Cosa peligrosa es aceptar, en nuestra vida diaria, como normal algo que no lo es.
San Cristóbal, luce en estos momentos, sucia, deteriorada: Sus parques, plazas y áreas verdes, sin mantenimiento; Sus calles, aceras y avenidas llenas de basura; Los bebedores usuales contribuyen al deterioro de nuestra ciudad con su comportamiento de apropiación de los espacios públicos y los desechos que generan. Todo ello lleva a que nuestra ciudad de la cordialidad, no se sienta tan cordial. ¿En qué momento empezamos a aceptar como normal que nuestra ciudad se deteriorara? Hablamos hace un tiempo de la necesidad de reconstruir nuestro tejido social, de restablecer las relaciones entre comunidades, vecinos, familia. No podemos permitir que el deterioro diario se convierta en nuestra realidad cotidiana, y el trabajo debe venir desde los vecinos, pero fundamentalmente desde el gobierno local: la alcaldía.
La organización de la recolección y disposición de la basura es responsabilidad de la alcaldía. El control de bebedores en los espacios públicos, es responsabilidad de la alcaldía. De hecho las leyes y ordenanzas municipales son claras al respecto. Indudablemente que se debe acometer la reforma de la estructura organizacional del poder municipal, pero en el mientras tanto, con la existente es más que posible, implementar acciones básicas y efectivas.
Más del 60% de los desperdicios que se generan en el hogar, se pueden transformar o reutilizar, por lo que en el mundo entero se están haciendo estudios y propuestas a nivel local para lograr una eficiente recolección y disposición de los desechos sólidos, basados en las 3 R, fíjense ustedes, recomendadas esas 3 R por los ecólogos del Banco Mundial: Reducir, Reutilizar y Reciclar.
Son manuales “realizados con el propósito de educar a la comunidad en conceptos básicos para un adecuado manejo de residuos sólidos de una manera práctica y precisa, dando a conocer aspectos como la reducción, la separación, la clasificación, el aprovechamiento y la disposición final de los residuos que generamos”. Es decir, otra vez, nos topamos con la importancia de educar y formar, para construir ciudadanía, que en última instancia es la que nos lleva a construir ciudad.
Y como siempre, las mejores soluciones son las más sencillas, las más prácticas, y deben ser iniciativa de la alcaldía, en conjunto con las comunidades. Empecemos entonces por aplicarlas al problema de la basura:
Definir los días de recolección por la alcaldía para cada sector de la ciudad, con horarios. Esta información debe ser verdadera, y difundida por los diferentes medios de comunicación, incluida las redes, así como entregada a los concejos comunales. Fuera de estos días y horarios no se debe sacar basura.
Colocar receptáculos de basura por sector, que sean equidistantes a las edificaciones existentes en el mismo, en base a las clasificaciones internacionales, a fin de facilitar a los ciudadanos su clasificación y disposición. Esto ayudará a la recolección por parte de la alcaldía.
Establecer un incentivo fiscal, así como premiaciones trimestrales, de los sectores que promuevan y logren las metas de reducción en la generación de desechos, reutilización y reciclaje, para lo cual la alcaldía debe realizar un diagnóstico por sector, a fin de cuantificar la cantidad y tipo de basura, que se está produciendo. Esto significaría además menos presión en cantidad de basura, y contaminación sobre el vertedero de San Josecito, así como más higiene y control sobre el mismo.
Generar talleres para la formación de los ciudadanos en el manejo básico de la generación, clasificación y disposición de basura.
Paradójicamente la actividad de la clasificación y disposición de desechos, se ha convertido en una actividad económica importante, la cual podría significar interesantes ingresos tanto para las comunidades como para la alcaldía.
Lamentablemente el espacio no da para más, pero les prometo seguir incursionando en el tema, con nuevas y mejores propuestas.