En las familias, los que quedan se cuentan las anécdotas de los que se fueron, se da parte del desarraigo que experimentan y de las otras carencias que encontraron en su destino. Se habla del cambio que viven, ahora disponen de anaqueles llenos y soledades, jornadas largas de trabajo y bajos salarios, alquileres y caseros, entre otros temas.
En las redes sociales se tejen lazos de solidaridad entre los expatriados según el territorio, se ponen a disposición respuestas para los postulados a irse, se construyen los mitos del éxito de la emigración y poco espacio ocupan las penurias, los fracasos y los testimonios de los que están de vuelta. En los medios nacionales se pueden leer algunas crónicas y en los de los países donde han ido reportajes que da cuenta de la xenofobia de la que son objeto los venezolanos y las venezolanas y de sus excesos.
Esto que acaban de leer les es familiar a los venezolanos y venezolanas, puesto que lo que intento resumir es lo que en la sociedad se escucha reiteradamente, que algunos denominan: el discurso del éxodo. Ahora bien ¿Qué conocemos sobre la emigración en Venezuela?, ¿Cuáles son sus causas?, ¿Qué caracteriza la emigración hoy?. Como se hecho hábito en tiempos de post-verdad, se especula sobre el tema, se guarda silencio desde el Estado y se convierte el tema en objeto de disputa política.
Reinaldo Iturriza en su artículo “La migración en Venezuela: un pasaje de ida y vuelta”, uno de los pocos escritos analíticos sobre el tema, afirma que la emigración en Venezuela no es un fenómeno nuevo, y que de acuerdo con datos proporcionados por Naciones Unidas “describe una tendencia lineal, registrando incluso una baja en el último quinquenio (2010-2015)”. En nuestro país vivimos un par de burbujas petroleras que nos permitió acceder a ciertas certezas que no nos invitaban a salir a otros derroteros. Llegamos luego a donde ya habían llegado por distintas razones nuestros países hermanos, de los cuales nos convertimos en receptores durante décadas. Nuestro país siempre ha sido un crisol y en este se han fundido colombianos, españoles, portugueses, italianos, peruanos, ecuatorianos y otras tantas nacionalidades.
Hoy somos mayoría los que elegimos seguir construyendo este país, en su territorio y parte de lo que necesitamos es aprender de los que se van, tener una mirada analítica y comprehensiva de la emigración. Este desafío supone que la migración sea objeto de estudios que permitan contar con aprendizajes tempranos y sustenten una política pública acorde, que entre otros aspectos contemple planes de vuelta a la Patria. Los países que han experimentado esta situación aplican medidas actualmente en esta materia, a partir de aprendizajes tardíos y estos también puede ser una referencia que nos sea útil.
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