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Críticas internas del chavismo protegen al Gobierno atacando a Maduro

 

Algo se mueve dentro del chavismo, pero se equivocan quienes piensan que ese “algo” puede llevar a cambios, o que esos cambios, forzosamente, derivarán en la salida de Nicolás Maduro de la presidencia: Más bien, parecería que los “mea culpas” proferidos el fin de semana por Earle Herrera (a través de un artículo publicado en Aporrea y titulado Impotencia Constituyente, por otro constituyentista, Julio Escalona (“El Gobierno tiene un año hablando de precios y no hace nada”) y finalmente, por Freddy Bernal (“El responsable no es la IV República ni Carlos Andrés Pérez, somos nosotros”) muestran que la rabia que se siente a lo profundo del país está haciendo mella en los cuadros dirigentes del chavismo.

Por Pedro García Otero ND

Por los momentos, sin embargo, no son críticas hechas desde lo más alto, y parecieran intentar empatizar con un sentimiento creciente de malestar a lo interno del chavismo, que comienza a manifestarse con fuerza en las redes sociales.

Está claro que Herrera, Escalona y el propio Bernal no figuran en los cuadros dirigentes de la revolución, que es un cuadro cerrado en el que están Maduro, su esposa Cilia, Elías Jaua (este es el único que ha respaldado las críticas), los hermanos Rodríguez y Diosdado Cabello; Herrera afirma aún en su artículo que la Constitución de 1999 “es letra viva”, y se refiere a un caso de una familia que compró un apartamento ocupado por un estafador, cuando, para decir que los tribunales no ejercen justicia, se pudo haber referido a cualquier sentencia del TSJ, o a la propia condición de la Asamblea Nacional Constituyente, estafa de la que él mismo forma parte, como lo reconoce en el artículo, pues fue orador de orden el 5 de Julio en un acto que claramente es inconstitucional, como la propia sentencia de la ANC.

Es decir: Bernal, Herrera, Escalona, u otros que empiezan a asomar críticas desde dentro del chavismo, como Jesús Faría (quien luego de sus fuertes declaraciones contra el Gobierno va a la ANC y hace una suerte de expiación extrañísima, para luego seguir declarando contra el control de cambio) o ya outsiders del chavismo, como Rodrigo Cabezas o Nicmer Evans, no concluyen, como habría que concluir, que luego de 20 años los Gobiernos de Chávez y Maduro son el peor desastre en dos siglos de Historia de Venezuela: Al contrario, apuntan a profundizar el statu quo que nos ha traído hasta aquí y que tiene al pueblo venezolano pasando privaciones inimaginables aún en un año tan crítico como 1998.

Crítica al que manda

Más que al chavismo, que parece seguir siendo intocable, las críticas de la segunda fila parecen apuntar directamente hacia Maduro. Escalona, por ejemplo, señalaba que “hay un problema de oír, y si algo tiene que hacer el Gobierno es oír”. Esta es una crítica directa al presidente, que decía aspirar a convertirse en “un gran oído”, de ganar el cuestionado proceso electoral del 20 de mayo. Igualmente pedía la victoria “para resolver el problema económico”, como antes pidió la ANC para lo mismo, y previamente, pedía la victoria en las elecciones de la Asamblea Nacional.El Gobierno, con voceros de segunda fila, intenta empatizar con el creciente descontento dentro del chavismo

El chavismo, de cara al Congreso Ideológico del PSUV, que se realizará este fin de semana, encara el dilema de mantener los controles o de aflojarlos. Hasta ahora, los mensajes de Maduro van en ambas vías: Por un lado, como decía el economista Benjamin Trippieren una entrevista este fin de semana, permite que Faría se exprese en VTV, pero por el otro, anuncia controles que finalmente no puede ejecutar, como los del “Plan 50”.

En el fondo, lo que está haciendo el chavismo es adelantarse a la crítica ciudadana. En el momento de escribir esta nota, hay más de 30 protestas en todo el país. Algunos, no tan cercanos al poder, y con más acceso, por tanto, a la realidad, lo están viendo, y se están sumando a la crítica antes de que la crítica se los coma.

Con un poder tan soberbio como el del chavismo, a lo mejor en lo más alto de la dirigencia, el mensaje de la gente, que llega tan claro, no se está escuchando. Y el proceso del 20M, como no podía ser de otra manera, no significó el refrescamiento del liderazgo de Maduro, al que la gente comienza a percibir muy claramente como fraudulento.
Las próximas semanas son críticas, porque el componente hiperinflación está poniendo a la gente, mucho más claramente que hasta ahora, en contra del Gobierno “relegitimado” en unas elecciones que ni fueron tales, ni sirven para darle un balón de oxígeno a Maduro… Pero el chavismo jamás aceptará dejar el poder por las buenas, de todos modos.

Y hasta ahora, el fan más duro de los controles ha sido Diosdado Cabello, en quien, según algunos, reposa el poder que Maduro no logra movilizar para sacar al país de la inercia de la inacción, mientras la gente pasa calamidades.

 

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