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Buques aguardan por 24 millones de barriles de Pdvsa

 

Por primera vez en 16 años, la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) evalúa declararse en “fuerza mayor” ante la posibilidad de incumplir con sus contratos de exportación a los clientes internacionales. La caída prolongada de su producción, ya en el umbral de los 1,4 millones de barriles, se perfila como el principal obstáculo para respetar los acuerdos con sus socios.

Reuters / D. Rodríguez

Fuentes de la industria revelaron a Reuters que Pdvsa ya informó a algunos clientes que deben enviar buques equipados para aceptar transferencias de petróleo de barco a barco en lugar de cargar en sus puertos. Si no aceptan los términos, la firma está considerando declarar “fuerza mayor”, en esencia declarando que sus contratos no pueden cumplirse, dijeron tres expertos familiarizadas con el asunto.

No sería la primera vez que la principal petrolera de Venezuela acude a esta táctica para ganar tiempo y así solventar fallas en su sistema de exportación de crudo. A finales del 2002, la producción petrolera nacional registró un mínimo de unos 30.000 barriles por día (bpd), apenas un 1% de su capacidad,  a causa de un paro petrolero y que obligó a la estatal a financiar costosas importaciones y a declarar fuerza mayor sobre sus exportaciones.

En 2018, Pdvsa reporta serios problemas para levantar su producción petrolera que ha disminuido más de 1 millón de barriles en menos de tres años. Actualmente, entre los compradores afectados se encuentra Lukoil, de Rusia, y Cnpc, de China.

La estatal está solicitando a sus clientes, a los que se les debe 1,5 millones de barriles de petróleo, aceptar pequeños volúmenes y reestructurar los contratos de suministro por un año.

“Simplemente no estamos produciendo suficiente crudo, y no tenemos flujo de caja suficiente como para compensar la compra de crudo a otras empresas para cumplir nuestros compromisos de suministro. Nuestra preocupación operacional más grande es que la producción continúa cayendo y nuestro volumen de exportaciones también continuará cayendo como resultado de ello”, dijo una fuente ejecutiva de Pdvsa.

Ayer trascendió que Venezuela tiene casi un mes de atraso en los envíos de crudo desde su principal puerto de exportación.

Los tanqueros de petróleo que esperan cargar más de 24 millones de barriles, casi la misma cantidad que Pdvsa envió en abril, se encuentran frente al principal puerto petrolero del país.

Hasta el 7 de junio, más de 80 buques petroleros estaban esperando en aguas venezolanas, la mitad de ellos para cargar crudo y productos refinados para la exportación, según datos de Reuters.

Los clientes que esperan por cargamentos incluyen a las estadounidenses Chevron , Valero Energy, Nayara Energy de India y Cnpc y su unidad comercial PetroChina.

El economista y experto en el sector petrolero, José Toro Hardy, explicó que “la caída de la producción de crudo de Pdvsa, las averías crónicas en sus mejoradores de crudo pesado y la dificultad para importar crudo ligero y nafta están reduciendo progresivamente la cantidad de petróleo disponible para la exportación”.

“La caída en el suministro de Venezuela está obligando a las refinerías independientes de China a buscar alternativas. Pdvsa incumple también con las entregas de crudo a Japón. La situación es cada vez más complicada en la medida en que cae la producción petrolera”, apuntó.

El economista José Ignacio Hernández destacó en un análisis propio que Petróleos de Venezuela “intenta alegar fuerza mayor para justificar incumplimientos a contratos de suministro de petróleo. Pero de acuerdo con los contratos, ello solo procede ante causas no imputables a Pdvsa. Y el colapso es, precisamente, imputable a Pdvsa”.

Similar comentario ofreció el analista en el sector energético y financiero, Ángel González, quien calificó como “arriesgada la jugada de Pdvsa de declararse en fuerza mayor. Hasta ahora, el ministro (Manuel Quevedo) no lo ha declarado públicamente y son simples rumores. Creo personalmente que eso no se hará porque arrastraría los bonos de la compañía, las calificadoras declararían al país en default y vendría una lluvia de embargos sobre los activos da la estatal, en especial Citgo”.

Consideró que “en 2002, la declaración de suspender las exportaciones se debió a un sabotaje y paralización de la industria, un conflicto que derrumbó la producción. Hoy, las razones serían otras y más vinculadas a fallas en las operaciones, desinversión en las áreas medulares. La medida de fuerza mayor no estaría bien justificada y eso no agradará a los clientes, ellos buscarán cualquier vía y tomarán cualquier acción para hacer que sus embarques de crudo venezolano lleguen a sus puertos. Otros podrían anular los contratos y esto dejaría a Pdvsa sin clientes y, por ende, con menos ingresos en dólares afectando su ya limitado flujo de caja”.

 

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