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Daniel Trujillo: Maduro se siente traicionado…

En el año 2007, el general fallecido Alberto Müller Rojas, un bastión moral de la revolución, advirtió al comandante Chávez que tuviese mucho cuidado de quien se rodeaba, “porque estaba sentado en un nido de alacranes muy ponzoñosos”. Chávez se molestó con el “viejo zorro”, pero debió disculparse cuando el general Raúl Isaías Baduel lo confrontó públicamente apartándose de su proyecto. Chávez murió de una extraña enfermedad que el mismo presidente Maduro asegura se la inocularon, no sabemos si la ponzoña de un alacrán lo llegó a picar. El longevo general murió en agosto del 2010, pero sus advertencias siguieron resonando como ecos en las paredes de la revolución, al exhortar a Chávez a revisar su “entorno más cercano” al cual calificó como “nido de alacranes”.  Pero el profesor Müller Rojas, en sus reflexiones también alertó sobre la “politización de las Fuerzas Armadas”, cosa por demás lógica en un proceso revolucionario de izquierda y además porque no hay militar apolítico en el mundo, alertó sobre el error de confundir a los líderes políticos del PSUV con los funcionarios de gobierno o líderes burocráticos de la revolución, alertó sobre la corrupción y la ineficiencia del Estado en transición y el 29 de marzo de 2010 anuncia su retiro del PSUV, alegando que “el estado del proceso revolucionario se encontraba en pésimo estado”.

La desazón por ver hundirse un proceso de redención social y democrática en el país, literalmente lo mató cinco meses después. Y es que las advertencias de aquel íntegro general, que hasta la oposición respetaba, volvieron a la palestra pública por las palabras del presidente Nicolás Maduro sobre un grupo de traidores que están saqueando las arcas del país, en referencia a los escandalosos casos de corrupción que han dejado al borde de la quiebra a Pdvsa y ahora a su filial más importante en los Estados Unidos: Citgo.Unos 4 mil millones de dólares más tomados del erario público por el Presidente y seis directivos de Citgo, se unen al concierto de miles de millones de dólares que en la era revolucionaria los “enchufados” se llevaron de Venezuela, mientras la comida y las medicinas son imposibles de conseguir para el pueblo.

Maduro en estos años de gobierno, ha acusado de traidores a muchos excompañeros de Chávez, entre ellos, a la exFiscal Luisa Ortega Díaz, al exgobernador de Aragua Rafael Isea, a su exministro Herbert García Plaza, asegurando que trabajan para la CIA y que han aportado información al gobierno y a la justicia norteamericana para levantar  ataques y sanciones contra altos funcionarios de su gobierno. Esta semana Maduro vuelve a hablar de traiciones y traidores, sin precisar si se trata de civiles o militares, máxime cuando el exalcalde metropolitano Antonio Ledezma aseguró que para concretar su fuga “recibió ayuda de militares y agentes de inteligencia” muy cercanos al primer anillo de poder. Müller Rojas antes de morir hizo otra advertencia casi profética. Que ese nido de alacranes real y visible que se movía a hurtadillas en Miraflores acabaría con la revolución porque con sus traiciones llevaría verdades y mentiras al enemigo imperial.

Las frases de aquel viejo general, a quien Chávez le tenía respeto por considerarlo un “Robespierre” de la revolución bolivariana, un hombre de principios arraigados, vuelven a retumbar en Miraflores como un gong chino, pues la preocupación presidencial por la incontrolable corrupción que anida en el proceso que tenía como propósito erradicarla mediante la fritura de cabezas de adecos y copeyanos que se habían robado los dineros del pueblo venezolano, ya comienza a quebrar el dique, amenazando con explotar y con ello, sacar a la luz nombres que el Jefe de Estado jamás hubiese querido mencionar y menos mandar a prisión, no sólo para salvar a la revolución chavista de ser recordada por la historia como una de las etapas más corruptas de la historia democrática nacional, sino para salvar su pellejo y su honor, para no quedar como un Presidente que cercado de corruptos, no movió un dedo para limpiar la podredumbre que ahora ha denunciado.

El presidente Maduro ha dicho que se siente profundamente traicionado por quienes ha delegado su confianza. Desde el repartidor del Clap que bachaquea los productos, los gerentes del bicentenario que “pudrieron” los abastos hasta la máxima gerencia de Pdvsa y Citgo que estafaron a un pueblo sin piedad robándose una fortuna que aún el Fiscal General de la República no ha podido cuantificar. Maduro ha comenzado nuevamente la fumigación de la casa infectada por muchas alimañas, ¿comenzarán a salir los alacranes de sus nidos o el Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional los sacará por traidores  sin importarle “caiga quien caiga…?”

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