El resultado electoral era previsible incluyendo el abultamiento de electores para mejorar el perfil ante la audiencia. Con excepción de Hinterlaces que predijo 70 % de participación, todas las investigaciones no “puyadas” coincidían en que habría una abstención superior al 60 % y así fue. Ya Smarmatic había advertido sobre la capacidad del CNE para manipular el software de las máquinas y configurar números ajenos a la realidad. Pero aun sin trampas en el escrutinio Maduro habría ganado la elección con un 55 % del total de votos sufragados (poco más de 4 millones) seguido por Falcón con 30 % (2.280.000) y Bertucci 15 %. (1.140.000), cifras aproximadas.
La razón para prever el “triunfo” de Maduro se basaba en varios aspectos entre los cuales resaltan el ventajismo presidencial y la nula pegada del contrincante. Falcón fue advertido del principio básico e ineludible de que toda campaña electoral radica en generar emoción. La única atribuible a este candidato fue la dolarización en lo que se dejó al garete al economista Francisco Rodríguez, excelente profesional del área aunque inexperto político que no pudo roer más con su tesis que había sido comprada por buena parte del elector que no votó sabedor del resultado cantado. De resto, Falcón en su reclamo final emocionó como nunca lo hizo en la campaña.
La derrota de Falcón no fue el 20M. Se inició desde su estadía en la gobernación de Lara, en especial su broche de cierre. Falcón, aparte de apariciones esporádicas en el tinglado nacional poco (o nada) hizo para impactar a la opinión pública. Tuvo que haberse reelegido en Barquisimeto pero prefirió jugar a no-sabemos-qué. Bertucci fue más coherente, incluso en el discurso crítico del proceso electoral. De ser un solemne desconocido se convirtió en una referencia a futuro de mayor peso que Falcón aun con su menor votación. Si se abren entendederas en la MUD, Bertucci jugará un papel más interesante que Falcón y de seguro menos obstaculizante.
Bertucci podría promover una gran apertura en el liderazgo opositor; no así Falcón. La MUD, aun con el Frente Amplio, muestra signos de debilidad. Tal vez alguno allí entienda que es preciso refrescar la imagen ante el país. Rescatar a Falcón dentro de corchetes muy definidos y permitirle a Bertucci una gestión bien aguerrida que en la actual circunstancia ninguno de los líderes de esta tendencia esté en capacidad de asumir. Bertucci puede ser embajador de buenos oficios para la captación del mayor número posible de voces opuestas al estatus. Y Falcón, ahora comedido, sería un factor interesante para atraer a ex-chavistas negados a ser maduristas.