Joseph Borrell; Canciller de España, propuso que por el momento no se tomen nuevas medidas contra el gobierno venezolano y que la Unión Europea impulse el diálogo para resolver la crisis política de nuestro país. De inmediato líderes criollos le cayeron en cayapa demonizando la iniciativa de Borrell, que aun siendo un testigo lejano está tan enterado (o más) de lo que acontece dentro de la frontera venezolanas la cual no es precisamente una escuela de liderazgo político sino por el contrario un berenjenal incomprensible de imprudencias (por decir lo menos) de toda índole que han dado al traste con las expectativas de un país que hoy, según todas las encuestas, reprueba la actuación de los partidos opositores y sus jefes, con un par de honrosas excepciones.
¿Qué había que hacer? Tomar la palabra de Borrell y pedirle que promueve en la UE ese diálogo, peerooo con presencia de testigos o acompañantes confiables donde se excluya a Rodríguez Zapatero a priori y a todos cuantos antes participaron y se invite a delegados de la UE, ONU OEA y Grupo de Lima. Esa sola exigencia, que Borrell sabría apreciar, demostraría al canciller con quién se enfrenta en Venezuela.
El muerto de Saab; Por exigencia de Maduro (deducción obligada) Tarek Saab hizo suyo a Fernando Albán como bandera de su fiscalía. Esgrime poseer pruebas testimoniales de 6 “testigos” funcionarios del Sebin, que aseguran haber visto a Albán saltar al vacío. ¿No será que esos testigos empujaron a Fernando? Porque no se explica cómo es que el fiscal es el único que defiende con tanta vehemencia un “suicidio” que nadie cree. Ahora Tarek encontró en el teléfono de Albán cientos de “pruebas” que lo incriminan en el “magnicidio”. Un dirigente de la talla de Albán no descolló por ser lo imbécil que sí es Tarek. Albán sabía que todas las conversaciones por celular son grabadas por la policía política. Albán no era caído de la mata como Tarek pretende que creamos. ¿Qué hay tras lo pérfido de Saab? ¿Dólares…?