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Mario Valdez: Daniel Viglietti: ¡A desalambrar, a desalambrar!

El lunes 30 de octubre de 2017,  por nuestra América Latina rodó como pólvora la noticia, que se había quedado en el quirófano de un hospital de Montevideo, el cantautor y periodista uruguayo Daniel Viglietti, en una intervención quirúrgica por aneurisma de la aorta, falleció a la edad de 78 años en su ciudad natal. En Uruguay la noticia no solo causó sorpresa sino también dolor por la partida de uno de los hijos más queridos, que ha fuerza de sacrificio y lucha logró  sembrarse en el alma y la conciencia de su pueblo.  Fue un militante de izquierda que abrazó las  causas justas y solidarias por las cuales luchó siempre.

Despedida en el teatro Solís

El martes 31, el Teatro Solís de Montevideo, escenario de tantas actuaciones donde su público lo aplaudía de pie, una vez más recibió a Viglietti, pero esta vez fue para despedirlo, miles de personas pasaron a darle el último adiós. José “Pepe” Mujica, quien estuvo trece años preso, al referirse al hombre que tanto lo defendió con su música y su canto, dijo: “Se fue Daniel, hoy es un día triste, y lo que podemos hacer es tratar de remover dentro de nosotros lo mejor que nos haya quedado de él”.

Su esposa Lourdes Villafañe, dice que realmente lo que “sucedió fue súbito, fue su corazón que no permitió que siguiera viviendo y dándonos su canto como él quería, pero esperemos que siga viviendo en el corazón de todos ustedes”.

El final fue de antología, los aplausos inundaron la despedida cuando un hombre humilde llegó en una bicicleta y con una gran bocina, reproducía “¡A desalambrar, a desalambrar! Que la tierra es nuestra, es tuya y de aquel, de Pedro y María, de Juan y José”

Los orígenes de un trovador

El 24 de julio de 1939, en el seno  una familia de músicos de la clase media uruguaya, nació un niño que fue bautizado, Daniel Alberto Viglietti  Indart,  su madre era la pianista Lyda Indart, y su padre era  el guitarrista Cesar Viglietti. Daniel no debe haber tenido la infancia de los niños normales de su época que jugaban con carritos y pelotas de goma, él  seguramente fue un niño con una infancia de distinta  costumbre, ya que desde mozo entró en contacto con la música clásica y popular. Estudió guitarra con los maestros Atilio Rapat y Abel Carlevaro, se formó como concertista y a partir del año 1959, a la edad de 20 años, comienza su carrera profesional en el canto y la música popular que hizo de sus canciones leyendas reconocidas en América Latina.

El cantautor admiraba a sus padres, contaba que había nacido músico, con su madre la pianista Lyda Indart, había conocido la música de Stravinsky y Beethoven entre otros; y con su padre el guitarrista Cesar Viglietti, compartía el canto de Carlos Gardel, Magaldi y Los Trovadores de Cuyo.

Chile, Violeta Parra y Víctor Jara

En 1965, viaja a Chile, a la ciudad de Valparaíso a participar en un festival de coro de Viña del Mar. Sigue a la capital Santiago, a la Carmen 340, buscando a la cantora formidable Violeta Parra, ahí funcionaba la peña de Los Parra, la conoce con sus hijos Isabel y Ángel, quienes habían presentado en un programa de televisión una canción de Viglietti, “Canción para mi América” (“Dale tu mano al indio/dale que te hará bien”). Su amistad con Los Parra fue de toda la vida, quienes vivían en la calle Los Leones 1278.

En la peña de Los Parra conoció a Víctor Jara, con Rolando Alarcón, Payo Grandona, el “Gitano” Rodríguez. Con el correr de los años participó en muchos encuentros y festivales musicales.

La cárcel y el destierro

En 1968, obtuvo el premio de la Academia Charles Cros, en Francia. Sus canciones comenzaron a ser censuradas, se les daba poca promoción en los medios de comunicación social, el gobierno lo convierte en su enemigo y hace de su guitarra su fusil, se radicaliza su música y su protesta de contenido social en Uruguay y Latinoamérica, crece la represión contra los movimientos de izquierda y, es encarcelado en 1972.

Eran los años de la efervescencia revolucionaria y los jóvenes universitarios entonando sus canciones.  Es así Viglietti, utilizó su voz y la guitarra para con sus canciones de protesta luchar contra la dictadura cívico militar que gobernó Uruguay, en los años 1973 a 1985.

Mitterrand, Sartre, Cortázar, Benedetti y Asturias piden su libertad

Su amigo Aram Aharonian, relata que cuando lo detuvieron en 1972, “Los estudiantes rodearon en una manifestación relámpago la jefatura de Policía y volantean una imagen con dos manos y una leyenda que dice ´en Jefatura se está torturando un patriota´. Esa acción de los bachilleres obligó a las autoridades a mostrarlo y evitó que fuera torturado. Se organizó una campaña internacional por la libertad de Daniel Viglietti, que contó con la participación y las firmas de Miguel Ángel Asturias, François Mitterrand, Julio Cortázar y Jean Paul Sartre, entre otros.

Las canciones de Daniel Viglietti, representaban los himnos para todos los que acompañamos las luchas de los movimientos populares de avanzada y de izquierda de los años 60, 70 y 80 del siglo pasado.

El recital más grande que se recuerde en Uruguay

El primero de septiembre de 1984, Montevideo vuelve a tener en su tierra al hijo, que había pasado 11 años entre cárceles, exilio y destierro, regresó Daniel Viglietti, es recibido por miles de personas que lo aclaman como un héroe que había sobrevivido las tempestades oscuras de la dictadura. Esa tarde fue el recital más grande que se recuerde, multitudinario que ha sido recordado como el más emocionante de su carrera artística.

Un intelectual de la música

Daniel Viglietti no puede ser visto solo como un cantante, no, él fue un intelectual que participó en la docencia, en la radio, la televisión y el periodismo, que escribía artículos para la revista ´Marcha´ que dirigió Alfonso Quijano, tuvo de jefe de redacción a Juan Carlos Onetti, también escribieron Mario Benedetti, Mario Vargas Llosa, Ángel Rama, Coriun Aharonian, recientemente fallecido.

La inquietud musical de Viglietti, lo llevó a ir más allá de su propia creación, le hizo arreglos musicales a los poemas de Cesar Vallejo, Nicolás Guillen, Federico García Lorca, Mario Benedetti, otros.

Las composiciones de Viglietti, más conocidas son: A desalambrar, Milonga de andar lejos, Canción para mi América y Gurisito, entre otras;  han sido interpretadas y forman parte del repertorio de grandes artistas internacionales con quienes grabó y compartió escenarios como el español Joan Manuel Serrat, la argentina Mercedes sosa, la chilena Isabel Parra y Victor Jara, la mexicana Chávela Vargas, los cubanos Silvio Rodríguez y Pablo Milanes,  la venezolana Soledad Bravo y Ali Primera, otros.

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