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María Corina Machado: La fortaleza fundamental que se requiere es ética

La exdiputada de la Asamblea Nacional y coordinadora de Vente Venezuela no cree en medias tintas. “Hay solo dos posiciones. Estás con la dictadura o estás contra ella”, asevera. Para El Pitazo Andrea Tosta entrevista a María Corina Machado y confiesa que ser cómplices o corruptos “es una línea de división y forma parte del sistema, no importa de qué color se pongan sus camisas”
Un jarrón le sirvió a María Corina Machado para explicar la situación actual del gobierno de Nicolás Maduro. Lo tomó de una esquina de su escritorio, lo puso frente a ella e introdujo “factores” con sus manos: acciones internacionales, protestas de calle, un alzamiento de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb), las decisiones del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) en el exilio, el desconocimiento de los mercados y las instituciones. “Eso es presión, presión, presión. Así salen las dictaduras, mucho más las narcodictaduras”, explicó a El Pitazo desde la sede de Vente Venezuela, organización al margen de la Unidad.

Para la exdiputada de la Asamblea Nacional, las protestas gremiales dentro de Venezuela contribuyen a que la cúpula gubernamental abandone el poder, o que su jarrón artesanal rebose. El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social documentó 5.315 protestas en el primer semestre de este año. “Aquí a la gente ya le cayó la locha, está totalmente clara entre el problema y su solución”, argumenta Machado. Además, confía en que el mundo también lo está: “Cuando se lo advertimos, los países dijeron ‘qué exagerados’. Pero pasó, y pasó mucho peor de lo que no nos querían creer cuando lo advertimos hace muchos años”.

Pero su jarrón, cada vez más lleno, tiene un riesgo que define como “válvulas de escape”. Y Machado las detectó desde la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en 2017. Tanto el diálogo en República Dominicana como las sucesivas convocatorias electorales “bajaron la tensión, porque legitimaron una dictadura que hay que desnudarla en lo que es”, alega. No se sorprende al descubrir la existencia de venezolanos “engañados y traicionados, no solamente por el régimen”. Los invita a creer en sí mismos primero, y después en confiar que hay tantos otros “que queremos lo mismo y que no nos desviamos ni nos callamos”.

Aunque confiesa no creer en cualquier encuestadora, está segura de que más de 90% del país desaprueba la gestión del actual mandatario, reelecto según los resultados que arrojó el Poder Electoral el pasado 20 de mayo. Lo percibe en las protestas que encuentra en sus recorridos por Venezuela, cuando el discurso de “¡queremos gas!” muta a “¡fuera Maduro!”, según atestigua.

Sí, ha encontrado un país en pedazos, con “una gran urgencia, angustia, indignación”, mientras hace lo que llama su labor y lo que asegura haber hecho desde hace 20 años: escuchar a los venezolanos, donde estén, sin pretensiones electorales. Fue entonces cuando descubrió que la resiliencia era intrínseca al gentilicio. “Quienes están aquí tienen una fortaleza física y espiritual admirable, y yo un enorme respeto por cada uno de ellos. Yo siento que hay un pueblo con enorme fuerza, no está para nada entregado o rendido. Todo lo contrario”, indica la líder de la plataforma Soy Venezuela.

En esta entrevista para El Pitazo, confiesa que no se rinde frente al sistema. Está determinada en que vivirá Venezuela en libertad. Incluso, se enorgullece en afirmar que su fuerza se concentra en su “absoluta convicción de que vamos a vencer, de que esta lucha la vamos a ganar”. Lo dice sin titubeos, pero con la seguridad de lo que viene “no es sencillo”..

¿Sientes que va a quedar en manos de la misma sociedad civil esta presión al gobierno? Desde la Mesa de la Unidad o de otros partidos que hacen vida en la oposición venezolana no se ve un alto nivel de convocatoria. 

–Porque se cerró ese capítulo. Eso ya no existe. El 20 de mayo (de 2018) fue el remate del 16 de julio (de 2017), que ya cumplió un año. El 16 de julio tuvo lugar el acto de desobediencia que ha habido en la historia de la humanidad, no solo en Venezuela. Fue espectacular. Los venezolanos dimos un mandato, que fue desconocido por un sector importante de la dirigencia política. Ahí se produjo un quiebre y la gente dijo “no más”. Yo arriesgué mi empleo, puse mi pellejo porque yo confié.

La sociedad venezolana entendió claramente que aquí queda una sola ruta, y de enorme fuerza, y donde obviamente es un tema ciudadano, no de partidos políticos. Pero también tenemos una responsabilidad y no la he dejado. Por eso voy a donde me piden que vaya, así me toquen 24 horas de carretera, porque asumo la responsabilidad de ratificar eso que los venezolanos están diciendo, que estos tipos no van a salir por las buenas. Hay que sacarlos.

Y hay que organizarse para el día después. Hay gente que dice que está es una Venezuela destruida, que faltarán generaciones para recuperarnos. Nada que ver. No es así. Es muy importante que los venezolanos sepamos que al día siguiente –y estoy siendo literal, a las 24 horas que Maduro salga del poder– comienzan a llegar a Venezuela alimentos, medicinas, insumos médicos, repuestos para el transporte. Está lista una operación.

–¿Se ha conversado?

–Claro, el mundo lo sabe. Mucho habría llegado aquí si el régimen lo hubiera permitido, pero como todos sabemos, el hambre y la miseria la provocaron a propósito. Ellos quieren que los venezolanos se vayan y que los que nos quedemos aquí nos convirtamos en unos esclavos, con la mano extendida, todo el día corriendo, porque así no tienes fuerza para enfrentar la dictadura. Eso les funcionó a los cubanos, y eso es lo que quieren reproducir. Pero hay un país de pie y de héroes, déjame decirte. ¿Cómo vamos a entregar nuestro país a una cuerda de corruptos criminales? Los que se tienen que ir son ellos, no nosotros, y este es el momento del remate.

–Hay muchos políticos que dicen que para que un régimen de estas características pueda, en efecto, irse, tienen que bajarse los costos de salida y tiene que existir algún tipo de negociación. ¿Piensas lo mismo?

–Totalmente. Acá tiene que haber incentivos claros para el quiebre de los sectores que han ido conformado esta red dentro del régimen. Que les quede claro que el que no lo haga será sancionado y tendrá un alto costo. Por eso las sanciones son tan efectivas. Pero que les quede claro que aquellos que deciden ponerse del lado de la Constitución, las leyes y el pueblo de Venezuela, también será valorado su aporte. Por eso yo muchas veces he dicho, estás a tiempo. Y yo creo que eso ha quedado muy claro dentro de la Fuerza Armada y muchos sectores dentro del oficialismo.

Tenemos que reencontrarnos alrededor de una ruta muy clara en la libertad, que parte por el desconocimiento total y la desobediencia total. Las dictaduras se sostienen en la obediencia de la gente. Si desobedecemos todos esto cae, y con la plena conciencia de que no estamos solos y que son fuerzas poderosas que están articuladas entre sí y que se están articulando con nosotros, porque esto sí es un tema de vida o muerte. Los Estados forajidos y fallidos no tienen fronteras. Mira cómo el drama de los venezolanos está llegando también a Colombia, Brasil, las islas. Son enfermedades, epidemias descontroladas, crimen, violencia. Venezuela tiene que regresar muy pronto, y lo vamos a hacer, a una nación ordenada, cohesionada y a una economía estable. Solamente así se va a detener esta hemorragia y haremos que regresen los que se han ido y Venezuela será un lugar de arraigo, donde nunca más alguien piense en irse.

Ahora, hay que hacer las cosas muy distintas y hay que asumir las lecciones. El socialismo no sirve, no funciona, ni aquí ni en ninguna parte del planeta. Tenemos que ir a una sociedad abierta, donde se estimule el mérito, el esfuerzo, el trabajo, la innovación. Esa es la Venezuela donde en cada rincón del país va a haber un emprendimiento, un mercado en desarrollo, donde van a venir inversiones inmensas. Nosotros necesitamos 20 mil millones de dólares al año nada más en el sector energético. ¿Te imaginas lo que eso puede generar en empleo y riqueza? Porque el petróleo bajo tierra vale “0” si no lo puedes sacar y convertir en bienestar, empleo y en otros productos que tienen valor comercial. Esa es la gran lección.

–Hablando de lecciones y reencuentro, ¿es posible algún acuerdo mínimo, al menos, entre la dirigencia opositora de la Mesa de la Unidad, esta nueva coalición de Henri Falcón, y la plataforma de Soy Venezuela, para encauzar las demandas sociales actuales?

–Tiene que haber un gran acuerdo entre los ciudadanos. Esto no es un tema de siglas. Cada uno de nosotros como venezolanos tiene que tomar una decisión. Si estás con la dictadura o estás contra ella. No hay términos medios. Hay solo dos posiciones.
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¿Piensas que dentro de la Mesa de la Unidad hay medias tintas?

–No voy a hablar de ninguna organización, ni siquiera de ningún partido. Creo que en todos los partidos hay gente honorable y gente que se ha quebrado. Al final cada uno de nosotros tiene que tomar una decisión de qué lado estoy. Eso se está creando y por eso surgió Soy Venezuela, con todo venezolano que esté comprometido y que no se vaya a quebrar ni desviarse de la ruta. Que dice “vamos a echarle pichón con los brazos abiertos”. No importa cuál haya sido tu posición en el pasado, pero es una coalición alrededor de principios, y por eso yo soy tajante en ese sentido. Todos, menos dos categorías: ni cómplices ni corruptos.

–¿Ha habido acercamientos desde Soy Venezuela con otros factores de la oposición?

–Ha habido todos los contactos que te puedes imaginar. Yo voy recorriendo el país y no te puedes imaginar cómo se me acercan dirigentes de otras organizaciones políticas, de gente que te dice “yo no estaba de acuerdo contigo, pero ahora creo”, y nos abrazamos. El tema no es mirar para atrás, sino seguir adelante. Pero eso sí, no podemos olvidar o desestimar que este régimen juega duro y tiene la tutela cubana y hace cosas perversas para quebrar. Las cosas más oscuras que hacen no son públicas, las hacen por detrás. Las amenazan, las chantajean, ofenden, hieren. La fortaleza fundamental que se requiere es ética, espiritual, que estamos convencidos que aquí nos unen convicciones. Podemos tener posiciones ideológicas muy distintas, como gente que creyó en el chavismo, pero que hoy sabemos que esto no puede continuar, que hay que pararlo ya. Estamos con los brazos abiertos a luchar juntos, pero ni cómplices ni corruptos. Eso es una línea de división y forma parte del sistema, no importa de qué color se pongan sus camisas. No voy a entrar en nombres porque no viene al caso.–A un año de la consulta popular, las tres preguntas planteadas por la MUD parecen no haberse materializado, salvo en la designación de los 13 magistrados del Poder Judicial, ahora en el exilio. ¿Cuál pudo haber sido la razón por la que no se ejerció este mandato? Siendo, además, el último momento en que se vio a la oposición unida. 

–Y estuvimos a un paso de lograr el quiebre. La tragedia es que hubo debilidad y desconfianza por parte de cierta dirigencia opositora en la fuerza de la sociedad venezolana. Ese fue el quiebre. Ahí nosotros dijimos hasta aquí, con relación a la MUD, cuando se desconoció el mandato del 16 de julio. Dijimos que era el momento de cumplirle a la gente y de reivindicar el mandato y el espíritu de ese día. Desde entonces es lo que hemos estado haciendo y lo que hacemos todos los días.

Eso sí fue una elección, fue un plebiscito con todas las fuerzas alrededor del mundo. Lo reconocieron 50 países alrededor del mundo mientras no reconocieron la farsa de la constituyente. ¿Y qué pasó? Salieron a participar en una farsa electoral convocada por la constituyente, violando el mandato del 16 de julio, y se sentaron en un diálogo que claramente era un engaño y que le dio tiempo y oxígeno a la dictadura. Yo tengo que enfrentar a esos venezolanos, yo sí les veo la cara y yo sí me siento corresponsable. Por eso, con más fuerza, hemos continuado. El 16 de julio efectivamente se tenía que cumplir.

Y por supuesto que iban a perseguir a los magistrados del TSJ. Eso era previsible, porque es una dictadura, pero son legítimos. Ahora, lo que es inconcebible es que la Asamblea Nacional que los eligió no les dé todo el respaldo que hoy requieren, cuando el mundo comienza a reconocerlos porque son legítimos.

Hay que hacer valer ese mandato y eso fue lo que la gente hizo el 20 de mayo. El 20 de mayo fue una ratificación del 16 de julio. Esa es una fecha que la tenemos que convertir en la fecha de nuestra nueva liberación, de la definitiva.

–¿Piensas que esta liberación de Venezuela pueda durar otros seis años más?

–Por supuesto que no. La situación es humanamente intolerable, moralmente inaceptable. Aquellos que dicen que en Venezuela no está pasando nada, será que no ponen un pie fuera de sus casas. Te lo puedo decir yo que viajo por carretera. Aquí hay más de 80 protestas diarias y la mayoría de la gente ni se entera porque no hay internet, los teléfonos ni funcionan, no hay luz o no hay medios que las reporten. Pero este es un país que está en ebullición y la gente está más clara, más unida y más decidida. Yo veo mucha indignación y tenemos el desafío de dirigir esa indignación hacia el responsable: Nicolás Maduro. Que sea todo el país unido contra estos criminales para que entienda que se tiene que ir y que toda Venezuela unida va a reconstruir una nación. Pero tenemos que haber aprendido las lecciones de estos años tan dolorosos.

 

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