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Gerónimo Figueroa Figuera: Acuerdo de Quito es el mismo Grupo de Lima

 

La declaración de Quito con la que hacen tanta alharaca esta firmada, con excepción de Canadá que no asistió y Ecuador que se agregó, por los mismos países del Grupo de Lima que se reunieron por primera vez el 8 de agosto de 2017, los que en una de las tantas reuniones que realizaron acordaron desconocer la fraudulenta asamblea constituyente, las elecciones del 20 de mayo y retirar sus embajadores en Caracas, pero no cumplieron. Ahora con otro nombre se reúnen los mismos países con algunos actores diferentes con Duque como presidente de Colombia, pero esta vez para tratar el problema de la migración forzada de los venezolanos. El mismo musiu con diferente cachimbo

Los presidentes de estos países saben que con uno de ellos que lo haga es suficiente para que la Corte Penal Internacional actúe, pero con el argumento del consenso tienen mas de seis meses diciendo que ya hay tres o cuatro países que estarían de acuerdo con denunciar a Venezuela por crímenes de lesa humanidad y no lo concretan. Pasa el tiempo y la crisis humanitaria crece, pero al mismo tiempo de vez en cuando alguno de ellos, quizás comisionado por el grupo, con la excusa de no injerencia declara que no está de acuerdo con una intervención militar en Venezuela, distorsionando el significado del planteamiento cuando de lo que se trata es de una injerencia humanitaria.

En esa declaración no aparece por ninguna parte una condena al régimen de Nicolás Maduro como causante de la crisis humanitaria que viven los venezolanos que se ven obligados a huir del país para no morir de hambre, falta de medicinas, por la inseguridad sembrada como política de estado o seguir comiendo de la basura junto a su familia. El llamado documento de Quito solo presenta exhortos con poca fuerza pidiéndole al régimen venezolano que “procure” arreglar la situación de la documentación de sus ciudadanos para que no tengan problemas migratorios en los países que puedan acogerlos. Es como un poco de saludos a la bandera.

El documento también resalta que se “comprometen” a seguir recibiendo a migrantes venezolanos, pero al mismo tiempo condicionan que sigan llegando dólares y euros para poder atenderla. Pareciera que envían un mensaje diciendo que los 23 millones de dólares aportados por EEUU y los nueve millones de dólares de Canadá ya se agotaron, mas los 35 millones de euros aportados por Europa y otros 45 millones de dólares aportados por EEUU el 5 de septiembre en el debate de la OEA, no son suficientes. En esa danza de dólares y euros, con los migrantes durmiendo en plazas y carpas, a nadie le gustaría que se termine la fiesta. Como dicen los chinos, “si no hay lial no lopa”.

Dar ayuda humanitaria por parte de los países de la región a los venezolanos que salen huyendo por crisis económica, aunque no es una obligación legal si es una obligación moral en agradecimiento por tantos favores recibidos por ciudadanos de esos países cuando Venezuela era el país con mas oportunidades para progresar con una democracia solida que se enfrentaba a las dictaduras que imperaban desde  Guatemala hasta la Patagonia con pocas excepciones, siempre acogió a ciudadanos de otros países con mucha solidaridad y con brazos abiertos porque los venezolanos no tenemos en nuestra ADN odio ni xenofobia.

Es importante que el mundo sepa, especialmente los países latinoamericanos, que los venezolanos no están emigrando en este momento porque son chulos o porque quieren ir a quitarles el trabajo a ciudadanos de otros países, lo están haciendo porque en Venezuela la situación ya no da para mas por la tragedia sembrada por el régimen dictatorial. A nadie le gusta atravesar a pie la frontera con Colombia, seguir para Ecuador y Perú, solo lo hace la gente empujad por extrema necesidad de sobrevivir. O como lo hicieron Bolívar y Sucre con sus soldados a caballo o a pie, por el compromiso y la obligación de ayudar a liberar países pisoteados por el imperio español.

Atender la migración es importante como acción social y humanitaria para quienes lo necesitan, pero también es importante acabar con la situación que la genera. Necesitamos ayuda para derrotar la dictadura para recuperar la democracia y con ella la libertad

En Venezuela tenemos petróleo, diamantes, oro, hierro y bauxita en materia minera. También tenemos ríos, montañas y parques atractivos capaces para desarrollar una industria turística que genere empleos y riquezas para la nación. Pero lo más importante es su recurso humano para emprender un rumbo distinto al que ha causado la tragedia y convertirnos en el país de progreso que fuimos en el pasado. No queremos limosnas, que nos vean con lastima ni como invasores.

Necesitamos que el Grupo de Lima o Grupo de Quito, como lo quieran llamar que al final son los mismos, en vez de seguir hablando diplomáticamente con palabras matizadas que no conducen a nada, tomen acciones para presionar al régimen autoritario y obligarlo a ceder o abandonar el poder. Para nadie es un secreto que el régimen se sostiene sobre los hombros del alto mando militar que ordena reprimir con mucha fuerza las manifestaciones pacíficas de la sociedad que quiere cambio y los venezolanos no tenemos armas para enfrentar a soldados, guardias nacionales y paramilitares disfrazados de colectivos armados hasta los dientes.

A tal efecto queremos recordar que el presidente Rómulo Betancourt estableció como principio cero relaciones diplomáticas con las dictaduras militares, fuesen de derechas o de izquierdas, porque consideraba que no hay dictaduras buenas y malas. Es lo que en el mundo diplomático se conoce como la doctrina Betancourt. También queremos recordar que los presidentes Raúl Leoni, Rafael Caldera, Carlos Andrés Pérez, Luis Herrera y Jaime Lusinchi, en sus momentos, también combatieron a las dictaduras de los militares en Brasil, los Pinochet en Chile, los Videlas en Argentina, los Noriegas en Panamá y los Stroessner en Paraguay, entre otros. A cambio de eso, solo queremos que hagan presión contra la dictadura causante de la crisis humanitaria en nuestro país.

Queremos acciones no limosnas.

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