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José Ángel Borrego: Liderazgo por decantación

 

La oposición tuvo en apariencia una carta de líderes que habría satisfecho la más exigente expectativa de un país. Los había de cuanto color imagináramos. Cada partido, y hasta fuera de ellos, postulaba nombres variopintos en sus discursos que en ese momento tuvimos la imagen de esperanza pronta a la vuelta de los caminos del progreso y el desarrollo, interrumpidos, aunque institucionalmente, de forma muy abrupta por el “cambio de estilo” entre una democracia chucuta como la calificaron muchos y una democracia en descenso (ahora en caída libre) como dictan los aconteceres de la última década por lo menos. Los líderes más connotados de oposición fueron quemándose, no por presión del gobierno sino por actuaciones reñidas con la inteligencia. En ese deambular irracional que ha privado en las épocas recientes, se han perdido, junto a los avances logrados, los perfiles de quienes pretendieron ser líderes con pleno derecho a conducir los destinos de la patria, aunque, y lo dijimos tantas veces, sin propuestas de país acreditables.

En ese proceso que podríamos calificar de decantación apenas queda el liderazgo de Leopoldo López, que pese a un silencio obligado por la extorsión gubernamental, permanece en la memoria colectiva como un ejemplo poco común de dignidad política. Las encuestas en su totalidad reflejan el afecto del país por el líder de VP. La inclemencia de un régimen terrorista no puede permitir que Leopoldo ande por las calles del país “soliviantando” la conciencia del pueblo. Solo por esa razón se le mantiene cautivo e inhabilitado políticamente, aunque no han podido doblegar el espíritu del joven líder y menos aún la simpatía que vive entre los hombres y mujeres libérrimos de Venezuela.

Desde luego que el gobierno sabe que Leopoldo no incurrió en ninguno de los delitos que le imputó la ahijada de Diosdado. Pero igual está convencido de que Leopoldo es el único que le mete las cabras en el corral y por ello, hoy más que nunca, yende infame la daga criminal que pretende vencer lo indómito del jefe de VP.

Más pronto de lo que espera la canalla Leopoldo estará en libertad, liberado también de las cadenas humillantes de su carcelero particular y depositario de la expectativa de una nación que necesita un líder. Este filtro decantador hizo posible que hoy sepamos que Leopoldo será presidente de este país en una transición que requiere, junto a él, de la capacidad intelectual de los mejores hombres.

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