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José Ángel Borrego: Se aprieta el dogal

 

Muchos pensaron, entre ellos este servidor, que la reciente providencia del Tesoro norteamericano relacionado con los Bonos 2020 de PDVSA flexibilizaban la sanción financiera que pesa sobre la estatal petrolera venezolana, Pero no es así. La medida tiene como propósito proteger a quienes confiando en PDVSA aceptaron cambiar sus bonos con vencimiento el 2017, por otros a vencer en el 2020 que adicionaron un atractivo acceso a las acciones de CITGO en caso de que nuestro Estado dejara de pagar a los inversionistas. Hasta ese trueque de papeles los bonos 2017 no podían accionar contra Venezuela por razones de soberanía de Estado, universales. Pero ante la sequía de divisas, PDVSA se vio obligada a permitir una ranura por donde pueden colarse pleitos judiciales en tribunales de USA contra de la mayoría accionaria de CITGO (51,1 %).

Pudiera pensarse que de aquí al 2020 hay mucho trecho, pero no es tan así. Primero porque las sanciones impiden a CITGO negociar papeles que burlen el acoso judicial. Y luego, porque la Economía Petrolera del país hace aguas en virtud de la fuerte reducción de la producción de crudo lo cual impide captar divisas. Y no se percibe en el horizonte una mejoría del cuadro crítico porque PDVSA necesita para ayer 100 mil millones de dólares a fin de adecuar las refinerías e incrementar la producción, lo cual se hace esquivo por las mismas sanciones norteamericanas.

La situación, aun vista desde este profano análisis es crítica. Muy crítica. Si se ahonda en circunstancias que manejan especialistas del tinglado económico observaremos que el dogal aprieta cada día más, agregando que mientras el precio del crudo se incrementa en el Reino Unido, Holanda, Noruega y el Mundo Árabe, en Venezuela la última semana se redujo en sensible proporción. Y los países “amigos” de Maduro también derivan del petróleo, especialmente Rusia que tiene una economía tan adherida al crudo como la nuestra; e Irán, que cual salmón, nada contracorriente.

Modestamente se nos ocurre que quedan pocas piedras que jugar en este dominó. Las opciones no existen. Maduro está entrampado y su vía de escape, que existe, es política. No hay de otra. O corre o se encarama en el cadalso.

 

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