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Gustavo Tovar Arroyo: Henry Falcón y los pies de la tiranía…

 

Nuestra arma: el desprecio

Algunos debemos sentirnos orgullosos, hemos luchado con empeño contra el chavismo desde el primer día. No nos han doblegado ni comprado, resistimos de pie.

No sé si la historia compensará nuestro esfuerzo, pero al menos nuestra conciencia permanecerá tranquila. Luchamos…, luchamos en serio, pese al dolor y las heridas, seguimos encarando a la manada de delincuentes que ha secuestrado al país.

Nuestra arma más afilada es el desprecio.

No nos rinden, no nos rendirán

Sé que estamos fatigados, que las traiciones nos desgastan, que la indolencia criminal de la tiranía nos mantiene en un estado de permanente asombro (¿son venezolanos?), pero también sé que la urgencia de liberar a Venezuela ha permanecido intacta, nos mantiene inimaginablemente firmes.

No nos rinden, no nos rendirán, no hay manera de que logren vencernos, no pueden, no podrán. Nuestro sacrificio los ha acorralado mundialmente. Están desnudos y famélicos. Son los leprosos de nuestro siglo.

Son el asco universal.

La traición

Las cruces que hemos clavado en el pavimento nos lastiman, tanta muerte, tanta degradación, tanta podredumbre, en una nación erguida sobre el valor y la virtud, nos desconcierta y duele. Nada tiene sentido. ¿Cómo no logramos deslastrarnos de los bandidos chavistas?

Básico: por la traición. Tan antigua como la humanidad, la traición ha devastado civilizaciones y culturas, ha hundido imperios y enterrado pueblos enteros. No es nueva, desde que existen monedas para comprar voluntades, la traición existe. Cuando existen muchas monedas, como en Venezuela, hay muchas traiciones.

¿Cuánto puede costar un candidato presidencial y su corte de mediocres?

Henry Falcón y los pies de la tiranía

No hemos logrado salir de la peste, en gran medida, por la traición. Han sido muchas y variadas. Desde las élites económicas y empresariales hasta las intelectuales y políticas. Monedas, a veces pocas, a veces muchas, pero monedas; sólo eso, monedas.

Sabemos quiénes han sido los limosneros del chavismo, son fácilmente reconocibles. Los conocemos bien. Se desenmascaran solos, tarde o temprano lo hacen, tal como Henry Falcón y su corte de mediocres, se hincan y besan los pies de la tiranía: la excusan, la celebran, la enaltecen. Son chavistas, siempre lo han sido. ¿Cómo algunos pueden ser tan poca cosa?

¿Cuántas monedas?

Los indoblegables y la esperanza

En Venezuela no todos tienen precio, pruebas sobran que lo demuestran. El chavismo ha intentado corromperlos y no ha podido, quizá esa sea la mayor prueba de que hay esperanza: en la firmeza moral de los indoblegables.

Nos golpean como quien golpea al agua, se les agota el brazo. No pueden con nosotros. La lucha es espiritual y quienes lo comprenden así están trazando nacional e internacionalmente el tan anhelado cambio. No se trata de un cambio de nombres, se trata del entierro definitivo del chavismo. El humillado Henry Falcón engrana con el sistema chavista, le da vida.

Usemos nuestra mejor arma contra él: desprecio.

@tovarr

 

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