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Felipe González: “Lo de Puigdemont en Bruselas es un acto de cobardía”

El expresidente defiende la independencia de la juez que encarceló al Govern destituido pero recrimina a Rajoy que no hiciera política y aplicara el artículo 155 antes

Felipe González se encuentra en Buenos Aires para participar en el XVIII Foro Iberoamérica, un grupo de debate de alto nivel con políticos y empresarios, pero está muy pendiente de la realidad española. En una entrevista con EL PAÍS, el diario Clarín y Radio Continental, el expresidente admite que el encarcelamiento de buena parte del Gobierno catalán destituido puede perjudicar la estrategia del Gobierno de Mariano Rajoy, “suponiendo que la tuviera”, pero insiste en que en España la justicia es independiente y responsabiliza a los dirigentes catalanes por su actitud. En especial a Carles Puigdemont, al que llama abiertamente “cobarde” por haberse refugiado en Bruselas. Pero también reprocha a Rajoy que no hiciera política y aplicara antes el artículo 155.

Pregunta: ¿Cómo ve la situación de la crisis catalana?

Respuesta: España está soportando como estado democrático su peor crisis desde que empezó el régimen del 78, del que me siento representante absolutamente legítimo, la peor crisis de la democracia desde entonces. Esa crisis tiene un factor fundamental, que es que hay una parte de los catalanes, no Cataluña, que sin legitimidad y sin legalidad han roto la convivencia, el Estatuto de autonomía en que se basa su poder, han roto la Constitución y han desobedecido todas las sentencias, pero hablan en nombre de Cataluña como ha pasado durante el siglo XX con todos los nacionalismos.

P. ¿Puede el encarcelamiento de los exconsejeros perjudicar la solución de la situación?

R. Yo nunca le daría ese enfoque. He defendido desde hace muchos años la iniciativa política para enfrentar la crisis en Cataluña. ¿Por qué? Porque es la única manera de minimizar la dimensión penal de los acontecimientos. He querido priorizar la política porque es lo único que el poder ejecutivo controla. Si hubiera actuado políticamente, incluso en la aplicación del 155, que es pura política, y lo hubiera hecho a tiempo no estaríamos desencadenando los inevitables procedimientos penales.

P. ¿Estamos aquí no haber hecho política antes?

R. No creo que totalmente sea así, pero que la ausencia de iniciativa política ha abierto mucho más espacio a una dinámica que tiene sus fundamentos jurídicos de carácter penal, no me cabe la menor duda. Les pondré un ejemplo. Cuando el señor Artur Mas era presidente de la Generalitat y convoca a una consulta ilegal después de que el Tribunal Constitucional le dijera “oiga, que usted no tiene competencias para hacerlo” y lo hizo igual. Imagínense que en ese momento hubiera sido requerido, desde el punto de vista constitucional, sin amenaza penal, le hubieran llamado la atención con el malhadado 155, que han satanizado, pero es igual que el artículo 37 de la Constitución alemana. Simplemente decirle: “Usted no cumple con su función, no respeta sus competencias, le llamo la atención para que vuelva a respetar el ordenamiento jurídico. En caso de que no lo haga, el Senado me da la posibilidad de suspenderlo de sus funciones”.

P. ¿Está demasiado judicializada la crisis?

R. Estoy en contra de la judicialización de la política, porque inevitablemente eso termina con la politización de la justicia. Pero todo el mundo, o casi todo el mundo, está manifestando su respeto hacia que una señora jueza atienda a la decisión del fiscal y dicte la prisión provisional sin fianza como medida cautelar. La gente respeta, sabe que esa jueza es completamente independiente. Porque cuando habla del Poder Judicial parece que es el poder del Gobierno. La magistrada que ha tomado la decisión es independiente.

P. ¿Qué le parece la decisión de Puigdemont de quedarse en Bruselas y no responder a la Justicia española?

R. Ojalá no se moleste por lo que voy a decir. Me parece un acto de cobardía, casi de vodevil, que deja a los pies de los caballos a sus seguidores y a más de la mitad de su Gobierno porque el gran argumento de la magistrada sobre el riesgo de fuga no tiene que explicarlo mucho, ya se lo da solo el señor Puigdemont. Es uno de los que habla todos los días, hoy se lo he escuchado decir, de una democracia del siglo XXI. Si su discurso es de nacionalismo irredentista, supremacista, que es como mucho identificable con los desastres del siglo XX del nacionalismo, ¿cómo reclama usted que eso es del siglo XXI? Le diría algo que es intelectualmente divertido. Puigdemont no es presidente de la Generalitat, no porque haya sido destituido, que también, en aplicación del 155, sino porque él ha propuesto destruir la Generalitat y la Constitución. Por tanto, si fuera algo, que no lo es, sería presidente de la república independiente.

P. ¿El encarcelamiento de funcionarios catalanes puede perjudicar la estrategia del presidente Rajoy en Cataluña?

R. ¿De verdad tiene una estrategia el Gobierno? [se ríe]. En el supuesto de que la tuviera y esa estrategia coincidiese con la necesidad de que haya elecciones… Creo que, por fortuna, no habrá inhabilitaciones para el 21 de diciembre. Ni siquiera para Artur Mas. A la gente se le olvida y dice que está inhabilitado, pero la sentencia no es firme, está recurrida. Por tanto no habrá inhabilitación. Haré una broma casi grotesca: algunos de los que no estén en libertad para hacer campaña, si son candidatos, tendrán una ventaja relativa. No por no estar en libertad, sino porque tendrán una excusa para no tener que explicar la cantidad de tonterías que han hecho para llevar a Cataluña a esta desastre. Ya solo tendrán el discurso de “me han encarcelado”. Porque hay que ver las cosas que han hecho. Van por 2.000 empresas que se han cambiado de domicilio, algunas con un siglo y medio de raíz catalana.

P. ¿Creé que el mundo va a entender esto? Ha habido críticas por los encarcelamientos.

R. No, claro, el mundo no lo entiende. Aquí hay una sola legalidad, como en cualquier país democrático. Imaginen que la gobernadora de Buenos Aires lleva a la legislatura de la provincia el ejercicio del derecho de autodeterminación para separar a la provincia de Buenos Aires del Estado argentino. Esto es lo que ha hecho. Pero en el relato han contado un montón de mentiras que ha creado una confusión general, cosa que es bastante frecuente en la sociedad que vivimos. ¿Cuántas mentiras de Trump se cuentan que la gente cree que son verdad? En el relato han ido ganando, pero ya no, porque la mentira tiene las patitas cortas.

El País

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