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Gioconda San Blas: ¿Qué nos trajo la fundación nobel en 2017?

“Prometimos proteger nuestros sueños de las tormentas que nos acechan, de los vientos del miedo, la edad y el compromiso”. En la voz de Stacey Kent, la sugerente pieza  “The changing lights”, con letra de Kazuo Ishiguro, nos refuerza la idea que la Academia Sueca genera cuando le concede el Premio Nobel en Literatura 2017 porque “en novelas de gran fuerza emocional, ha descubierto el abismo debajo de nuestra ilusoria sensación de conexión con el mundo”, lo que se traduce en melancólicos recuentos de soledad y oportunidades perdidas para el amor, particularmente notorias en “Lo que queda del día”.

Si bien la literatura ha sido siempre fuente para describir los estados de ánimo que perturban al ser humano, no ha sido así con las teorías económicas tradicionales, según las cuales, los humanos somos actores racionales que tomamos decisiones fríamente. No más. Richard Thaler, quien por años ha trabajado la estrecha relación entre economía y elementos psicológicos que influyen de forma sistemática en la toma de decisiones económicas, recibe hoy el Premio del Banco Central Sueco en memoria de Alfred Nobel, por sus contribuciones a la economía conductual, ya en aplicación por algunos gobiernos.

Las nociones de espacio y tiempo han sido medulares en concepciones filosóficas diversas desde tiempo inmemorial. Pero no es eso lo que destaca la Academia Sueca al otorgar el Premio Nobel en Física a R. Weiss, B. C. Barish y K. S. Thorne por su “decisiva contribución al detector LIGO y la observación de las ondas gravitacionales”, predichas por Einstein en su teoría de la relatividad. Ondas viajeras por el espacio-tiempo del universo, que lo deforman. Un conocimiento ligado, por ejemplo, a la aplicación del preciso rastreo satelital GPS en cualquier teléfono inteligente, que exige permanentes ajustes relativísticos y atiende a las deformaciones del espacio-tiempo.

En parte, los hallazgos que condujeron al premio en Física se debieron a la implementación de una sofisticada tecnología (LIGO), como también lo ha sido el Premio Nobel en Química, concedido a J. Dubochet, J. Frank y R. Henderson por el desarrollo del microscopio crioelectrónico, que ha abierto el camino a una nueva era en bioquímica. Con ese equipo se analizan causas de resistencia a quimioterapias y a antibióticos, o la estructura del virus Zika para iniciar la búsqueda de fármacos para combatirlo, entre muchas aplicaciones.

Con ese maridaje existente entre investigación científica y aplicaciones tecnológicas tan propio de la ciencia, el microscopio crioelectrónico también permite complementar estudios sobre los complejos moleculares que regulan el ritmo circadiano, una línea de investigación que recibió el Nobel de Fisiología o Medicina de este año, al serle concedido a J. C. Hall, M. Rosbash y M. W. Young. Gracias en parte a su trabajo, hoy sabemos que los seres vivos portan en sus células un reloj interno o ciclo circadiano, gracias al cual fenómenos biológicos como el sueño ocurren rítmicamente alrededor de la misma hora del día. El síndrome del cambio rápido de zona horaria o jet lag, es una muestra clara de la importancia de ese reloj interno y sus desajustes.

Los tres premios científicos antes citados son ejemplos de la ciencia en beneficio de la humanidad. Sin embargo, el conocimiento también ha sido usado para lo diabólico y requiere de esfuerzo para contrarrestarlo. Es por eso que el Premio Nobel de la Paz ha sido otorgado este año a la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN), organización internacional que agrupa a ONGs de un centenar de países “por su trabajo para llamar la atención sobre las consecuencias humanitarias catastróficas de cualquier uso de las armas nucleares y por sus esfuerzos innovadores para lograr una prohibición basada en tratados de tales armas”.

Fue éste otro año en que las mujeres estuvieron ausentes, los norteamericanos fueron mayoría y se celebró nuevamente a la ciencia y la tecnología, tal como fue el deseo de Alfred Nobel, quien en su testamento dispuso que los premios anuales fuesen conferidos en las disciplinas ya descritas, a quienes hubiesen aportado los mayores beneficios a la humanidad.

Tuiteando

VOTAR es nuestro compromiso ciudadano este domingo 15 de octubre. Así nos piden los presos políticos en su reciente mensaje: “con esperanza de que el pueblo de Venezuela se exprese con rebeldía, en nombre de todos aquellos que hoy somos silenciados”. No los defraudemos.

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