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Silencio de la MUD refleja crisis de representatividad

La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) sigue sin definir una ruta clara para las elecciones presidenciales, aunque el aspirante a la reelección Nicolás Maduro ha sentenciado que “llueva, truene o relampaguee” los comicios van a realizarse el próximo 22 de abril.

Voluntad Popular fue el único partido del G4 –integrado también por Acción DemocráticaUn Nuevo Tiempo y Primero Justicia– que emitió un pronunciamiento en el cual dejó claro que no participará y que aquel partido que inscriba un candidato “estará haciéndole un favor a la dictadura”.

La doctora en ciencias políticas María Puerta Riera explica que el mutis de la coalición opositora se debe a tres factores:

1.- Las diferencias entre los distintos partidos que integran la MUD siguen siendo estratégicas y tácticas.

2.- La construcción una alternativa política con una pluralidad de partidos sin solidez desde el punto de vista de estructura y contenido ideológico resulta muy difícil en el contexto de una realidad política exigente.

3.- La persistencia de una crisis de representatividad. Los partidos y su dirigencia, al no conectarse con las distintas realidades sociales, no logran representar sus intereses.

“La MUD debe trabajar en una propuesta amplia que represente a todos los sectores. No se trata de incorporarlos, sino de representarlos”, afirma la analista.

En su opinión, el costo político del silencio es el fortalecimiento de su adversario, en este caso, el Gobierno del presidente Maduro. “La negociación intra-MUD es tanto o más complicada que la del Gobierno con la oposición. Antes de plantearse una plataforma unitaria, la MUD debe crear una propuesta unitaria que trascienda la remoción de Maduro”, señala.

Para el politólogo Ricardo Sucre, la inhibición de la vocería de la MUD evidencia falta de planificación. “La razón matriz es que la oposición no se preparó para escenarios de este tipo. Su estrategia siempre se basó en que la fractura del Gobierno lograría la transición. Se descuidó el escenario electoral y hoy no tiene ni la aptitud, en relación a la estructura y el músculo, ni la actitud porque está atrapada en el discurso de la dictadura”, argumenta.

Advierte que un mal manejo de las elecciones presidenciales puede “desdibujar” a la MUD y abrir espacios al surgimiento de un outsider –persona fuera del ámbito políco que aspira un cargo, en este caso, presidencial-.

“La MUD puede quedar sin anclaje, sin fuerza y pueden aparecer otros actores con más ambición que llenen un espacio que la oposición está dejando. El problema ya no es si se van o no a participar en las elecciones, ya la opinión más ruidosa dijo que no. Tampoco si deciden ir o no ir unidos, porque las fracturas internas son evidentes. El problema es que la oposición logre mantenerse sostenible en el tiempo. No están leyendo bien a la opinión pública”, apunta.

“La gente les puede pasar factura porque siente que no tienen eficacia política” agrega el analista.

El pastor evangélico venezolano Javier Bertucci, señalado en la investigación de Papeles de Panamá por -supuestamente- beneficiarse a través de negociaciones en paraísos fiscales, sería una de esas figuras que no proviene de la dirigencia política, pero aún así se postuló para ser candidato presidencial.

Efecto Cocuyo

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