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Arturo Molina: La voluntad ciudadana no se limita

 

Los ciudadanos que tienen ejemplo de familias que han actuado con respeto, impulsando valores y principios para la convivencia sustentada en la libertad de expresión y la pluralidad, son en esencia quienes conforman la mayoría del país, y por ende apuestan al rescate de la democracia como sistema político para alcanzar crecimiento y desarrollo sociopolítico y socioeconómico.

Las pretensiones de una representación minoritaria de vulnerar los derechos de esa mayoría, están recibiendo el desplante de sus propios seguidores, quienes rechazan abiertamente la manipulación asumida con descaro por el oficialismo al pretender comprar la conciencia ciudadana con dádivas, y posteriormente someterlos a las injusticias de la pobreza y la dependencia gubernamental.

El régimen ha creado toda clase de absurdo para beneficiar el delito. Así en 20 años de usufructuar el poder, ha apostado por el incremento de la delincuencia. Los amigos de lo ajeno roban libremente a cualquier hora del día o noche, convirtiéndose en amenaza pública, pero de ello se hacen los ciegos los oficialistas. Quienes cometen el delito pareciera ser son altos panas de los funcionarios de seguridad ciudadana y están autorizados para realizar fechorías en busetas, calles, avenidas, veredas, barrios, urbanizaciones, escuelas, universidades, semáforos, estacionamientos. No hay aplicación de política pública para contrarrestar ese flagelo, la que “existe” es para profundizarlo.

El apoyo a la corrupción es materia a revisar por las personas en el contexto del sistema colectivista. Funcionarios adscritos a cuerpos de seguridad han sido denunciados por los ciudadanos ante el atropello al que son sometidos permanentemente en alcabalas o en su libre tránsito, para persuadirlos de entregar dinero, o lo que produce, lo contrario pueden ser acusados de violar la norma, no importa si eso es verdad o mentira, lo que vale es el pago, y  de demorarse en hacerlo efectivo, puede ser objeto del incremento de la solicitud económica, hasta llevarla a divisa extranjera, bien con el dólar, euro o el peso.

El aumento en los servicios públicos es el ala que mueve el régimen para terminar de extraer de los bolsillos de las personas los poquísimos recursos económicos que recibe y hacer a los funcionarios cómplices de sus planificadas acciones, y si se niega a hacerlo, es sacrificado en nombre de la justicia injusta, pero justa para los revolucionarios siglo XXI.

La distracción es permanente como estrategia gubernamental para evitar la protesta ciudadana. La crisis humanitaria ya no es escondida, pero se disimula con propaganda. El pago del salario ya no es quincenal porque la moneda nacional se volvió sal y agua, y se anuncia semanalmente pretendiendo engañar una vez más a las personas. Largos 20 años han pasado con el mismo anzuelo y distinto nombre, pero, la voluntad de los ciudadanos por alcanzar los cambios en democracia no logran limitarla los mercaderes de la política.

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@jarturoms1

www.jarturomolina.blogspot.com

 

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