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César Malavé: Día de la juventud

Se celebra un año más de la batalla de La Victoria, hecho ocurrido en 1814, en la que dieron sus vidas por la causa independentista un nutrido grupo de jóvenes y seminaristas caraqueños. La Asamblea Nacional Constituyente, el 10 de febrero de 1947, decretó celebrar cada aniversario de la batalla del 12 de febrero de 1814 como el Día de la Juventud, en honor a los jóvenes que lograron esta importante victoria.  En la plaza principal de La Victoria existe un grupo escultórico elaborado por Eloy Palacios, inaugurado  por el presidente Jaime Lusinchi en 1985, que representa a José Félix Ribas dando indicaciones a unos jóvenes y seminaristas sobre el manejo de un fusil.  Antes de entrar en batalla, el general Ribas arengó a esos adolescentes que lo acompañaban, finalizando con estas palabras: “…Defendéis del furor de los tiranos la vida de vuestros hijos, el honor de vuestras esposas, el suelo de la patria; mostradles vuestra omnipotencia. En esta jornada que será memorable, Ni aun podemos optar entre vencer o morir: ¡necesario es vencer! ¡Viva la República!”. La batalla comenzó a las siete de la mañana y duró todo el día en las calles de la ciudad. Al caer la tarde, los realistas se retiraron del combate. Bolívar, le concedió al vencedor Ribas el título de “Vencedor de los Tiranos”.

Es conveniente exaltar el entusiasmo y la entrega juvenil a causas nobles. Pero hay que evitar el riesgo de caer en la épica hueca y romántica que hace de la guerra y la muerte, el paradigma de una juventud exitosa. Venezuela necesita jóvenes sanos, vigorosos, sacrificados, alegres, entregados a las mejores causas en pro del bienestar personal y colectivo.  Es una tarea de largo aliento, de espíritu de superación, de exigente formación.  Si nos vemos en el espejo de la realidad actual, observamos que la mayoría de las víctimas y victimarios de la violencia son jóvenes que desprecian o truncan su vida, como rebeldes sin causa.  Cuando se siembran vientos se recogen tempestades. Y el aumento exponencial de la criminalidad, amparado en la impunidad y la falta de oportunidades para crecer en comunidad, es la prueba de que no vamos por buen camino.  La juventud venezolana ha demostrado que los pueblos pueden adormecerse, templarse por el conformismo, el sufrimiento y el miedo, pero al despertar, asumen sus destinos convirtiéndose en vertiente de brazos insurrectos, en torrente de legítima justicia desencadenado sobre los campos anchos de la patria. Este es el deber de la juventud de hoy y a este no puede faltar.  Desde Acción Democrática queremos felicitar a la juventud venezolana en su día y en especial a la Neoespartana, digna depositaría del legado de 1814, recogido en 1928 y diseminado por lo largo y ancho de la patria en 1957.

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