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Enrique Meléndez: ¿Y el regalo de Maduro?

 

La camioneta (encava, pues ahora no hay autobuses: todos están dañados, y no hay repuestos) viene hacinada. Hay una muchacha sentada en la tapa del motor, de temperamento risueño, y quien mezcla amor, política y economía en cada una de sus salidas:

-¿Cuánto vale esa torta?- le pregunto a una gorda, curvilínea, que traigo a mi lado; torta de piña, reluciente de melado- 350- me responde, es decir, 350 mil; pues en el lenguaje coloquial de nuestro medio, ya anda un cono monetario arbitrario, sin que haya llegado el famoso 4 de junio, y el cual, al parecer; según se ha revelado en la opinión pública, no llegará; pues hasta ahora los billetes, que van a representar ese nuevo cono monetario, no han sido distribuidos a nivel nacional; como sucedió en el 2007, con motivo de la reconversión monetaria, que se hizo en ese momento, y que se llevó a cabo sin alteraciones de ningún tipo.

-Siga votando por Maduro- me dice la muchacha; a propósito de mi asombro, por el hecho de que una torta valga casi la mitad del sueldo mínimo, y que es lo que le llama la atención al ex ministro de Finanzas del régimen de Hugo Chávez, al economista Rodrigo Cabezas, esto es, que el gobierno no reconozca semejante situación hiperinflacionaria.

Dígame ese pobre billete de cien. He allí una de las aberraciones más grandes, que se han visto en la economía; manejada por mafias. Primero, le dan 72 horas de vida, antes de desaparecerlo; con lo cual hizo moverse hasta el gato de la casa, para ir a depositar un capital inmenso, que tenía fulano debajo del colchón, en su cuenta bancaria, y que había venido juntando poco a poco, sobre todo, para las fiestas navideñas; ya que esa situación se presenta en pleno mes de diciembre; tomando en cuenta que ese de cien bolívares era el billete de más alta denominación, que teníamos en ese momento; pero, además, porque también por esos días los puntos de venta estaban saturados; dado el carácter comercial, que adquiere la navidad, a medida que transcurre; de modo que las operaciones de compra se hacían demasiado lentas, y, en consecuencia, mucha gente previó esta situación, para antes de largarse de vacaciones hacia su terruño o hacia Margarita, como acostumbra la elite profesional y gerencial del país, y así que fueron días muy traumáticos, que vivió la población con este percance; donde hubo amotinamientos; asesinatos; gente que botó un capital; quemando los billetes en la calle; impotente por no tener paciencia, para hacer una cola karmática en las puertas de un banco, y para nada; porque Maduro a los días, se arrepintió de haber decretado su muerte, y entonces levantó su decreto de eliminación, y de modo que de mes en mes se vino prorrogando su vigencia, tan pronto se presentaba el día del término de la prórroga, y como acaba de suceder, sin ir muy lejos, que de nuevo se acaba de decretar su vigencia hasta el mes de enero, y es por eso que lo considero un pobre desalmado este billete; pues a pesar de esa concesión ya nadie lo quiere. Tanto así que ahora existen cuatro precios en el mercado: el del efectivo, el de la transferencia bancaria, el del punto y el del billete de cien: cada uno con un valor superior al otro. Por supuesto, al billete de cien mil le vuelan en su condición de billete de más alta denominación; pero también porque les ofrece menos volumen a los que reciben pagos por efectivo; por ejemplo, al chofer de esta camioneta, en donde viajo.

Repito: he allí las consecuencias de una economía manejada por mafias; que se observa también en la existencia de un cambio múltiple, y donde se parte del principio de que yo no me ocupo de lo que pasa en el mundo (niños muriéndose de hambre; porque sáquese la cuenta a partir del valor de la torta, que se viene comiendo la gorda, y se verá que el sueldo mínimo no alcanza, sino para comprar dos cosas) porque, el mundo, en definitiva, tampoco se ocupa de lo que me pasa a mí; de modo que a mi me conviene un dólar a un millón de bolívares; vista la ganancia que yo obtengo, si es que llego a colocar una cierta cantidad en el mercado negro. Es decir, una economía de mafias constituye un sistema donde el dinero es la más alta mercancía: el dinero fácil, por encima de todo.

¿Cómo llegamos al hecho de que alguien pregone en el boulevard de Sabana Grande (Caracas), que vende efectivo? He allí el por qué el billete de cien mil bolívares es de muy alta cotización: porque es la más alta recompensa, que se puede ofrecer como dinero en efectivo, al efectuarse una transacción de esta naturaleza; transferencia bancaria de por medio.

-La verdad es que yo no voté por Maduro-, le digo a la muchacha; que todo lo pondera con risas.

-Yo tampoco,- me responde –pero el 21 de mayo en la madrugada recibí un mensaje, dándome las gracias por haber votado, aunque yo no fui a votar. Mi hermano, que tampoco fue a votar, también recibió uno parecido.

Por aquí comienza a vérsele la cara al megafraude de Maduro, y que me lleva preguntarme: ¿para qué semejante cinismo? Es decir: ¿qué necesidad hay de decirle a una persona, que se abstuvo, que le robaron el voto, y que lo más probable es que lo consignaron a favor de Maduro? Lo mismo que me lleva preguntarme por la circunstancia, de que por qué el CNE no le dio los diez millones de votos; que solicitaba el susodicho; por lo que entonces el famoso regalito, que prometió, si los venezolanos le dábamos ese caudal de votos, queda congelado. Las cifras del CNE hablan de que no pasó de los seis millones de votos; aunque hay otras cifras que, al parecer, son las que manejan las fuerzas armadas; donde Maduro no llega a los dos millones, y, según se dice por las redes, el hecho de haber solicitado una explicación al respecto, en las fuerzas armadas, indujo a que se encarcelara a todo aquel oficial que lo hiciera.

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