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Enrique Meléndez: Si la gente sale a votar

 

Las cuentas están echadas, y si sale el 60% de la población a votar, los números pudieran favorecer a la oposición, granjeándole su buen reparto de gobernaciones. El problema es que el pueblo está muy desconsolado. A pesar de que los muertos, víctimas de la matanza perpetrada por las fuerzas represivas del régimen; ya están bajo tierra, no obstante quedó en el espíritu de la gente un mal sabor: una situación parecida a esos actos terroristas, que llevan a cabo en el mundo entero células fanáticas del extremismo islámico o por gatillos alegres; como lo acabamos ver con el psicópata; que disparó contra una muchedumbre en EEUU; mal sabor, luego de cuatro meses de protesta callejera, para terminar la dirigencia opositora ahogándose en la orilla; terciar con el gobierno, y admitir su participación en las elecciones.

He allí la idea de traición, que hay en el ambiente, y que tiene indispuesto al venezolano en contra de la MUD, y que es donde más se le afinca Nicolás Maduro, y entonces dice que una de las condiciones; que puso la MUD en las rondas de diálogos; que, supuestamente, han venido sosteniendo gobierno y oposición, fue participar en las elecciones regionales; que había pautado el CNE entre gallos y medianoche. Una estrategia que tiene por norte un despropósito, como se ha visto; puesto que se ha descubierto que la participación en los diálogos le hace mucho daño a la oposición, y entonces Maduro fabrica esa mentira; como el mismo hecho de solicitar participación en un evento; que más bien la oposición viene reclamando desde el año pasado, sólo que la abstención priva en el ambiente; nos encontramos en una situación parecida a la de 2005; cuando se venía de un referéndum, que se había perdido, como pensaba la opinión pública, en una forma fraudulenta, y así que se le tenía mucha desconfianza a un CNE, presidido precisamente por un avasallante Jorge Rodríguez, cuya presencia allí incitaba a esta misma actitud pasiva; sobre todo, por la gran arrogancia con la que ejercía el cargo, y todavía estábamos en el momento en que pensábamos, que la abstención de la gente iba a deslegitimar el proceso, y el gobierno iba a revisar su comportamiento hegemónico; aunque hay que reconocer que a la larga Chávez sopesó la situación, y cambió a Jorge Rodríguez por Tibisay Lucena, la de la dulce sonrisa; que terminó por conquistar hasta los más radicales abstencionistas; de modo que ese espíritu es el mismo que está presente hoy en día en la conciencia de la opinión pública; tanto más que esa misma señora, ya no es la misma de hace catorce años atrás, ya su sonrisa no convence a nadie, junto con las otras tres rectoras; que conforman lo que se conoce como el ministerio electoral del gobierno de Venezuela, y así que al espíritu de desconsuelo se agrega el espíritu de la desconfianza, y no sólo frente a las autoridades electorales, sino también hacia la MUD.

El hecho es que todo diálogo lleva implícito una negociación, y al hablar de negociación, se asoma la idea crematística: dinero por en medio, y entonces salen a relucir los supuestos negociados, que hace Henry Ramos Allup o el supuesto dinero que le dan a Julio Borges, y así sucesivamente. He allí el estigma que arrastró Jóvito Villalba en su vida política, la de haberse vendido a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez por una determinada cantidad de dinero, y esto por haber acudido a un diálogo con el entonces ministro de Relaciones Interiores, Laureano Vallenilla, y que más que un diálogo, aquello fue un secuestro. Someten a Villalba y a la dirigencia completa del partido Unión Republicana Democrática en la oficina del famoso Laureanito, y los envían en un avión fletado hasta Panamá; luego de enterarse el régimen de que dicha dirigencia había aprobado participar de la Asamblea Nacional Constituyente, que había convocado la dictadura perezjimenizta; cuya elección la había ganado URD; sólo que a la larga la dictadura había alterado los números a su favor, y de modo que aquella decisión de URD había radicalizado al régimen, y quien se había visto obligado a actuar de esa manera. Incluso, se decía que el dinero, que le habían dado a Villalba, era con billetes partidos por la mitad, y entonces le habían dicho que la otra mitad estaba en Trinidad, y esto porque de Panamá, Villalba decide ir a Trinidad; habiendo sido el país que lo había acogido en su primer exilio en su ya distante juventud. Pero esta fue una especie que echó a correr la dictadura de Pérez Jiménez, y que los adecos, sobre todo, se encargaron de propagar, y esto porque no se olvide que esa militancia; contraviniendo la línea de Betancourt en ese año de 1952, que era la de la abstención para ese proceso constituyente, había decidido votar a favor de la plancha que presentaban los urredistas.

A esta altura hay que reconocer que quien estuvo al frente de esa protesta callejera fue la juventud; que no ve perspectiva alguna de futuro en un país con un aparato productivo quebrado, es decir, sin oportunidades de empleo, una vez que sale de su carrera universitaria, y con un costo de la vida, que no tiene nada que ver con el nivel de salario, que devenga el venezolano, y que cada día nos hunde más en la pobreza; hasta verse casos de desnutrición ya en un amplio sector de nuestra población, y lo cual es grave; porque, en ese sentido, se estaría atentando contra el desarrollo de las capacidades intelectuales y técnicas de nuestra sociedad; que se supone encaminada al progreso. Sólo que a ese respecto se demostró que a pedradas no se tumba nunca un gobierno, y que la única vía posible son las elecciones; como se ha venido demostrando en el mundo entero; sobre todo, ahora cuando el gobierno, por un mal cálculo electoral, convocó este proceso, y en el cual se ve metido, como en un callejón sin salida, y de allí que ha tenido que echar mano de las famosas normativas, y las que parecen provocar el voto nulo entre los opositores, sobre todo, confusión.

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