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Luis Fuenmayor Toro: Por cuenta gotas y manipulando vergonzantemente

 

El programa de emergencia económica del Gobierno de Maduro ha sido informado por cuenta gotas, lo que ha hecho necesario referirse al mismo en varias ocasiones y siempre en forma muy parcial, pues se desconoce qué le será añadido en los días por venir. Es una forma de manipular a la gente, pues la desinformación es una manipulación de la peor especie, que busca, entre otras cosas, confundir y evitar la aparición de rechazos contundentes a medidas incompletas, inconexas y equivocadas. La propuesta no ha sido consultada ni discutida con nadie distinto de los genios fracasados del Gobierno, autores de la crisis actual, quienes eluden su responsabilidad o la encubren con referencias vagas y deshonestas a la criminal emisión de dinero inorgánico, como la de “nos tocó jugar así” o aquélla de “nos impusieron un capitalismo por debajo”.

El Gobierno también recurre a la desinformación dada la consideración de neoliberales que se hace de las medidas, sobre todo por sus más fanáticos seguidores cuyas críticas y desencantos conspiran contra la necesaria unidad gubernamental. Ya se habla del paquetazo de Maduro, lo cual le mortifica, pues es por allí que sus enemigos lo emplazarán a que responda de su traición al pueblo y al legado del Comandante eterno. No en vano Jesús Farías ya envió a las bases pesuvecas instrucciones de cómo enfrentar la acusación de neoliberal hecha del programa económico. Es claro que Farías también oculta sus propias manipulaciones del pasado, con las que siempre trató de justificar los exabruptos del alto gobierno, como ése de que la hiperinflación nada tenía que ver con la emisión de dinero inorgánico.

Sin pronunciarme sobre el fondo de las medidas tomadas, debo decir que varias de ellas están claramente emparentadas con los ajustes neoliberales tradicionales, que recuerdan el Consenso de Washington y los tomados por CAP II antes del Caracazo: 1) Incremento de cuatro puntos porcentuales del IVA, el impuesto más regresivo que existe. 2) La enorme devaluación habida del bolívar, al saltar el dólar 2.311,27 por ciento respecto éste. 3) Aumento exorbitante, aún no precisado con exactitud, del precio de los combustibles. 4) Exoneración impositiva de las grandes transnacionales petroleras y, anteriormente, de importadoras de maquinarias e insumos industriales. 5) Elevación futura de los precios de la electricidad y de todos los servicios y bienes, cuya producción dependa del uso de combustibles fósiles. 6) Elevación considerable, ya en marcha, de las tarifas del transporte público. 7) Aumento general de los precios de las mercancías.

El paquetazo de Maduro ha elevado nominalmente los salarios en forma importante y ha ofrecido pagar las diferencias de los incrementos al sector privado. Primero era sólo para la pequeña y mediana industria, pero a los pocos días se extendió a los trabajadores informales y a la gran industria, lo que no habla nada bien de la seriedad de las decisiones tomadas, pues han debido asumirse o no desde un principio y ser producto de estudios serios de la capacidad financiera del Estado. Además, no se sabe que pasará luego del lapso de los 3 meses de aplicación de este subsidio. Otro tanto ocurre con el bono de alimentación, el cual no fue ni siquiera mencionado en las informaciones iniciales. En este momento, han dicho, que calculan su incidencia, algo que ha debido ser considerado oportunamente. El déficit fiscal cero es una simple promesa estrambótica, que será violentada más temprano que tarde.

La principal pregunta, hasta ahora ignorada en las presentaciones públicas, es de dónde se obtendrán los recursos financieros, las divisas, los dólares esos que supuestamente respaldan al petro, para logra la sustentabilidad de todo el programa financiero presentado. PDVSA apenas produce 1 millón 200 mil barriles diarios, producción que va en descenso, y ésta es la única fuente real de divisas que ha tenido el país en el último siglo. O se produce y se vende petróleo o no habrá divisas para las importaciones forzosas, ni para el anclaje del bolívar soberano, ni para garantizar la existencia de un mercado libre de divisas, que elimine la devaluación permanente de la moneda y garantice la reducción de la hiperinflación. Olvídense de la derrota del siempre victorioso “Dólar Today”, si esto no ocurre.

El paquetazo no convence. No hay decisiones sobre las empresas expropiadas, hoy improductivas; nada se dice sobre las quebradas empresas de Guayana, ni sobre los controles compulsivos, ni de la seguridad jurídica de las inversiones, vitales para la producción, sin la cual no existe recuperación posible; ni sobre las acciones de soporte del transporte público, sin el que no se podrá acudir al trabajo. Nada sobre la atención de la emergencia sanitaria, pues con trabajadores enfermos es imposible ningún programa de reactivación económica. Del subsidio de los combustibles sólo se sabe que es discriminatorio y no es a los más necesitados, pues se basa en el carnet de la patria, así como que depende de dispositivos electrónicos que ya han fracasado en el país. El contrabando de extracción no será afectado por las medidas, pues los 100 mil barriles diarios que salen de los seis puertos de PDVSA continuarán indemnes, como bien lo sabe porque lo disfruta su junta directiva junto con parte del alto Gobierno. La corrupción continúa campante impidiendo o dificultando cualquier programa.

 

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