  comenzando con respetarse uno mismo en lo mas individual y privado y los gobiernos a los ciudadanos. “El ejercicio del poder sin respeto, es tiranía.

Los gobiernos cualesquiera que sean sus ejecutorias, enmarcados en la ética, en el  humanismo y en lo constitucional, sin ser esclavos del socialismo marxista y tiránico ni de la democracia capitalista y salvaje, sino en apego  al ideal social de conciliación para convivir en una sociedad justa, no deben ser cancerberos de la gente, sean  ricos o pobres. El gobierno debe estar al servicio de las leyes, pero sin utilizar  vías de hecho  violando el derecho de defensa y al debido proceso.

Es plausible que se sancione al usurero, al acaparador y  corrupto en todas sus escalas, pero, sin aplicar actos contra legis. Lex iniusta non est lex.

Injustas son violencias y excesos para sancionar al comerciante en “dolus malus”, porque se lesiona la seguridad, la justicia e igualmente, al bien común.  

El gobierno, debe ejercer la  “auctoritas” como un verdadero “pater familiae”, orientando, respetando, dando ejemplos y velando por la vigencia del Estado de Derecho Justo.

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