La estrategia de la dirigencia y seguidores es, con el ánimo de generar abstención y alargar la penosa revolución, de exaltar la radicalización de los opositores. El esfuerzo del oficialismo no es un llamado a dialogar es hacerlos ver como traidores cuando se acercan al gobierno; no es un llamado a votar es descalificarlos por no ser consecuentes con las “guarimbas”. Es conducirlos a un punto de quiebre cuando los retan a juramentarse ante una ANC rechazada por todos o muchos de los venezolanos y aun los organismos internacionales. La victoria del oficialismo seria entonces que la oposición no dialogue. ¿Se enguerrille? ¿El fin es victimizarse? Y seguir en el poder con la letanía fe la guerra económica, el bloqueo, las sanciones. Seguir sin lavar ni prestar la batea.
Ernesto Carrillo: Ni lavan ni prestan la batea*
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